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Vie Jun 29, 2012 12:14 am por Renvax
Ha pasado casi más de medio mes desde que empezaron las vacaciones y yo hice el esfuerzo de intentar revivir el foro pero no veo actividad por ningún lado ,ahora ni si quiera en el chatbox. ¿Hay alguien ahí? porque yo no veo a nadie en el foro. Os emocionasteis haciendo fichas pero no veo roleo,es que no veo ni en el chatbox.... eso sí,yo no puedo hacer más,he hecho …
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La Esencia del Corazón
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La Esencia del Corazón
Bueno, llevo pensando en esta historia desde hace mucho tiempo, ya hace poco comencé a escribirla. Va sobre Kindom Hearts, más concretamente en la Organización XIII. Esta historia tiene personajes y detalles creados por mi, por lo que no todas las cosas son exactamente iguales a la historia original (Por ejempo, en ningún momento dicen el mundo de origen de Zexión). Y, hablando de historia, ésta contiene bastantes/muchos spoilers sobre el argumento de Kingdom Hearts.
Los capítulos son algo largos, así que los dividiré en partes (Gracias, Kerlox ^^)
Avisados quedais.
Los capítulos son algo largos, así que los dividiré en partes (Gracias, Kerlox ^^)
Avisados quedais.
- Spoiler:
- Pesadilla o Realidad, parte 1
-… y, Eullig, adiós.
Y se desvaneció en la oscuridad.
Eullig se despertó sudoroso. Miró apuradamente a su alrededor. Tan solo había sido una pesadilla. Pero había sido tan real…
El chico, de quince años y con el pelo de un extraño color azulado, se levantó lentamente, intentando despejarse. Oyó un llanto; era su hermana pequeña, Eva, de cuatro que años. Solía llorar por las mañanas, ya que odiaba ir al colegio.
Colegio.
Eullig recordó que debía ir a la escuela. No recordaba ningún momento de su vida en que hubiera tenido tan pocas ganas de ir a ese antro sucio y lleno de grietas y humedades. Pensó por un momento en esconder su mochila y ocultarse en el armario, para que su madre creyera que ya se había marchado.
Mas esa idea se desvaneció pronto de su mente; oyó el aviso implacable de su madre. Con infinita pereza, se quitó el pijama y se vistió con el uniforme escolar. En la mesilla había un colgante de zafiros, una joya que conservaba desde que tenía memoria. Se lo colgó al cuello. Cogió su mochila, repleta de libros de texto y bajó las escaleras hacia el comedor, donde, como cada mañana, desayunó una tostada untada de mantequilla aguantando los lloros de hermana pequeña.
Cuando terminó, se despidió de su madre y de Eva. Como un rayo, corrió hacia la puerta que daba al exterior y la atravesó.
Una intensa luz le cegó y una agradable brisa marina llenó sus pulmones. Estaba en las Islas del Destino, un archipiélago con diversas islas y todo un paraíso para los veraneantes.
Pero para él el paisaje era el mismo, el mismo que veía cada mañana al salir de su casa. Con un suspiro de resignación, buscó el camino al colegio.
Por el camino, se cruzó con varios compañeros de clase, pero solo les dirigió un saludo gentil.
Estaba ensimismado en sus pensamientos, intentando recordar su sueño. ¿Realmente había sido él? Solo guardaba en su memoria el final de su pesadilla, pero el rostro del joven que le había dirigido esas palabras de despedida era inconfundible… Pero, ¿cómo podía ser? ¿Cómo podía recordar su cara, pero no su nombre?
El era I… Ien…
Una voz le sacó de su ensimismamiento. Se giró, aturdido. Allí estaba Sora, un amigo suyo, junto con Riku.
-¡Eullig, que estás empanado! –dijo Sora, dándo una palmadita en la espalda de Eullig.
-Como siempre. No sé como te sorprendes aún, Sora. –respondió Riku burlón.
