[Privado] Y ahora... ¿qué?

*Era extraño que se sintiera de esa forma, como si algo le llamara o le pidiera ir a Ciudad de paso, había dejado a Eric en aquel mundo tenebroso de Halloween pero por lo poco que lo había visto sabia que era fuerte y no necesitaba tanta ayuda, sabia que se toparían otro día, ademas ella se lo dijo.

Salio rápido de aquel mundo llegando aquí donde dejo su pequeña nave escondida en su escondite de siempre (?), bajo y comenzó a caminar por el lugar, solo dejándose guiar por el viento.
Ya tenia un rato caminando y solo veía a las personas de siempre, era...aburrido, por un lado se arrepentía de haber dejado una aventura por seguir esas extrañas sensaciones pero de la nada sintió que le voltearon la cabeza dirigiéndose hacia un punto en especifico*

Miia?

*Se cuestiono a si misma al ver a la chica ahí. No se equivocaba, sabia que era ella. Una gran sonrisa se dibujo en sus labios y más animada que antes salio corriendo en dirección hacia ella.
Sabia que no habían convivido mucho pero si no fuera por esa chica, Leks no se hubiera podido defenderse sin Amilinne.
Se detuvo a unos metros antes de llegar con la otra chica, respiro hondo e intentando tranquilizarse ya que estaba agitada para poder hablar bien*

Buenas señorita jeje *dijo divertida* Qué haces aquí tirada?

*Se puso junto a la chica sonriendole ampliamente. Acomodo su boina y el estuche de la espada, donde estaba Amilinne*

(off: sin inspiración xD)

Llevaba en aquel lugar varios minutos, completamente perdida. Sabía que en aquel mundo tenía que hacer algo crucial para su misión personal, aquella que se impuso a sí misma en Agrabah hacía ya tiempo, se lo había dicho el espectro rubio, pero... ¿en qué lugar de Ciudad de Paso? Sacó de su bolsa la preciosa piedra preciosa con forma de "X" que halló en el desierto, un zafiro con una forma tan perfecta que el hecho de que fuera natural era completamente imposible. La luz del sol hizo que la piedra brillara con varias gamas azuladas cuan la joven levantó el brazo para observarla mejor, reflejándose en el agua de la fuente. Miia suspiró, y bajó el brazo. ¿Qué podía hacer? Esbozó una débil sonrisa, imaginándose a sí misma preguntando a los habitantes de aquel mundo casa por casa si sabían algo de la "X".
Suspiró, resignada. Tendría que rendirse y volver a su entrenamiento diario para derrotar al Espectro. Observó aquel tesoro de nuevo, emitiendo un nuevo suspiro, esta vez más largo. Era tan difícil deshacerse de una meta a la que tanto empeño le habías puesto para llegar...

Se volteó y extendió el brazo con la gema en dirección al agua de la fuente, con un gesto inexpresivo en el rostro, con la intención de lanzarlo y no volver a saber de aquello nunca más... Apretó con fuerza la "X" en su puño. No podía... No después de todo lo que había sufrido...
Una repentina alegre voz sorprendió a Miia, que cerró los ojos con fuerza y gritó, pegando un salto y soltando la piedra preciosa, que comenzó a hundirse en la fuente.

-¡Rayos, no! -gritó la peliazul sin siquiera mirar quien le había pegado tal susto, introduciendo la mitad superior de su cuerpo en el agua en un acto desesperado, casi reflejo, ya que con haber metido un brazo hubiera sido bastante. Tras unos segundos buscando a tientas su tan importante objeto, salió del agua con una sonrisa triunfal algo estúpida, ya que estaba empapada de la cabeza hasta la cintura-. ¡Lo recuperé! Oh... -musitó, comprobando el estado de su pelo y su ropa, frunciendo el ceño y suspirando, dejando caer sus hombros-. Soy toda una estúpida... Me he estropeado el pelo y la ropa... Muy bien Miia...

