[Privado] Recuerdos Lejanos

Gilleux y Renvax se transportaron hasta Tierra de Dragones una vez más tras su gran batalla en la Torre del Reloj. El paisaje que se les presentó no era nada agradable: las calles de la Ciudad Imperial habían sido destruidas, la mayoría de los edificios estaban derrumbados y los cuerpos de los ciudadanos chinos se amontonaban en las esquinas. Con gesto grave, Gilleux indicó a Renvax que le siguiese.

-Esto es... mucho peor de lo que me esperaba...

El fuego que consumía casas y callejuelas todavía no había sido extinguido, y el olor a carne humana chamuscada y podrida imbuía las calles de la ciudad china. De pronto, tres chicas algo sucias pero vestidas con atuendos caros aparecieron corriendo frente a ellos.

-¿Se ha ido ya la Bruja del Cabello Dorado? -preguntó la más alta, y también la que estaba más histérica.

-¿Ido...? -Gilleux miró al horizonte con tristeza-. Sí. Todo indica que... nos ha abandonado.

-¡¿En serio?! ¡Genial! ¡Mei, Su, volvemos a palacio, a ver si padre se encuentra bien!

Las chicas desaparecieron tan repentinamente como habían salido, y Gilleux trató de seguirlas discretamente. Cuando se perdieron de vista, sacó su espada, y como guiado por el arma, continuó por un camino distinto. Hasta que llegaron.

El cuerpo de Alice estaba intacto, tal vez un poco magullado, mientras que la guerrera rubia que estaba a su lado había sido prácticamente aniquilada. Su báculo estaba tendido al lado de la maga, que no se movía. Gilleux la llamó sin fuerzas. No contestó. Estaba inmóvil, inerte.

-...muerta... -susurró, bajando la cabeza.

Acto seguido, avanzó hasta el extremo del báculo que era una estrella de cinco puntas hecha de cristal anaranjado, y lo atravesó con la espada. Dos auras salieron del cristal roto; la primera, dorada, se quedó flotando cerca de los cuerpos. La de color morado oscuro fue concentrándose hasta formar una figura... la silueta de Xemnas, con el símbolo de los sincorazón grabado en su pecho.

-¿Habéis venido a recoger a la fuente de energía? Bueno... lo siento, pero creo que me he comido todo el pastel.

Y del aura sin cuerpo ni facciones surgió una terrorífica risa gutural. Gilleux quería gritarle, atacarle... pero ya hacía tiempo que sabía del destino de la incorpórea, y también las razones de aquel asesinato. Si solamente hubiera descubierto que Ansem, el sincorazón de Xemnas, se ocultaba en la situación que Alice había estado sufriendo anteriormente... Si su mente hubiera relacionado mejor las pruebas, la esencia familiar que no acababa de ubicar, el extraño comportamiento de la maga; tal vez, incluso si hubiera detenido el combate antes de tiempo, hubiera tenido tiempo para salvarla. Pero no lo hizo, porque necesitaba que Renvax confiara en él, que tuviera razones para unirse a su causa. Y que un ser con el mismo aspecto que el Superior fuera el causante de la muerte de su mejor amiga era la gran baza de la Estrella Incorpórea. Una cosa más a su lista de malas acciones, incluso después de declararle la guerra a su antiguo yo.

Un ser de la oscuridad siempre seguiría siendo un ser de la oscuridad. Pero al menos, trataría de continuar cambiando el mundo de la única manera que sabía: luchando.