Eullig les dedicó una sonrisa resignada. Sora, un joven de dieciséis años, era muy bromista, pero un gran amigo. Riku era el mejor amigo de Sora: también bromista y simpático, pero un poco rencoroso. Tenía diecisiete años.
Eullig les apreciaba y con ellos tenía un lazo de amistad intenso, algo muy raro en él, tan ensimismado y controvertido
Decidió ir junto a ellos, sin intervenir demasiado en sus conversaciones y bromas. Sora y Riku solían intercambiar chistes e insultarse amistosamente.
Pero Eullig no podía dejar de pensar en aquel nombre que estaba a punto de recordar.
Al fin, llegaron al edificio escolar. En todas las Islas del Destino solo existía este y, al estar situado en una isla tan reducida (aunque la más grande del archipiélago) y calurosa, las humedades eran múltiples y las grietas numerosas.
Tras recorrer varios pasillos, llegó a su clase de educación secundaria, que compartía con Sora y Kairi, una gran amiga del primero y Riku. Aunque de dieciséis, la pareja había repetido el curso por faltas de asistencia. Sabía que Sora había faltado un año entero. Al igual que Riku.
Riku estaba un curso por delante, pero también había repetido una vez.
Eullig dejó su cartera al lado de su pupitre y se sentó en éste.
A los cinco minutos, entró el profesor de matemáticas. Y comenzó a explicar un nuevo tema.
Aunque lo intentó, fue incapaz de prestar atención. Aquella pesadilla había ocupado sus pensamientos.
Recordó algunos fragmentos de la conversación: …salvarme,…espero volver a verte,… conocer a Eva...
Un momento, ¿conocer a Eva? Eso confirmaba que conocía aquella imagen. Conocía a I… Ien… Ien…
-¡¡Ienzo!! –gritó Eullig.
Se quedó mudo. Recordó que estaba en medio de una clase. Miró a su alrededor. ¡Todos sus compañeros le estaban mirando!
-Señor Eullig, ¿algún problema? –preguntó el profesor, sarcástico.
-Yo… solo pensaba…
-¿Piensa usted a gritos? Si todos lo hicieran, la humanidad estaría sorda.
Todos soltaron una sonora carcajada, excepto Riku, que parecía pensativo. Eullig lo notó, al igual que Sora.
Dos horas más tarde, llegó la hora del recreo. Eullig no dejó de preguntarse quien era Ienzo. Recordaba su cara como si lo viera cada día, pero en realidad creía no haberlo visto nunca.
Al rato, Riku le asaltó. Empezó a hacerle preguntas rápidamente, pero Eullig no pudo entender nada.
-Riku, ve un poco más despacio, ¿quieres?
El joven del pelo plateado carraspeó, intentando calmarse.
-Digo que quién es ese tal Ienzo.
-¿Acaso te suena? –preguntó Eullig.
-La verdad es que no lo había oído nunca, pero, de alguna forma, me hace recordar una serie de acontecimientos desagradables.
-Vaya, a mí me pasa algo parecido. Reconozco su cara, pero creo que no lo conozco.
-O que lo hayas olvidado –Sora apareció súbitamente.- ¿Cómo es su cara?
-Pues… –El peliazul dudó un momento, ante la curiosidad de sus amigos, que le miraban con los ojos muy abiertos.- Tenía una cara misteriosa y los ojos azules, como los míos. Tenía el pelo de un color gris azulado y su flequillo se concentraba en la parte derecha de su cara, tapándola. Vestía una extraña túnica negra con cremallera. Y… Riku, ¿estás bien?
Sora estaba algo sorprendido, pero al imaginarse la figura, no reconoció a nadie conocido. En cambio, Riku se había quedado boquiabierto y en sus ojos se veía un brillo de entendimiento.