En ese momento recordó que alguien le había saludado anteriormente, la voz por la que se había sobresaltado tan patéticamente. Lentamente, se giró para ver quien había sido, y vio a Leksi. La había conocido hacía bastante tiempo, en Vergel Radiante, cuando visitó a Merlín el Mago, y le confió la espada azul de nombre Amilinne que le dio aquel espectro rubio. Más tarde la salvó del incorpóreo llamado Marluxia junto a una maga llamada Alice, cosa que siempre le agradecería enormemente a ambas. Al recordar a aquel misterioso chico en el que confió y luego resultó ser uno de sus mayores enemigos no pudo evitar apretar fuertemente los puños, mas los relajó enseguida para que Leks no pensara que estaba enfadada con ella. Sonrió torpemente, apartándose de la cara los mechones de pelo empapados

-¡Hola, Leksi! Cuanto tiempo sin verte, je, je... Te daría un abrazo, pero estoy algo mojada... Siento mucho el barullo que he montado solo por tu saludo, estaba en otro mundo, perdóname -dijo solemnemente, inclinándose a modo de reverencia para pedir perdón-. Y... Dime... ¿Qué te trae por aquí? ¿Te ha sido útil la espada? -preguntó amablemente, tratando de dejar a un lado el embarazoso tema del estúpido espanto, ya que no había oído la pregunta formulada por la morena.

*Se había sorprendido por tantas acciones seguidas por parte de Miia que no podía decir ni una palabra, solo se quedo sonriendo (con la típica gotita anime cayendo por su cabeza).
Recorrió a la chica con su mirada, notando como sus ropas se iban mojando poco a poco a causa de que todo su largo cabello caía escurriendo agua por su cuerpo. Por un momento más se quedo callada para después soltarse a reír*

Jajaja ooo Miia que divertida eres jajaja

*Y conociendo bien a Leks, no le importaría estar un poco mojada, prefería darle un abrazo como parte de su saludo. Se separo y se sentó junto a la otra chica aun riendo, sus ropas se habían mojado un poco pero la verdad no le importaba*

No te preocupes Miia, la verdad me alegra que estes bien y yo...bueno solo paseaba, algo me dijo que viniera aquí pero no se que jeje

*Pero ante lo dicho sobre la espada, giro un poco su cabeza para mirarla un poco*

La verdad, me a ayudado de más, si no fuera por Amilinne seguro ya estuviera muerta jeje

*Roso un poco el estuche de la espada con sus manos recordando que antes ahí dentro se encontraba su vieja espada de madera que le dio su padre*

Y tu que me dices? Por qué tan perdida? jeje no, espera, primero...

*Si Miia se quedaba empapada tomaría un resfrió y la verdad Leksi no quisiera eso ya que enfermarse detenía las aventuras y para chicas como ellas, eso era caótico. Se puso de pie casi de un brinco e hizo aparecer su Are Cont en su mano derecha la cual extendió al cielo y con un giro creo una leve pero potente brisa la cual las secaría a ambas, una brisa que no lastimaría aun con su alto movimiento.
Cuando termino le sonrió ampliamente a la chica y se volvió a sentar frente a ella para que ahora si pudiera contestar a sus preguntas*

Al principio, Miia se sorprendió al ver como Leks comenzaba a reirse del lamentable estado en el que se encontraba la peliazul, pero no pudo evitar unirse a sus risas, algo más débilmente, al darse cuenta de que su aspecto actual debía ser la mar de gracioso. Tras las carcajadas, ambas aventureras se dieron un amistoso abrazo, a pesar de lo empapada que se encontraba una de ella, provocando que Leks también mojara sus ropas aunque no pareció darle mayor importancia.
Ambas se sentaron apoyadas en la estructura de la fuente, aún risueñas, y comenzaron a charlar. Sonrió ante la respuesta de Leks sobre la razón por la que se encontraba en aquel lugar, imaginándose perfectamente a aquella alocada joven yendo hasta el fin del mundo por una corazonada y también miró el estuche de Amilinne, como un acto reflejo, cuando su compañera lo observó.

-Ja, ja, ja. No digas eso, seguro que podrías haber encontrado una espada mejor en cualquier tienda. Sin embargo, me alegro de que te haya servido -cerró los ojos y le sonrió de forma cordial-. Y que sepas que también estoy muy feliz de verte y de que estés bien, que creo que antes con la emoción del baño no te he saludado como es debido -rió, revolviéndole de forma traviesa el cabello a la morena.