Renvax salió del portal de oscuridad algo confusa hasta que pudo visionar una Tierra de Dragones devastada y en cenizas.Hogares destruidos y derrumbados,cadáveres chamuscados y muertos,parecían ser resquicios de una guerra devastadora,sin duda era un gran cambio en comparación con el precioso paisaje de luces de Londres y no tan precioso BigBen medio destruido.
-¿Se ha ido ya la Bruja del Cabello Dorado?-dijo una mujer alta y de ojos rasgados. Renvax se extrañó ante tal mote,prefirió ignorarlo.
-¿Ido...? Todo indica que nos ha abandonado- El incorpóreo melancólico miró al horizonte,Renvax le miró a él y frunció el ceño confusa. El peliazul siguió a las mujeres al igual que Renvax al incorpóreo hasta que él mismo se dejó llevar por su propia espada cual brújula. Renvax le siguió mirando a su alrededor, las casas aún en llamas y los cuerpos fallecidos.Andó entre escombros hasta que Renvax se topó con la imagen más horrenda que podía haberse imaginado en toda su vida incorpórea y partir de ahora...vacía.
-...muerta- musitó el incorpóreo peliazul melancólico.
Renvax abrió los ojos como platos observando el cuerpo sin vida de la única persona que había sido capaz de despertar en ella emociones.Emociones positivas al menos...hasta ahora. Renvax no supo reaccionar ante aquella atroz imagen dejando dentro de la incorpórea un sentimiento de vacío,diferente al vacío que sentía antes de conocer a Alice,la bruja de cabellos dorados. Gilleux se movió hacía el báculo de Alice pero apenas Renvax se dio cuenta,seguía perpleja hasta que dos pequeñas luces dorada y morada salieron de ésta misma, dejando ver en la morada como cobraba la forma de ..Xemnas,El Superior. La ira comenzó a llenar el vacío cuerpo de la incorpórea ambarina creándole impulsos homicidas hacía su "Superior" ahora no tan superior pero sabía que era un espectro y no sería capaz de herirle.
-¿Habéis venido a recoger a la fuente de energía? Bueno... lo siento, pero creo que me he comido todo el pastel.-
Y entonces se oyó una risa gutural. Renvax miró a un lado, melancólica,no quería seguir mirando al cuerpo inerte de la rubia.Sus ojos se tornaron cristalinos,pues era incapaz de llorar,era un incorpóreo y además una mujer con mucho orgullo.Renvax siguió mirando a un costado,no dejando ver a Gilleux su rostro,un rostro neutral pero en sus ojos se reflejaba todo lo que sentiría un corazón de verdad.
La única persona que la hacía sentir como si tuviera corazón se había...ido.

A Gilleux le extrañó que Renvax no reaccionara de ninguna manera. No quiso observarla porque no quería ver llorar a una mujer tan fuerte, aunque tampoco escuchaba que sollozara, así que puede que realmente no hubiera reaccionado de ninguna manera y se hubiera quedado inmóvil, en estado de shock. Él tampoco hizo nada; controlaba sus impulsos. Cuando Xemnas dejó de reir, sobrevino un silencio que le hizo pensar que la silueta se cansaría de esperar y volvería a fundirse con el cuerpo o algún objeto de Alice. Pero allí estaba, impasible.

-No tenemos nada que decir, monstruo -declaró, serio y sin mostrar ninguna emoción-. Si esperas que explotemos en rabia y furia... Siento decirte que no tenemos corazón. Y por ello, no siento ninguna lástima al hacer esto.

Apuntó con Soulsthief, su arma, en dirección al sincorazón. Algún día debería hacer honor a su nombre, ¿no? Poco a poco, la sustancia morada comenzó a sentirse atraída a la punta del estoque, hasta que empezó a ser succionada. Se oyó un grito de ultratumba según el corazón, el alma corrupta de Xehanort, era consumida por la capacidad capturadora de Soulsthief. Gilleux sabía muy bien las consecuencias de aquello, pero no dejaría impune al responsable de la muerte de una amiga, que también era el ser más preciado de su futura compañera. La cápsula que era el mango de su espada comenzó a llenarse de luz violácea, y el incorpóreo notó la maldad subyugando su antes fiel herramienta.

Y entonces, apretó con tanta fuerza que el cristal se rompió. Y, aunque lo que había en su interior era un aura incorpórea, sintió como su puño se cerraba a su alrededor también... y desaparecía. No sabía si le había matado de forma definitiva, o había huido. Pero había cumplido la venganza de Alice. A costa de Soulsthief. Se acercó al cuerpo de Alice y le cerró los ojos.

-Descansa en paz, pues sabemos que no eras dueña de tus actos cuando provocaste todo esto -consoló con voz triste-. Estés donde estés... un abrazo.