Riku pensaba en el nombre. Ienzo… Si pensaba en Roxas, el incorpóreo de Sora, era el nombre de su amigo cambiado de orden y añadiéndole una X. Enseguida lo comprendió. Por la descripción del traje, era evidente que se trataba de un miembro de la Organización XIII. Miró a Sora. No parecía saber quién era. Por tanto, era un miembro que Sora no conocía. Ienzo… Y, de pronto, le vino a la mente aquel incorpóreo que había intentado confundirle y que no había llegado a eliminar.
Zexión.
¿Significaba eso que seguía vivo? Y la verdad es que se parecía a Eullig…
Un momento… ¿Ienzo?
A Riku se le dibujó una mueca de horror en la cara. Dio media vuelta y salió del patio corriendo.
Sora y Eullig se preocuparon. Sora no dudó en seguirle. Eullig dudó, pero al final siguió a sus amigos.
La estela de Sora le llevó hasta la salida. Les vio correr hacia el puerto. ¿Debía abandonar el colegio en horario escolar? No debía hacerlo, pero Riku parecía saber algo sobre Ienzo… Finalmente, decidió seguirles una vez más.
Una vez en el puerto, Eullig vio a Riku y a su amigo castaño hablado junto a una barca. Parecían preocupados.
No quiso inmiscuirse en la conversación.
Al cabo de un rato, Sora salió corriendo; parecía volver al colegio. Oyó la llamada de Riku. Se acercó tímidamente y Riku comenzó a hablarle.
-Sora ha ido a buscar a Kairi. Si lo que me has dicho es cierto, tienes una conexión con Zex… Ienzo.
-¿Qué quieres decir con Zex?
Riku dudó unos momentos. Si sus deducciones eran correctas y Ienzo era aquel chico que creía, significaba que Eullig era su… hermano. Solo le vio una vez, muchos años atrás, pero era el mejor estudiante de todas las Islas de Destino. Según le habían dicho, se fue a Vergel Radiante a estudiar con un tal… Ansem.
¿Cómo podía haber olvidado aquel nombre? Tal vez porque lo había oído muy joven… Ansem, aquel que le había poseído, le había hecho enfrentarse a Sora y le había hecho abrir la puerta a la oscuridad. Pero con quién había ido ese tal Ienzo era con Ansem el Sabio, el verdadero; el Ansem que había conocido era el sincorazón de Xehanort, el aprendiz del Sabio. Y Ienzo también era su aprendiz. Ahora se daba cuenta.
En los Informes de Ansem, este daba seis nombres de aprendices.
Xehanort o Ansem el sincorazón, Braig, Dilan, Even, Aeleus e Ienzo.
Xemnas, Xigbar, Xaldin, Vexen, Lexaeus y, por último, Zexión.
Todo estaba encadenado. Y parecía que Eullig tenía un papel en la historia. No tenía más remedio. Si era cierto que Zexión, o Ienzo, o como se llamase seguía vivo… Significaba que la Organización podía volver. Al fin, decidió contarle a Eullig sus aventuras y desventuras.
Cuando las Islas del Destino fueron engullidas por la oscuridad, como se enfrentó a Sora en Bastión Hueco, Ansem el sincorazón, el Castillo del Olvido, la Organización XIII, Zexión…
Sora y Kairi legaron hacia la mitad del relato. Ellos también colaboraron con todo lo que sabían.
Eullig no podía creer todo lo que le habían contado. ¿Otros mundos? ¿Organizaciones de seres no corpóreos? ¿Ienzo y Zexión? ¿Hermanos?
Bueno, esto último explicaba porque conocía a su familia.
Última edición por Gilleux el Mar Ago 25, 2009 3:15 am, editado 1 vez
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Re: La Esencia del Corazón
Segunda y última parte del primer capítulo.
Por cierto, utilizo los asteriscos para cambiar de punto de vista a otro.
No seais muy duros con las críticas XD
- Spoiler:
- Pesadilla o Realidad, parte 2
Pero lo que más le afectó es que, al saber que Zexión era realmente Ienzo, su hermano, Riku estuvo a punto de acabar con él.
