En busca de una Nave Gummi

Casi en el mismo instante en el que los jóvenes entraban por las puertas de la tienda de naves Gumi, la campanilla que se encontraba sobre la puerta sonó con un agudo tintineo y un leve gritito, así como el sonido de algún objeto cayendo al suelo se pudo oír proveniente de la trastienda.

-¡Clientes! ¡Toma ya!

La extraña joven, la cual aún no podían divisar los tres chicos que acababan de entrar debido a que no se encontraba en su campo de visión, comenzó a tatarear una extraña melodía mientras parecía recoger aquello que se le había caído. Se oyeron los patos de unas toscas botas al pisar la madera de la que estaba hecha la trastienda de aquella vieja tienda, ya que crujía. Según le habían contado, la anterior propietaria, una tal Anju Main, había desaparecido en misteriosas circumstáncias, y que por eso nadie había adquirido la tienda hasta aquel momento, pensando que estaba maldita o algo por el estilo. Sin embargo, Nana no creía en aquellas estupideces y había visto en el bajo precio de aquel edificio una gran oportunidad para hacer dinero para subsistir y, sobre todo, poner a prueba los dotes de mecánica que su querido padre le había enseñado con tanto tesón.

La puerta que conectaba la trastienda con la parte delantera del Emporio (el cual, en realidad, no era más que una pequeña tienda, no tenía sucursales ni nada por el estilo), y colocó fuertemente las dos manos sobre el mostrador, provocando un fuerte ruido en todo el lugar, como si estuviera enojada por alguna razón; nada más lejos de la realidad. Les sonrió con ganas a los tres chicos que se encontraban en aquel lugar, dio un rápido giro con la mano derecha y una manzana de un vivo color verde apareció en su mano como si siempre hubiera estado allí. Le dio un rápido mordisco con ímpetu, masticando con los ojos cerrados, como si aquella manzana fuera todo un manjar, y volvió a observar a los chicos con renovada vivacidad en sus ojos.

-¡¿Qué desean?! -preguntó de manera estridente, con una voz chillona más propia de un niño que está a punto de comprarse un nuevo videojuego. Aunque era evidente que había ido a aquel lugar a adquirir una nave gumi, o en menor medida a reparar la que ya poseyeran, siempre había querido decir aquellas palabras, aunque tal vez el ímpetu con el que desarrollaba su trabajo espantaría ligeramente a aquellos que habían llegado a solicitar los servicios de Nana Macne. Sin embargo, ésta, en su emoción por tener clientes, no se daba cuenta de lo que estaba sobreactuando.

Se mantenía aún con una gran sonrisa, mostrando sus blancos dientes, esperando que alguno de aquellos chicos dijera algo.

Justo después de Lillia entró Felis,sujetando la puerta para que pasara Cecil sin dificultad,esa tienda parecía bastante descuidada,casi todo estaba desordenado y lleno de polvo,no paraba de observar toda la tienda hasta que despertó de golpe por un fuerte ruido proveniente del mostrador. Girándose después de ese pequeño susto vio a una joven de cabellos verdes comiéndose una manzana verde.

Son mis preferidas...pensó mientras se le caía la baba

De pronto:

<<¡¿Qué desean?!>>dijo la chica con muchas ganas.

Felis se sorprendió del empeño que le ponía a los clientes,puede que siempre sea así de amable,o simplemente hace mucho que no tiene clientes y se alegra demasiado de vernos.Pero Felis,a pesar de la pregunta de la chica seguía embobado con la manzana.

Cecil entró al lugar agradeciéndole el gesto de bondad a Felis, tras pasar un rato se presentó una joven de verdes cabellos comiendo una manzana verde, Observando a Felis en aquel instante pudo notar que o bien le agradaba aquella chica.... o bien le agradaba aquella manzana.... aquella joven detuvo la observación con una enérgica entrada
-¡¿Qué desean?!-
parecía que aquella muchacha debía ser víctima de un temible aburrimiento o llevar mucho tiempo sin ver a un cliente, a pesar de aquello desprendía una gran simpatía natural... tomando una iniciativa típica de alguien que quiere ayudar a los demas Cecil se acercó un poco al mostrador con un paso firme y decidido, miró a la chica con su brillante mirada y dispuso a responderle
-Mis amigos y yo estábamos buscando una nave Gumi-
Esperando la respuesta de la joven o de algo que pudiese añadir Lillia, Cecil desvió la mirada por un segundo hacia su compañero Felis, observándole nuevamente y contemplando como este seguía embobado por algún motivo. Cecil estaba intrigado