Dirigió la mirada a Renvax, esperando que ella también le dedicase unas palabras. Se alejó un poco del lugar para dejarle algo de intimidad. Poco sabía el ex miembro de la Organización XIII que mientras todo aquello pasaba, la ínfima esencia dorada que hasta el momento flotaba dificilmente perceptible se había pegado a él hasta desvanecerse junto a la cápsula de cristal rota de Soulsthief, reconstruyendo su estoque lenta y sigilosamente.

Renvax miró hacia el horizonte aún afectada,sin duda debería de superarlo y dedicarle al menos unas palabras como había hecho Gilleux pero cuando abrió la boca para hablar,débilmente salían murmullos casi imposibles de entender.La incorpórea cerró sus labios y apretó sus puños con fuerza y rabia, seguidamente se agachó hasta quedar de rodillas lentamente.Agarró el cadáver de su amiga y lo miró atenta y dolorosamente. Sin duda nunca se imagino a ella misma en una situación así ni sabía como reaccionar ante una muerte por falta de experiencia a llevar a la practica los recuerdos de sus emociones.
La incorpórea de ojos ambarinos abrazó el cadáver de la rubia ya que no le salían palabras de despedida y,intentando avistar si Gilleux no miraba, dio un pequeño beso a los labios de la rubia, rozándolos nada más a gran velocidad pues no quería que el peliazul la viese. Dejó el cuerpo de Alice en el suelo y se puso de pie,se dio la vuelta y miro a Gilleux esperando una respuesta o una explicación ante todo lo que había ocurrido.

Aquella situación se le hacía muy extraña a Gilleux. Aunque suponía que Renvax debía estar pasándolo todavía peor, con toda la confusión, tristeza y rabia del momento, el incorpóreo se había olvidado ya de aquel tipo de emoción. Había vuelto a descubrir algunos de sus antiguos sentimientos: la emoción de la aventura junto a Leksi, también la calidez de estar con alguien que sabes que te quiere y aprecia con la misma chica, había sentido la furia al ver como trataban de herirla y el miedo a verla morir, sintió las ganas de chinchar a alguien de vez en cuando al chinchar a Alice y Renvax, la añoranza de no estar con alguien a quien has querido mucho.

Y entonces se dio cuenta de que la mayoría de sus sentimientos los había redescubierto gracias a Leks. ¿Cuándo la había visto por última vez? No era muy difícil recordarlo. Habían quedado para cenar en Ciudad de Paso, pero ella no llegó a aparecer. Por lo que hablaron por última vez en la Casa del Árbol, el hogar de la humana. Se acordó de cómo había actuado: como había tratado de besarla, pero había sido incapaz y lo había dejado en un simple abrazo y un beso en la frente, como si ella fuera su hermana pequeña. ¿Había cierta decepción en su rostro? Su memoria le fallaba. Tal vez le había dado la impresión equivocada a la alegre aventurera... Ojalá pudiera arreglarlo...

Y allí estaba Gilleux, tratando de encontrar una manera de solucionar sus deslices y aventuras amorosas cuando Renvax acababa de perder a su mejor amiga y, sospechaba el peliazul, enamorada. Volvió a sentirse increíblemente mal tras desbordarse a si mismo con antiguos sentimientos: si él perdiera a Leks, estaba seguro de que no sería capaz de reaccionar tan pacíficamente. Seguramente se hubiera puesto a destruirlo todo a su paso. Se dio cuenta de que lo que sentía era vergüenza, aunque para nada la misma que sentía cuando quería hablar con Leksi. Sentía vergüenza de si mismo, por tenerlo todo cuando su compañera incorpórea acababa de perderlo todo. Y tal vez, si hubiera reaccionado más rápido, podrían haberla salvado. Casi estaba seguro de que no. Pero podrían. Y entonces se corrigió a si mismo y encontró una definición mejor para el recuerdo de una emoción que ahora le anegaba por dentro.

Culpabilidad.

Y aún así, sabía que no podía echarse atrás. Cuando Renvax se presentó ante él, no osó ni siquiera darle una palmadita en el hombro. No era el momento, y lo vio en su rostro y en sus ojos de cristal.