No estaba seguro de que realmente tuviera esos lazos de sangre con él, pero, sin saber porque, notó un gran odio hacia el chico del pelo plateado.
Molesto e incrédulo, se giró y dio unos pasos, rumbo al colegio.
-¿A dónde vas, Eullig? –preguntó Kairi, ladendo la cabeza y mostrando sus cabellos pelirrojos.
-Soy incapaz de creer lo que me habéis dicho. Lo siento, pero me vuelvo a clase.
-¡No puedes! ¡Debes venir con nosotros! –le gritó Riku.
-¿A dónde?
-A buscar a tu hermano. Si está vivo, debemos eliminarle. Y si tú vienes, puede que consigas convencerle para que se una a nosotros. ¡Así no será necesario destruirle!
Eullig quiso responder con una negativa, pero decidió seguirles la corriente sin aceptar el ir con ellos directamente.
-¿Y si vamos mañana? Por lo menos dejadme despedirme de mi familia…
Riku y Sora se miraron. Eullig les dirigió una mirada suplicante.
-De acuerdo. Mañana a primera hora quedamos los cuatro en el puerto.
Eullig se dirigía de vuelta a su casa, tras una charla con el director de su colegio. Pensaba en alguna forma de librarse de la cita con sus amigos. Pero también se preguntaba si lo que habían dicho era real.
Sin darse cuenta, llegó hasta la casa donde residía Riku. Recordó que Riku había malherido a Ienzo. Algo le empujaba a vengarse, pero se resistió. Ignoró el edificio y siguió su camino.
Cuando por fin llegó a su casa, se encontró con que su madre le esperaba para regañarle. Al parecer, el director la había llamado.
Le mandó a su habitación. Estaba castigado y no saldría en todo el día. Mas no le importaba. Se pasó todo el día estudiando las historias de Sora, Riku y Kairi.
Una vez había anochecido, Eullig ya había decidido que hacer. Si aquellos tres deseaban que viajara a otros mundos con ellos, les convencería de que sería un mal compañero de viaje.
Además, según le habían dicho, en las naves gumi solo cabían tres personas…
Tras horas de insomnio, logró dormirse.***
-¿Hola? –preguntó Eullig al aire.
Se encontraba en una estancia completamente blanca. No tenía ni puertas ni ventanas y, sin embargo, una cegadora luz le hacía entrecerrar los ojos.
De pronto, la luz desapareció, y ya no se encontraba en aquella sala, estaba en una oscura isla, azotada por un extraño tornado.
Y allí, delante de sus ojos, se encontraban su hermano Ienzo y un Riku extrañamente joven. Y vio, con un profundo horror, como Riku atravesaba a su hermano con su espada. También pudo ver como se desvanecía.
Y justo antes de desaparecer, un ligero movimiento en sus labios, unas palabras que no llego a pronunciar en voz alta.
‘Eullig’.
Un fuerte viento le hizo cerrar los ojos. Y cuando los volvió a abrir, se encontraba en un tercer lugar. Este último lo conocía bien. Ya lo recordaba, era el mismo lugar donde había hablado con él en su anterior sueño.
Eso significaba que de nuevo esto era un sueño.
Pero no tuvo tiempo de pensarlo. De un portal oscuro, apareció Ienzo, o Zexión.
-Hola, Eullig –dijo el incorpóreo.
Eullig abrió la boca, pero fue incapaz de hablar.
-Eullig, –repitió - soy Zexión. Mi verdadero nombre era Ienzo, tu hermano. Lo cambié al unirme a la Organización XIII. Mi inexistencia como incorpóreo acabó tras la batalla con Riku, aunque no fue él el que me dio el golpe de gracia.
>> Si hubiera tenido sentimientos, habría querido conocer a Eva, la que creo que es mi hermana. Yo no estaba en casa cuando nació.