Nana seguía sonriendo con simpatía a aquellos tres jóvenes, esperando a que anunciaran si deseaban una nueva nave Gumi, que repararan una estropeada que ya poseyeran con anterioridad o simplemente habían llegado al lugar curioseando y solo miraban, al menos por el momento. Sin embargo, parecían venir con las ideas claras, ya que el joven albino dejó bien claro desde un principio que venían a buscar una nave. Sin embargo, aquello aún no despejaba las dudas de la propietaria del Emporio; aún le quedaban dos opciones de las que había pensado en un principio.

Advirtió en aquel momento la mirada embobada que le dirigía el que parecía, al menos a ojos de Nana, el más jovencito del grupo. Le sonrió amablemente, siendo capaz de identificar, como no, siendo una experta en manzanas, el punto exacto que contemplaba con tanta pasión y parecía agradarle increíblemente. Una vez más, giró la mano de manera que nadie pudiera ver la manzana que sujetaba, y al segundo la esmeraldada fruta mordida parecía haberse dividido en tres manzanas exactamente iguales, solo que solo una de ellas mantenía el mordisco original, y la joven vendedora de largo cabello verdoso estaba haciendo malabares con las frutas.

-¡Bienvenidos al Emporio de la Nave de Nana Macne! Les atiende Nana Macne, como es obvio -soltó una leve risilla, y lanzó las tres manzanas restantes (las que no estaban mordidas), una en dirección a cada cliente, esperando que fueran capaces de cogerlas, ya que tenían pinta de ser guerreros o algo parecido. Si resultaban ser incapaces de usar los reflejos debidamente para recoger una manzana al vuelo no esperaba que tuvieran demasiadas oportunidades contra los Sincorazón que acechaban por todos los mundos. Aunque realmente lo hacía para darle una alegría a Felis-. Perdón por no haberme presentado debidamente con anterioridad, estaba algo emocionada -sacó la lengua y se rascó la coronilla, avergonzada-. Y ahora decidme, muchachitos, ¿queréis adquirir una nueva nave Gumi o venís en busca de una que dejastéis anteriormente para ser reparada? -preguntó con cordialidad.

La chica rubia, que por alguna razón daba la impresión de ser la líder del grupo, se adelantó a los demás, dejando claro de una vez por todas que lo que querían era comprar una nueva Nave. Nana sonrió ampliamente de nuevo, dándole otro mordisco a su manzanita con entusiasmo.

-¡Bien! Decidme, ¿queréis una nave familiar, con compartimentos para vivir el día a día? Tengo una con tres dormitorios y un baño de lo más lujos... ¡O tal vez preferiréis una nave crucero! ¿Pensáis montar una agencia de viajes? ¡Oh, pero que estoy diciendo! ¡Obviamente sois unos jóvenes valientes en busca de aventuras! ¡Seguro que os encantará la nave de combate para tres que tengo al fondo a la...!

En aquel momento, la chica rubia dejó sobre el mostrador una boina verde repleta de platines. Nana contempló un segundo aquel extraño compartimento donde guardar el dinero con una expresión aparentemente neutral... y de pronto dejó caer la manzana y dirigió sendas miradas a cada chico, extrañada. De pronto comenzó a reir alocadamente, pasando al otro lado del mostrador de un ágil salto y dándole unas palmaditas en la espalda a la chica.

-¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡Que graciosos! ¡Ja, ja, ja, ja, ja! Muy buena, bonita, pero ahora en serio... ¿y el dinero?

Spoiler:

Desde el primer mordisco a esa deliciosa manzana Felis ya le había echado el ojo,por un instante la manzana había desaparecido en las manos de aquella chica,sin embargo aparecieron más y una de ellas acabo en las manos de Felis,aquello era el cielo para él:

MUCHISISIMAS GRACIAS ¡¡¡¡ dijo alegremente mientras la devoraba.

