La nave gumi

Ethan controlaba fácilmente la nave. Parte de su entrenamiento como "Caballero de los Mundos" era manejar una nave gumi, y ésta no difería demasiado del modelo que había usado siempre, el modelo que su hermana Fátima había usado para escapar.

Mientras daba una pequeña vuelta por el espacio para comprobar todos los accesorios de la nave, probó la gasolina, probó la aceleración, comprobó los frenos, comprobó el sistema de reconocimiento de planetas, compruobó las rutas que se hayan hecho anteriormente, comprobó el sistema de defensa contra cuerpos externos, comprobó el lanzador de protones para exterminio de meteoritos...

Y pensaba mucho en Fátima. Fátima, rebelde pero amable, de una bondad inconmesurable. Fátima, capaz de mil y una travesuras, de un corazón indomable pero sincero. ¿Por qué Fátima había escapado? ¿Era algo que sus padres no le habían contado? ¿Habría escapado con algún amante?

Cuando comprobó el sistema informático, observó que estaba protegido. Ya había mirado las rutas anteriores, que consistían en varios simples viajes al País de las Maravillas. Ya sabía pues qué visitar si las cosas se torcían... Pero el sistema informático no se parecía a nada que hubiera visto antes.

- Sucia perra... - Dijo el joven - Me pregunto qué es lo que no me dejará hacer

-Tú, nuevo Tekei.- Una voz se le figuró en la cabeza como una pesadilla a Ethan. -¿Cual es tu nombre?- su voz sonaba femenina e imperativa. aunque la familia Tekei juró desde hace mucho tiempo servir a la reina de la oscuridad en su propósito, Ethan no la había conocido jamás, y para él era un ente supremo del que hablaban sus padres en su infancia, a quien debía servir y obedecer. Maléfica, la bruja de las tinieblas.

Un cuervo negro como la más oscura noche se posó en los mandos bloqueados del copiloto y unas rúblicas sombras aparecieron desde la espalda de Ethan, dándole ahora a percatar de una presencia tras de él...

¡Dios de todos los creyentes y diablos de todas las religiones! ¡Maléfica! ¡Ahora! Ethan siempre había estado preparado para servirla pero nunca había esperado hacerlo de verdad. Es más, había aceptado la misión con la esperanza de encontrar a Fátima, más que con el deseo de entrenar a Raizzen.

¿Y la bruja sería capaz de leer sus pensamientos ahora? Según le habían contado, era muy probable. Ethan no se atrevió a usar su magia "Astra" para bloquear su mente ante la bruja, pero como las tácticas ante la dominación mental eran casi la segunda parte de su largo entrenamiento de más de 10 años, empezó a repetir salmos árabes para sí mismo, de forma que en su mente, aparte de nerviosismo, sólo había salmos árabes. Poco a poco se fue calmando y se dio la vuelta, para afrontar la horrenda visión de la bruja.

No es que fuera horrenda, sencillamente el pavor y el tremendo poder que exhalaban sus sombras hacía que su simple visión hiciera que Ethan tensara sus músculos, no preparado para la batalla, si no para un castigo o la propia muerte.

- A sus órdenes, señora. Obedeceré con mi vida si es preciso de acuerdo al pacto con los Tekei tal como marca la tradición de la familia con tu ensalmo mágico. Estoy listo para serviros.

Y así era, en realidad. Para aquello que se había preparado durante toda su vida, para aquello para lo que rezaba, aventuras y retos para sí mismo, había llegado. Estaba más que preparado.

*La figura imponente que se acoplaba majestuosamente en un de los asientos de la nave ahora cerraba los pápados con cierta indiferencia hiperextendiendo las cejas...

-Sí, pero no has contestado a mi pregunta- Éra el indicio que Ethan necesitaba para saber que Maléfica no podía interactuar con la mente de otras personas, por lo que el engaño era factible, pero su imponente semblante evitaba cualquier tipo de engaño. En algñun momento la hechicera abrió los ojos y le dijo:

¿Dónde está el Du´order? Llevame ante él- Decía de manera imperativa a la vez que el cuervo graznó desde la diestra de Ethan, aún apoyado en los controles del copiloto.

- E-Ethan, señora. Mi nombre es Ethan - El joven comprendió que no podía leerle la mente, o quizá pudiera pero sólo algunas veces. Se relajó un poco por ello y dejó de recitar mentalmente los salmos árabes.

¿Dónde está el Du´order? Llevame ante él- Dijo Maléfica de manera imperativa a la vez que el cuervo graznó desde la diestra de Ethan, aún apoyado en los controles del copiloto.

- Do'Urden, señora. Le llevaré a él inmediatamente, en cuanto bajela nave.

"Y cuando llegue, espero que esa tal Anju esté preparada para lo que le espera si no me da la clave del sistema informático", pensó.

Off: (Continuamos en el otro post con Anju y Raizzen)