>> Te puedo mandar este mensaje porque, antes de morir, lo envié con mis poderes ilusorios. Seguramente te ha llegado uno o dos años después de mi muerte; la distancia entre los mundos es muy grande…
>> Quiero que vengas a salvarme, además de que me gustaría volver a verte. Al igual que la mayoría de los miembros de la Organización XIII, ya no me encuentro en este mundo. Pero nuestros datos se encuentran en la Caverna de los Recuerdos, en Vergel Radiante. Es un mundo muy cerca de las Islas del Destino. Con una nave Gumi, no tendrás problemas en llegar.
>> La Caverna está repleta de peligros, pero se que conseguirás llegar al final. Y se que encontrarás la manera de devolvernos a la vida.
>> Confío en tí, y, Eullig, adiós.***
-¡Ienzo!
Eullig volvía a estar en su habitación. Había vuelto a tener aquel sueño, solo que esta vez lo recordaba perfectamente.
Ienzo tenía muchas esperanzas puestas en él. Pero su hermano ya había muerto tiempo atrás… Si no hacía nada, nada sucedería.
O eso quería creer, ya que algo en su mente le decía que si no hacía lo que Ienzo le pedía, aquel sueño le atormentaría por toda la eternidad.
Esta idea le asustó, pero también la de viajar solo a través del espacio. Si se lo pedía a Sora o Kairi, seguramente se negarían a resucitar a la Organización, a parte de que, al saber que Ienzo había muerto, no tendrían ningún interés en viajar.
En Riku ni pensó, ya que ahora, con solo imaginárselo, una rabia incontrolable le azotaba.
Miró su despertador: eran las cinco y diez de la madrugada.
Al fin decidió lo que iba a hacer. Se vistió y se puso su colgante de zafiro. Puso su mente en blanco para no pensarlo mejor y, con una última mirada a la habitación de Eva, cruzó la puerta de salida hacia el puerto.
Empezaba a salir el Sol en el horizonte…***
Riku se despertó con las primeras luces del amanecer. Se asomó a la ventana y miró el paisaje. Iluminadas por la luz del astro, las aguas del puerto relucían bellamente.
Cerca del muelle, vio un extraño brillo de color azulado. No era normal.
Pero fuera como fuere, tenía que ir a montarse en la nave Gumi con sus amigos.
Ya vestido, comenzó a caminar hacia su objetivo. De nuevo, vio aquel brillo azulado. Extrañado, aceleró la marcha.
***
El amuleto de Eullig comenzó a reaccionar ante la nave Gumi. El chico miró su colgante, extrañado. Una fuerte luz emanaba del zafiro. Tenía aquella joya desde donde alcanzaban sus recuerdos, pero nunca había pasado aquello. Pensó que aquel brillo podía llamar la atención de alguien, así que la escondió en su bolsa, desde donde todavía se filtraba un pequeño resplandor.
Miró a su alrededor. Dio un respingo al ver a Riku a lo lejos. Rápidamente, entró en la nave, camuflada como una barca corriente.
Por dentro era todo un aparato de alta tecnología. Comenzó a pulsar botones que pensó que podían servir para despegar.
Finalmente dio con el botón correcto. La nave perdió su camuflaje y se encendieron los propulsores. Y despegó***
Riku vio a Eullig subiendo a la nave. Corrió hacia aquel lugar; ¿quién sabe lo que podía pasar? Cuando estuvo a punto de llegar, se encendió el motor y los propulsores y la nave despegó.
Riku solo pudo gritar al que estaba en la nave y soltar una maldición.***
No lo podía creer. Estaba en el espacio exterior. Con el volante, se dirigió en línea recta; según Ienzo, Vergel Radiante estaba cerca.
Súbitamente, otra nave apareció en su camino. Le disparó un rayo láser que destruyó uno de sus propulsores. Parecía dispuesto a disparar otro rayo.