A cada mordisco que daba se llevaba casi media manzana,no duró mucho en las manos de Felis,acabó rápidamente en su estómago,había conseguido saciarse bastante.

Después de presentarse de esa manera increíble cambió totalmente la imagen anterior que tenía Felis de ella.
Nana comenzó a hablar entusiasmada sobre que nave queríamos pero sin embargo Felis no captó del todo lo que dijo debido a lo entusiasmada que estaba.De pronto Lillia dejó sobre el mostrador la boina con el dinero,Felis tenía la esperanza de que fuera suficiente,sin embargo se sintió muy avergonzado al darse cuenta de que no lo era,el no era ese tipo de personas que se van sin pagar,además es vergonzoso para él no tener suficiente dinero una vez que has "encargado" lo que deseas.

De pronto no se le ocurrió otra cosa que hacer:

-!!ja ja ja¡¡,lo siento es que Lillia es muy bromista-gritó de mientras soltaba una risa un tanto falsa.

Rápidamente Felis agarró a Lillia del brazo para alejarla un poco del mostrador,pero antes de eso mostró una sonrisa a Nana para que tenga la sensación de que no hay ningún problema.

-¿Que hacemos?,¿No deberíamos ir a por mas dinero?¿o a caso nos quiere timar?-susurró a Lillia y a Cecil.

La opción de timar era desagradable para él,una persona tan amable como Nana no debería ser así,sin embargo el no entiende demasiado de precios,por eso pregunta a sus amigos.

La joven miro a la gente de la zona, por el comentario de su nuevo amigo Marik era evidente que los conocia, Nimu solto la mano de su amigo al sentir una estraña censacion de verguenza.

-¿Cuanto vale una nave gumi en esta zona?-

Dijo mientras miraba a la peliverde que andaba detras del mostrado, en ese momento puso sus dos manos detras de la coronilla para agilmente empujar su pelo largo hacia atras dejandolo caer nuevamente caer suavemente sobre esta.

Cecil quedó asombrado por la agilidad con la que aquella joven peli-verde manejaba las manzanas, parecía tener mucha práctica en ello...
una de las que lanzó acabó en manos de Cecil, el cual hizo una leve reverencia a modo de agradecimiento, pero no sin quedarse anonanado por la actuación que la joven llevó a cabo en cuanto vió la boina con el dinero... aquella muchacha comenzó a reírse de forma desmesurada, como si de una broma se tratara....

Felis les susurró si era poco dinero o aquella joven quería timarles... desde hacía un tiempo Cecil sospechaba que el dinero que había en aquella boina no sería suficiente para comprar la tan preciada nave gumi...

-Tengo la sensación de que una nave nos costará más de lo que llevamos- dijo en tono serio y algo desganado

para sorpresa de todos, alguien se introdujo en medio de aquella escena tan abstracta, era la silueta de dos jovenes, de los cuales uno de ellos le resultaba familiar, según se acercó cecil lo identificó....se trataba de aquel joven timador de hace un rato.... la cuestión era, acaso el también quería una nave gumi para exterminar el mal? o es que intentaba timar a aquella joven de oscuros cabellos y joviales ropajes que le acompañaba?

Cecil pensó que lo mejor en aquella situación era esperar a ver que sucedía a continuación con aquella nueva escena, en la cual el joven de dorados cabellos estaba mostrando una amable expresión mientras la chica tímida que le seguía preguntaba por el precio de la nave...

-Será mejor que esperemos a escuchar el precio, ya que esa joven lo acaba de preguntar- susurró a sus compañeros, mientras mostraba una mueca de cansancio....

Nana trató de serenarse, dándose un par de golpecitos en la barriga, como si acabara de pegarse una comilona, mas no pudo evitar volver a sonreír, satisfecha, cuando contempló a Felis tan emocionado por la manzana regalada. Su sonrisa se amplió aun más cuando el mismo chico que observaba se rió, alegando que su compañera era muy bromista, tratando de integrarse en el pequeño grupito de viajeros aunque probablemente no les volviera a ver. Siempre era bueno hacer nuevos amigos, y últimamente no pasaba demasiada gente por la tienda, lo cual aburría a la vendedora.