Leks entonces le preguntó las razones de su estancia en aquel mundo, preguntándole más concretamente por que estaba tan perdida, a lo que Miia no pudo evitar responder con una modesta sonrisa, rascándose la húmeda coronilla y sacando la lengua por unos segundos. Se dispuso a contestar, mas su compañera se levantó de un salto en aquel momento. Miia observó con curiosidad el aro luminoso que apareció en su mano derecha y, de pronto, un fuerte viento recorrió la plaza, azotando a ambas chicas y comenzando a secar sus cabellos y prendas rápidamente. La peliazul recordó vagamente aquello que debió formar cuando su nave aterrizó
Al terminar aquella ráfaga de viento, Miia estaba totalmente seca (aunque con el pelo completamente revuelto), y la morena, con una amplia sonrisa triunfal, volvió a sentarse junto a la otra joven. Era obvio quien había provocado aquello.

-Guau, Leks... No sabía que pudieras controlar el viento -murmuró muy sorprendida, pero sonriéndole instantes después-. ¡Es genial! Incluso se me han ocurrido algunas técnicas conjuntas que podríamos utilizar si combináramos nuestros poderes -musitó sonriente, alzando el brazo derecho con tan solo el dedo índice erguido. Una pequeña nube se formó frente a las dos chicas, de la que pronto comenzó a surgir una fuerte lluvia seguida de potentes rayos y truenos. Una tormenta eléctrica en miniatura-. Si fuéramos chicas normales podríamos formar una tempestad para evitar ir al colegio cada vez que tuviéramos un examen difícil -bromeó guiñando un ojo a Leks, riendo durante unos segundos antes de hacer desaparecer la pequeña nube, absorbiendo con su puño la energía eléctrica, provocando que de su mano surgieran algunas chispas.

Tras la pequeña demostración de las habilidades de ambas, Miia recordó la razón del porque había llegado a aquel lugar al proponerse rersponder la pregunta de su compañera, agachando la cabeza y dejando entrever una expresión triste. Lentamente, abrió el puño de su mano izquierda, mostrándole a Leks la gema azul con forma de "X", y suspirando. Probablemente le parecería una tontería, por lo que decidió no explicar demasiado a no ser que le preguntaran directamente.

-Esto es la razón -murmuró, haciendo mención a la piedra preciosa con forma de letra-. Me la encontré en uno de mis viajes... y el mismo chico que me dio Amilinne me dijo que había muchas más, y que desentrañaría sus secretos cuando las encontrara todas, pero... -cogió aire y suspiró larga y tendidamente-. Llevo mucho tiempo recorriendo los mundos... y aún no he encontrado ninguna más. En el Bastión Hueco, una edificación de Vergel Radiante, allá donde nos conocimos, volví a encontrarme con aquel chico... y... -alzó la cabeza con una expresión repleta de reproche y algo de odio-. Me mostró su verdadera forma...: Un sincorazón. Y no uno cualquiera. Me arrebató a mis primeros dos amigos -apretó fuertemente los dientes hasta hacerlos chirriar, al igual que cerró el puño con fuerza alrededor de la "X"-. Seguí todos sus consejos, busqué todo lo que me dijo que necesitaba, hice todo lo que me pidió... ¡Llevo medio año buscando estos malditos pedruscos solo porque confié en su palabra! ¡¡Y era un maldito sincorazón!! -se levantó de un salto-. ¡Entonces llego a este mundo porque me dice que aquí podré resolver el misterio de las piedras, y que si lo consigo, me esperará en el Castillo del Olvido para responder a todas mis preguntas! ¡¡Pero en este maldito mundo no hay NADA!! ¡¡¡NADA!!! -le dio una fuerte patada a la pared, resquebrajándola levemente. Estaba furiosa y respiraba entrecortadamente. Pero de pronto se vino abajo, y volvió a sentarse junto a Leks con una expresión triste, acercando las piernas a su rostro y rodeándolas con los brazos-. Yo... L-lo siento, me he puesto nerviosa... En realidad apenas he buscado... Pero es que es tan frustrante... Yo... confiaba en él, le creí mi compañero, mi... amigo... Y ahora parece que todo es una mentira... Esta gema y su secreto, que me esté esperando en el Castillo del Olvido, que tu espada sirva para algo... Todo puede ser falso, al igual que su amabilidad... Todo... todo es mentira... Yo... Soy tan estúpida... Yo... yo... -hundió el rostro entre sus rodillas y comenzó a llorar, en posición fetal. Se sentía tan débil llorando frente a una aventurera como ella, pero... no podía evitarlo... Al final no había servido de nada que se mentalizara para hacerle un pequeño resumen: se lo había contado todo de la forma más vergonzosa, aunque realmente no se arrepentía. Había conseguido desahogarse.