-Creo que sé qué quieres escuchar -afirmó con la cabeza, serio-. Lo que has visto era el sincorazón de lo que sea que fuera Xemnas al ser humano. Se hacía llamar Ansem. Y necesitaba recobrar la esencia necesaria para volver a tener un cuerpo, que perdió hace mucho, tal vez en una batalla. Para ello, utilizó a Alice, trató de doblegar su mente y le hizo hacer todo esto -señaló toda la ciudad con un movimiento de brazo-. Pero ella se resistió, y se encerró tanto a ella misma como a Ansem en el interior de su báculo para que no pudiera continuar utilizando su cuerpo para el mal. El cuerpo de Alice no está muerto: todos sus órganos siguen funcionando perfectamente. Simplemente, no tiene personalidad, no tiene alma. Hablando en plana y por mucho que duela, es un vegetal. Pero no uno normal, pues nunca volverá a ser nuestra Alice.

Dio unos cuantos pasos alrededor de donde estaba de pie para tomar un poco de aire, y pensar en lo que decía. Se preguntaba cómo se lo estaba tomando Renvax, pero no era momento para preguntar nada.

-La esencia, el aura de Alice se fundió con la de Ansem y él tomó el control. Por eso sólo hemos visto el color púrpura: si quedaba algo de Alice, estaba demasiado diluido como para que lo viéramos claramente. -Volvió a pausar unos segundos-. No había ninguna otra opción. Ella hubiera querido que le liquidásemos para que no la usara para sus malvados planes. Alice... Alice ahora estará en paz, sabiendo que ni su cuerpo ni su alma han servido para realizar el mal más absoluto.

Se separó de Renvax para dirigirse al otro cuerpo, el de Akari, una humana que nadie conocía pero que de todos modos había luchado para defender aquel lugar. Cogió el cuerpo ensangrentado en brazos para que no se quemara junto a los edificios y empezó a levantar tierra con la mente para hacer un agujero y enterrarla, utilizando su habilidad para convertir aquellos minerales en componentes de meteoro.

-A partir de aquí, sólo conjeturo, pero... Con un poder tan mínimo, Xemnas podría haberse desecho de Xemnas con una facilidad abrumadora para que no utilizara su aspecto e influencia para llamar la atención. ¿Por qué no lo hizo? Creo que... por que iba a aprovecharse. Cuando el cuerpo de Alice hubiera caído completamente en la oscuridad, convirtiéndose en el recipiente de Ansem, seguramente Xemnas lo hubiera absorbido, sea para conseguir más poder, sea para recuperar su corazón -Gilleux ya estaba tapando a la humana rubia con la tierra que había extraído-... Xemnas podía haberlo detenido. Y no lo hizo. Era el único que podría haber salvado realmente a Alice, y decidió utilizarla para alimentarse de su energía vital.

Se giró en dirección a Renvax de nuevo.

-Y aunque no sea así, ya ha realizado innumerables actos malvados antes. Alice no será la última en morir. Muchos otros serán víctimas del mal si se continúa a sí, y muchísimas otras personas tendrán que sufrir como tú y yo el ver como sus seres más queridos mueren, impotentes. Yo digo que basta. Que es hora de que los que tenemos opinión, la utilicemos. -Con firmeza, le tendió la mano a Renvax-. Forma la Resistencia conmigo. La guerra entre luz y oscuridad ya ha empezado. Si le declaramos la guerra también a la Organización XIII, deberán actuar. Y entonces acabaremos con todos de una vez por todas. Juntos, los legionarios de la luz. Aunque tu deseo no sea la paz y el bienestar entre todas las personas en el universo... piensa si crees que hubiera sido el deseo de Alice, y actúa en consecuencia.

-Cómo os flipáis, ¿no?