Eullig, con el miedo de quedarse en el espacio por toda la eternidad, pulsó un botón que se encontraba en el volante, que destruyó la nave enemiga. Eullig respiró, aliviado. Parecían mucho más endebles que su nave Gumi. Afortunadamente, no encontró muchas más por el camino. Lentamente, fue siguiendo un camino invisible que parecía indicarle su corazón.
Unas horas más tarde, divisó un pequeño mundo. Se veía un gran castillo en el centro y una pequeña ciudad.
Vergel Radiante.
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Última edición por Gilleux el Mar Ago 25, 2009 3:20 am, editado 1 vez
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Re: La Esencia del Corazón
Me tarde 23 minutos en leerla, jaja pero valió la pena x3 en mi gusto me gusto y mas que usaras la historia de Kingdom hearts >w< espero le sigas (yo no doy critica)
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Re: La Esencia del Corazón
Je, je, gracias Leks.
Me gusta que alguien lo haya comentado. (Pensé que era tan malo que nadie postearia)
Tengo ya preparada el segundo capítulo, pero esperaré un poco, que el tercero ya no lo tengo tan a mano y se me acostumbran los lectores a tener continuación enseguida.
(Ups, hablo como si alguien me leyera ^^U)
Me gusta que alguien lo haya comentado. (Pensé que era tan malo que nadie postearia)
Tengo ya preparada el segundo capítulo, pero esperaré un poco, que el tercero ya no lo tengo tan a mano y se me acostumbran los lectores a tener continuación enseguida.
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Re: La Esencia del Corazón
jajajaja yo espero hasta que este el siguiente capitulo, solo digo, ya me emocionaste >w< (y yo si leo eso xD)
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Re: La Esencia del Corazón
Pondré la primera parte del segundo capítulo hoy. La siguiente ya la pondré mañana.
- Spoiler:
- Poder Latente, parte 1
Eullig aterrizó la nave Gumi con sumo cuidado en las afueras de la ciudad. Al salir, una sensación extraña le invadió. De nuevo, el colgante brillaba. Dejó de hacerlo durante el viaje, pero ahora lo hacía con mucha más intensidad. Era como si algo o alguien quisiera comunicarse con él.
Sacó su amuleto y se lo puso junto a su pecho, con la esperanza de que pasara algo.
Aquella sensación era la misma que tenía al pensar en Ienzo, solo que más intensa. Tal vez el colgante perteneció a su hermano mayor en el pasado. Pensó que a lo mejor marcaba una dirección. Lo alzó y dio una vuelta, con la esperanza de que su corazonada fuera cierta. Al parecer, tenía razón. La joya brillaba más si la dirigía hacia el norte. Así que caminó en esa dirección.
Su zafiro le llevó hasta lo que parecía un mercado. No había mucha gente. La luz que emitía su colgante se extinguió, no sin antes señalar a un hombre que estaba en una esquina, un hombre alto y de pelo castaño que se apoyaba contra la pared. Decidió preguntarle a él.
El chico se presentó como León. Eullig le preguntó sobre la Caverna de los Recuerdos.
-León, ¿sabes algo sobre un lugar llamado Caverna de los Recuerdos?
-Mmm… -León pensó durante unos segundos.- Lo siento, no. No creo que haya un lugar como ese en Vergel Radiante.
-¿Estás seguro? Que raro… Ienzo me dijo… no importa.
-Lo siento.
León se dispuso a marcharse. Pareció esbozar una pequeña sonrisa, pero solo duró un segundo y Eullig pensó que lo había imaginado.
-Tal vez debería volver y preguntarle a Sora… -dijo en voz baja.
León le miró, sorprendido.
-¿Sora? ¿Has dicho Sora? –preguntó.
-Sí.
-¿Un adolescente de ojos azules y pelo de punta?
-Exacto. ¿Le conoces?
León sonrió, pero enseguida se borró de su cara.
-Eullig, si de verdad conoces a Sora, supongo que serás de fiar –León volvió a quedarse pensativo.- Perdóname. Te he mentido.
-¿Cómo?