Spoiler:

*Amilinne había sido de mucha ayuda y era mucho mejor que una simple espada común y corriente que podía haber comprado, o así lo veía ella. La demostración de ambas habilidades también le provoco a Leks crear unas buenas combinaciones pero era muy raro de que usara su Are Cont junto con otras personas por lo que no estaría mal probarlo.

Leksi, pudo notar aquella nueva expresión en el rostro de la joven, una expresión triste, nada que ver con la actitud de Miia, segundos después, bajo su mirada hacia la mano izquierda de la otra y noto aquella piedra con forma de letra. Fijo su mirada en ella teniendo una sensación de conocerla aun cuando sabia que en toda su vida nunca había visto una piedra de esa forma y mucho menos de ese color, ¿Color?, si, era del mismo color que Amilinne.

Cuando regreso de su mundo decidió ponerle mucha atención a lo que le contaba Miia, respecto a la respuesta de sus preguntas anteriores. Así que Amilinne no era originalmente de la chica si no de otro tipo, interesante, ya veía porque tenían tanto parecido ella y esa piedra. Siguió escuchando a la chica atentamente poniéndose un poco seria ya que al parecer, Miia, no se encontraba tan bien. Al parecer, de lo que sabía Leks, muchas personas tenían un futuro al cual llegar muy especial, al contrario de ella que solo quería proteger a los demás y eso sería toda su vida.

Su expresión cambio cuando Miia dijo que aquel joven era un heartless, por una razón tenía ganas de tomar la espada y arrojarla junto a aquella roca que tenia Miia pero algo muy interno se lo impidió, tomo un respiro muy hondo para calmarse y luego decidió sonreír.

El pensar en cómo habrán sido esas dos personas que la chica había mencionado y después que ese sincorazón los matara para terminar haciendo sufrir a su amiga, estaba decidido ese ser oscuro las pagaría caro pero…puso atención a lo que dijo…cierto, ese sincorazón había dicho que en ese lugar resolvería el misterio de las piedras pero Miia solo tenía una de ellas, curioso.

Era muy fácil que Leks se hundiera en sus pensamientos entre las palabras de los demás, pero solo lo hacía para recolectar algo de información, juntarla y si era posible, sacar respuestas, aunque Miia la sacaba muy fácil y no como otros que la tocaban o la llamaban por su nombre completo, no, ella golpeaba cosas. La joven de largos cabellos había soltado una patada contra una pared y en su paso la rompió un poco, algo que dejo con la boca abierta a la otra, ella no tenía tanta fuerza física.

Miia era una persona sensible pero a su vez muy fuerte, esa era la clasificación que desde un principio pudo darle Leks con lo poco que la había conocido, pero esa era la primera vez que la veía tan…decaída, hablando tan débil, eso le ardía hasta el pecho causando que se aguantara las ganas de pegarle, no es que odiara, no le agradaban las personas que hablaran de esa forma. Se puso de pie frente a la otra y con un tono de voz alto le grito*

¡¡¡Idiota!!! Vamos, arriba!!! Esto aun no termina *saco la espada de la vieja funda que antes pertenecía a su querida y fiel espada de madera y la puso a su frente, después le quito la piedra con forma de “X” y se las mostro esperando que se diera cuenta de lo mismo que ella*
Miia, aun si ese maldito Heartless te engaño ten en mente que él se perdió de algo muy grande, se perdió de tenerte como amiga, sé que no podrían estar juntos solo por lo que son pero…Miia, él ayudo a no estancarte, él te hizo buscar esas piedras para que no estuvieras perdiendo el tiempo, posiblemente si existe algo detrás de estas cosas

*Vuelve a mostrar la espada y la piedra* Estoy segura que esa sensación que me trajo aquí no era por nada, Miia, y si lo que él dijo sobre que en este lugar resolverías el misterio de esas piedras es verdad? Y si se relaciona con mi corazonada? Miia, estoy segura que lo que dijo ese Heartless es verdad, déjame ayudarte a resolver ese misterio…