Notó como el trío se apartaba en actitud sospechosa y se reunía para hablar de algo. Nana sonrió, traviesa, dispuesta a escuchar a escondidas su conversación, como si fuera la amiga cabrona de toda la vida. Sin embargo, la aparición de otras dos personas en el local le obligó a apartar la atención de los tres primeros. Eran un joven rubio y una chica que llevaba el uniforme escolar del instituto que se encontraba alrededor.

-¡Bienvenidos al Emporio de la Nave de Nana Macne! -exclamó una vez más, emocionada. Aquel día parecía que iba a hacer caja. El chico se dirigió hacia Lillia, Felis y Cecil; al parecer les conocía, mientras que la jovencita preguntó directamente el valor de una de sus preciadas naves-. Bueno, si tenemos en cuenta los materiales, tanto del exterior ---coberturas, armadura y demás, y la pintura, porque las naves aburridas nunca las compra nadie--- como la maquinaria interior ---motor, reguladores de energía calorífica, elementos de auto-reparación para emergencias...--- y, para no aburriros con tecnicismos, demás aparatos tanto ofensivos como defensivos, la más barata rondaría entre... los diez mil y los veinte mil platines -contestó con una amplia sonrisa-. Aunque parezcan estar hechas de piezas de lego por alguna razón que nunca he comprendido por mucho que me lo explicasen, los materiales son caros; es una nave espacial en toda regla, no un juguete -dijo, ya más seria-. ¡Chicos! -pegó un leve brinco, dirigiendo la mirada hacia el trío aun reunido-. ¿Habéis decidido ya lo que queréis o les atiendo primero a ellos? -preguntó con jovialidad, balanceando brazos y piernas como una pequeña niña hiperactiva, ansiosa por hacerles un tour por el taller y mostrarles los diferentes tipos de naves gumi.

Soltó una risilla traviesa, tratando de recordarse a sí misma que no debía hacerles una explicación completa sobre las naves Gumi, que eran clientes, no inspectores a los que les tenía que contestar a todo un improvisado examen oral. Sin embargo, era incapaz de hacer menguar su pasión por las naves. Seguramente comenzaría a hablar sin parar y alguno de los chicos tendría que llamarle la atención para que cesara aquel sermón que a nadie le importara. Se golpeó la cabeza flojito, sacando la lengua y cerrando los ojos con la cabeza agachada, avergonzada... a pesar de que aún no había ocurrido nada de las escenas que se estaba montando en su alocada mente.

Para sorpresa de Felis,apareció de nuevo el chico de antes junto con una chica de cabellos castaños bastante mona.

Hola. ¿Qué, Todavia buscando una nave?-Dijo el joven de cabellos ambarinos,pero Felis no tenía intención de responder,no quería relacionarse mas con él,no le parecía una persona conveniente,así que dejó esa pregunta para que la respondan sus compañeros.

Afortunadamente la joven de cabellos castaños preguntó el precio de una nave gumi,cosa que les hacía mucha falta a los tres viajeros,deberían alcanzar alguna cifra razonable,y a lo mejor podrían negociar con Nana.Sin embargo Nana comenzó a soltar palabras,las cuales no entraban en la cabeza de Felis. . . pero todo le parecía muy caro aun sin saber lo que era cada cosa,en ese momento no era posible pagar una nave gumi,o eso pensaba él.

¿Habéis decidido ya lo que queréis o les atiendo primero a ellos?-Preguntó Nana,sin embargo lo que hizo Felis fue acercarse al mostrador lentamente,con la cabeza apuntando hacia el suelo como si se tratara de un martirio para él,y cogió el poco dinero que habían reunido con esa "actuación".

No te preocupes¡¡,no tenemos prisa,vamos a recontar todo nuestro dinero y a pensarlo mejor.Le dijo a Nana con una sonrisa en la cara.

No tenía ni idea de donde sacar mas dinero o alguna otra alternativa,en ese momento Felis esperaba que se les ocurriera algo a sus compañeros.