-Una vez hubo una caverna en Vergel Radiante. Desconozco su nombre. Pero estaba infestada de incorpóreos, así que la sellamos. Pensé que tus intenciones no eran buenas. Pero si conoces a Sora, no creo que seas malvado.
-Entiendo. No te preocupes. Cualquiera pensaría lo mismo si alguien que no conoces te pregunta por un lugar como ese. Por cierto, ¿qué es exactamente un incorpóreo?
Riku y Sora se lo habían explicado vagamente, pero seguía sin entender que eran.
-Un incorpóreo es la carcasa vacía que queda cuando alguien pierde el corazón. Son muy hostiles y peligrosos.
-¿Y los sincorazón?
-Son seres que proceden de la oscuridad de los corazones de la gente. Cuando consiguen el corazón de otra persona, este se convierte en otro sincorazón. Son muy agresivos.
-Entiendo –dijo Eullig.- ¿Conoces alguna forma de entrar en la caverna?
-¿Cómo? –León parecía volver a dudar.- ¿Qué quieres hacer allí exactamente?
-Según parece, mi hermano se quedó atrapado dentro. Debo ir a rescatarle.
-Oh –León parecía apenado.- Siento haber vuelto a sospechar de ti. La verdad, no tengo ni idea. Pero tal vez una amiga mía sí. Sígueme.
-Gracias, León.
Los dos chicos anduvieron durante un rato. Llegaron a un lugar repleto de casas. Era la zona residencial.
La última casa era la de León. Gentilmente, el joven castaño abrió la puerta. Al entrar, Eullig vio a dos personas. Dos chicas hermosas; una de pelo castaño y largo y otra de cabellos morenos, mucho más cortos. De espaldas y sentado frente a un ordenador gigante se encontraba un hombre de mediana edad, rubio y con unas pocas canas.
-Bien, Eullig, te presento a Yuffie, Aerith y Cid.
-¿Con que Eullig, eh? ¡Soy Yuffie, guapetón! –casi gritó la joven del pelo corto.
-¿Cómo? Oh, sí. Eullig, ¿no? Soy Cid –dijo el hombre rubio con indiferencia.
-Yo soy Aerith. Me alegro de…
La simpática chica de cabello castaño no pudo terminar. El zafiro volvió a resplandecer. La cara de Aerith mostró una expresión de sorpresa y, casi inmediatamente, cambió a una gran tristeza.
-Vaya… ¿Por un casual no buscarás la Caverna de los Recuerdos?
-¿Cómo lo sabes? –preguntaron Eullig y León a coro.
-Solo una intuición… Y su colgante… -dijo esta última frase muy bajo.
-¿Cómo dices?
-Oh… ¡Nada, nada, Eullig! Bien veamos… Ve calle arriba y sube a unas escaleras para llegar al mirador. Una vez allí, abre la barrera mágica para entrar en esa peligrosa caverna.
-Pero… ¿cómo podré abrirla?
-Eullig, con la fuerza de tu corazón. Y el de tu hermano, escondido en tu amuleto –susurró en su oído.
-C… ¿Cómo sabes…?
-Shhh –puso el dedo en los labios del peliazul.- Vamos, ve. Tu gente te espera.
Eullig la miró unos segundos. Con un gesto se despidió de sus nuevos amigos y salió corriendo.
Cuando los cuatro salieron el brillo de la joya de zafiro todavía se podía ver en la lejanía.
-¿Qué ocurrirá con él, Aerith?
-Le volveremos a ver, Cid. Solo que entonces será nuestro enemigo.
León soltó una maldición por lo bajo.
Eullig corría sin entender exactamente como Aerith había averiguado todo aquello, pero no tenía tiempo para pensar. Mientras su colgante le mostraba el camino, él hacía cábalas con sus palabras. ‘Tu gente te espera’, había dicho su nueva amiga. ¿Acaso allí encontraría a más personas? ¿La Organización de la que Riku le había hablado, tal vez?