*Le sonrió ampliamente. Dejo a un lado de la fuente las cosas y paso a abrazar a la chica mientras con un tono de voz algo protector y dulce le dijo* los amigos deben apoyarse en las buenas y las malas y nunca debemos dejarlos atrás, además, ya estoy aquí, será mejor que me aproveches y te aguantes porque no te dejare sola jeje

*Se separo un poco para levantarle un poco la mirada y le limpio una que otra lagrima que tenía en su rostro. En ocasiones Leksi podía ser muy infantil, pero en los momentos que se necesitaba de afecto ella lo entregaba con mucha alegría y cariño, aun más a sus amigos*

Spoiler:

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El grito de Leks sobresaltó a Miia, que alzó la mirada para observar la piedra que le había arrebatado así como la espada de nombre Amilinne. Al principio no hizo mucho caso a ambos objetos, más preocupada por Leksi, que parecía mostrar tanto rabia como preocupación. Al escuchar sus palabras, no pudo evitar sonreir: tenía razón, mucha razón. Sus lágrimas aumentaron un poco cuando Leks habló de la amistad, era demasiado amable con ella para lo poco que se conocían y, sí... Algo tenía que haber detrás de aquellas piedras, tenía que haberlo. Miia no sabía porque, pero estaba segura, casi tenía la certeza, aunque con la desesperación no había sabido verlo.

Leks le mostró de nuevo la espada y la letra azul, y la joven finalmente se dio cuenta de algo... parecían estar hechas del mismo material... Observó ambos objetos con atención, sumiéndose en sus pensamientos mientras Leks seguía hablando. Tal vez aquello tenía algo que ver... Era lo más probable. Observó ambas cosas, mas... no encontraba nada. Ninguna obertura con forma de "X" o similar. Extraño...

En ese momento, notó la calidez del cuerpo de Leks envolviendo el suyo en un cariñoso abrazo. Miia estaba algo sorprendida, pero al escuchar sus palabras... no pudo evitar volver a llorar, aunque esta vez de alegría. Miró a Leks cuando ésta le secaba las lágrimas, tratando de sonreir.

-Leks... yo... muchas gracias... -murmuraba, tratando de contenerse-. Nos conocemos muy poco, pero... gracias por considerarme tu amiga... -susurraba. Agachó la cabeza, pasándose el brazo por los ojos para enjuagar cualquier lágrima, mas aún quedaba algo que soltar-. Sé que parezco patética llorando, pero... Son lágrimas de felicidad -dijo finalmente, sonriendo, abrazando fuertemente a la contraria.

Minutos después, cuando Miia ya estaba algo más calmada, tomó tanto la espada como la gema, que había dejado Leks anteriormente junto a la fuente, y las observó atentamente, una vez más, tratando de encontrar alguna relación, mas no parecía haberla. Se rascó la cabeza con expresión de extrañeza, desconcertada. Juraría que había algo que unía a aquellas dos cosas, algo en el tacto incluso parecía asegurárselo, pero... no conseguía nada con su pobre escaneo. Entonces le vino a la mente una idea: claro, su escaneo era pobre. Necesitaban a algún experto. Miró a Leksi esperanzada, ya que ella conocía aquel mundo mejor que ella.

-Leks... Dime, ¿sabes si hay por aquí alguien que pueda decirnos algo sobre estos objetos? Alguien de gran sabiduría, tal vez un sabio o un mago... ¿Qué me dices...? -le preguntó con el rostro repleto de ilusión.

*A Leks no le parecía patético que una persona llorara y mucho menos por felicidad, le parecía algo en verdad muy tierno y en Miia era demasiado tierno.
Observo como la chica se ponía a ver la espada y la piedra con mucha atención, esperaba que ella lograra descubrir el secreto pero cuando volteo a verla con una mirada llena de esperanza se quedo curiosa -¿sabes si hay por aquí alguien que pueda decirnos algo sobre estos objetos?- Dijo la joven de largos cabellos azules. Esa pregunta en verdad le pareció curiosa.
Tomo su barbilla y girándose un poco miro hacia el cielo, pensando. Una persona de gran sabiduría o un mago que habitara por esos rumbos, difícil. Leks conocía Ciudad de paso y algunos habitantes, pero que recordaba no había alguien con esas características*