Gilleux alzó una ceja y evitó el impulso de mirar a su alrededor. ¿Quién había dicho eso? Seguramente hubiera sido su imaginación, así que trató de no pensar en ello y centrarse en su trato con Renvax

Renvax escuchó la explicaciones de Gilleux sin interrumpirle mientras fruncía el ceño,quería acabar con Xemnas como fuera,o lo que es lo mismo, Ansem. Le había quitado lo único que tenía y sin duda no iba a quedarse de brazos cruzados mientras Xemnas se iba de rositas,no. Renvax levanto la mirada hacía Gilleux con determinación ante sus palabras,hinchando un poco el pecho y poniéndose recta,iba a acabar con la Organización y no por la luz o los humanos...por venganza. Nadie tocaba lo que era suyo,jamás.
El incorpóreo peliazul le tendió la mano mientras le dedicaba palabras de determinación sobre lo que hubiera querido Alice o lo que para él era lo que debía hacer por ella. Renvax posó su mano encima de la del peliazul dándole a entender que le seguiría y crearía La Resistencia por Alice y para destruir a Xemnas. Auque seguía dudando de si confiar plenamente en el incorpóreo,le dijo unas palabras de amenaza y de consejo:
-Si vuelves a intentar matarme...sí que no huiré y te aplastaré con mi gravedad como a una tortilla francesa-sin duda no quedaba muy amenazador pero el peliazul se haría una idea de como quedaría pegado en el suelo cual pegatina,el no pesaba más de 4 toneladas,eso seguro.

Spoiler:

Sintió la mano de Renvax sobre la suya, por lo que la estrechó con una medio sonrisa de satisfacción, aunque enseguida volvió a adoptar una neutralidad de funeral. Guardó su espada mientras la incorpórea hablaba, pero de nuevo no pareció reaccionar a aquella amenaza. Sabía de sobra que si en algún momento ellos dos volvían a luchar, sería capaz de mantenerla en cauce como hoy había hecho. Tal vez saliera más mal parado que con una simple herida en la espalda, sí, pero tampoco creía que acabara aplastado en el suelo. Su peso corporal poco importaba cuando su voluntad y su poder podían llegar a pesar más que un planeta entero.

-Lo tendré en cuenta -dijo, de cualquier manera-. Aunque espero que nunca tengamos que volver a luchar, fuera de amistosos. Y que pueda demostrarte que puedo ser un buen amigo; o al menos, un gran compañero.

Ya era oficial. Habían formado la Resistencia, ellos y los incorpóreos menores que tenían a su mando. Ya era un pequeño ejército. Y estaba seguro de que pronto habría gente que se uniría a su grupo. Después de todo, era imposible que todos los incorpóreos y sincorazón humanoides fueran unos descerebrados, ¿verdad? Echó un último vistazo al cuerpo de Alice. Y entonces sonrió.

-Levántala un momento con tu gravedad... por favor -pidió.

En cuanto Renvax lo hiciera, los escombros de los edificios destruidos comenzarían a reunirse a los pies de la maga flotante, formando un pedestal. Y, lentamente, otra capa de piedra comenzaría a recubrir a Alice, convirtiéndola en una bella estatua que estaría en aquel lugar para la posteridad. Como punto final, se encargó de colocarle una tiara dorada en la cabeza, para que todos supieran de su linaje.

-Que su sacrificio no sea olvidado -susurró Gilleux.

Y se marchó por un portal de oscuridad sin esperar a Renvax, pues sabía que le seguiría cuando estuviera preparada. La lucha ya había comenzado, y el nuevo bando debía hacerse notar cuanto antes. Ellos dos también pasarían a la posteridad como fundadores de la Resistencia que cambió el curso de la batalla entre la Luz y la Oscuridad.

Renvax hizo caso al incorpóreo peliazul y manipuló los puntos gravitatorios para que el cuerpo de Alice flotase a 2 metros del suelo mientras que Gilleux creaba un pedestal y una capa de piedra que recubriera a la rubia incorpórea muerta manipulando su elemento.
-Que su sacrificio no sea olvidado-dijo el peliazul y seguidamente abrió un portal por el cual se fue,dejando a Renvax en medio de la devastada Tierra de dragones a ella ola y al nuevo monumento que sería recordado por el imperio chino como "La loca bruja de los cabellos dorados".
Renvax miró a su alrededor con una expresión fría sin saber que hacer a partir de ese momento. Miró al frente y cerró los ojos aspirando aire. Seguidamente Renvax extendió su mano creando un portal de oscuridad:
-Adiós,Alice...-musitó la incorpórea y entonces entró en el portal de oscuridad dándole su último adiós a Alice.