Lo siento Miia pero… *se cayó antes de terminar*

*Fijo nuevamente su mirada en la otra chica, pero se notaba que algo le había llegado a la cabeza. Era cierto, si había alguien aquí podría ayudar y su maestro Merlín antes había hablado de ella.
Una amplia sonrisa se dibujo en el rostro de Leks y con mucho ánimo dio un leve salto para quedar frente a la otra y tomándole las manos le dijo*

¡¡¡Sí!!! Nee Miia, conozco a la persona perfecta, con las características que pides, ella se llama Aerith, seguro no está lejos que aquí, posiblemente este con Leon y los demás

*En ocasiones era bueno ponerle atención a Merlin ya que no solo aburría si no que mientras contaba sus historias y “aventuras” contaba sobre las personas que conoció y entre esas estaba Aerith, un sabio, excelente.
Leksi ayudo a ponerse de pie a la otra, tenía mucho ánimo de poder conocer por primera vez a esa tal Aerith que según Merlín, era muy linda y amable, por lo que no habría problema*

¿Crees que ella sea la persona correcta? Ya que si no quieres podemos buscar a Leon o a otra persona *le dijo entre risillas y una dulce sonrisa esperando su respuesta*

Miia observó a Leks girarse levemente mirando hacia el infinito, con la mano en la barbilla en una pose de intelectual. Miia realmente esperaba que se le ocurriera alguien... mas las primeras palabras de Leks le provocaron un ligero bajón. Cerró los ojos, dejando caer pesadamente las manos alrededor de su cuerpo, balanceándose por inercia. Estuvo a punto de dejarse caer al suelo de nuevo, desilusionada, mas... De pronto, Leks esbozó una amplia sonrisa y agarró a la peliazul de las manos; al parecer había recordado algo.

-¡¿En serio?! -exclamó, también cambiando su expresión de desilusión por una radiante sonrisa, esperando que la aventurera le dijera el nombre de aquel a quien debían visitar para que las ayudase-. ¿Aerith...? ¿León y los demás...? -murmuró, pensativa. Les sonaban aquellos nombres... Sí, en Vergel Radiante... ¿Estaban acaso ahora en Ciudad de Paso? ¿La frágil chica de rosa era una sabia o una maga? Extraño... Pero si Leks se lo aseguraba, debía ser cierto.

Sonrió, escuchando las dulces risas de Leks. Parecía infantil, pero en el fondo tenía una gran fuerza de voluntad. Suave por fuera, dura por dentro, como... como... ¿Una magdalena rancia? Miia se rió ante su propia ocurrencia, sonriéndole a Leks ampliamente. Guardó la gema con forma de letra y le devolvió la espada.

-Si tú lo dices, estoy segura de que será la persona indicada -le confió, y de un giro, inició la marcha para encontrar a Aerith y consultarle sobre la espada y la "X". Sin embargo, se detuvo tras dar cuatro pasos, y se giró en dirección a Leks con una expresión avergonzada-. Je, je... ¿Y dónde exactamente estará esa tal Aerith?

Spoiler:

*Leks tomo contenta la espada y la regreso al lugar de antes que era el estuche, aunque…se sentía rara al saber que pertenecía a un sincorazón, pero mejor no le dio importancia ya que la verdad no interesaba.
Observo como la chica de largo cabello se había girado caminando hacia otro lado, no pudo evitar el soltar una risilla cuando noto que se había detenido cuando ella ni un paso había dado, la miro y le pregunto sobre donde estaría Aerith, nuevamente dejo salir una risilla y tomándole de la mano se giro hacia un lado *

Si mi maestro Merlín no decía mentiras, por aquí cerca se encuentra una casa donde el señor Leon, Yuffie y por supuesto Aerith se reúnen de vez en cuando, según esto, es donde tenemos más probabilidades de encontrarla y si no se encuentra tendremos que buscarla nosotras mismas por todo el mundo jeje

*Regreso su mirada al frente para comenzar a caminar teniendo tomada de la mano a Miia para guiarla, como si fuera más pequeña, pero no lo hacía como insulto, lo hacía solo por inercia a que no le pasara nada*

Casita---> https://organizationxiiirol.foroes.org/casita-f36/privado-buscando-respuestas-t607.htm#8707

Sale de escena.

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