No pensó más en ello, porque ya había llegado al mirador y la caverna sellada estaba enfrente. Y ahora, ¿cómo la abriría?
-Con la fuerza de mi corazón… -murmuró.- Y la del corazón de mi hermano…
Con su mano izquierda cogió el amuleto de su difunto hermano y lo puso contra su corazón.
Y así permaneció durante unos segundos que parecieron siglos. Y entonces, el zafiro brilló. Brilló muchísimo más que las otras veces. Era tan intensa aquella luz que se tragó a Eullig y sus alrededores.***
Sora, Riku y Kairi estaban en el espacio, viajando con una nave Gumi mucho más pequeña que la que Eullig había robado. El chico del pelo plateado les había contado lo sucedido con su amigo. Tal había sido la preocupación de Sora que decidió coger su nave de emergencia y salir en su busca.
-Pero antes necesitamos una nave Gumi más grande. Esta agobia –comentó Kairi. Y cuanta razón tenía.
-Iremos a la casa de León a ver a Cid. Él nos fabricará una igual o mejor que la anterior.***
Poco a poco la luz se fue disipando. Todo estaba oscuro, pero fue cuestión de acostumbrarse al cambio de luz. En su mano ya no había un zafiro enganchado en una cadena de plata. Ahora sostenía una llave de enormes dimensiones, de color negro y azul. La empuñadura tenía a su alrededor una defensa circular y el tallo metálico la unía con los dientes, pasando por un zafiro exactamente igual al del medallón, incrustado. La parte de arriba era también circular, con una cara sonriente, pero siniestra. A los lados y arriba, unas cuchillas curvas teñidas de rojo se alzaban, amenazantes.
-Una llave… -susurró.- ¡Una Llave Espada!
Aquella arma que blandía era una Llave Espada, una reliquia solo concedida a algunos elegidos de increíble fuerza y coraje. ¿Era realmente él como sus amigos Sora, Riku y Kairi, a los que ya se les había concedido una Llave Espada? Tal vez el hecho de haber llegado tan lejos por una causa noble… No, tenía que ser algo más importante.
-No tengo tiempo para pensar –se dijo.- Debo llegar cuanto antes hasta mi hermano.
Eullig realizó los mismos movimientos que Sora le había relatado que debía hacer para abrir una puerta. Con un suave movimiento, Eullig levantó la Llave Espada por encima del hombro para luego apuntar hacia la caverna sellada. De la punta apareció un rayo de luz que se dirigió hacia el sello mágico, haciendo que apareciera una gran cerradura también hecha de luz. Y consiguiendo que la magia que cubría la entrada a la Caverna de los Recuerdos se desvaneciera.
-Y ahora, a rescatar a Ienzo –murmuró para si mismo.***
-Con que queréis una nueva nave Gumi…
-Así es, Cid –respondió Sora.
Sora, Riku y Kairi habían llegado finalmente a Vergel Radiante. Llegaron a la casa de León, donde también residían Cid, Yuffie y Aerith. Tras contarles la historia le pidieron una nueva nave a Cid
-Si, supongo que podría. Aunque… -Cid fue interrumpido.
-¡Aunque no os servirá para nada! –exclamó Aerith súbitamente.
-¿Cómo? ¿Por qué? –se extrañó Kairi.
-Resulta que yo he visto a ese chico que me describes. Sí, lo vi con mis propios ojos. Fue derrotado por un incorpóreo…
-¡Pero…! –intentó Yuffie, mas León le tapó la boca.
-Vaya… Eullig… ¿Estas segura Aerith? –dijo Riku.
-Efectivamente.
-En ese caso, debemos volver a las islas…
Los tres se marcharon, apenados por la falsa muerte de su amigo. Cuando ya se hubieron marchado, Yuffie se atrevió a preguntar:
-Aerith… ¿Por qué les has dicho eso? Sabes que es mentira.
-La historia debe seguir su curso… sin interferencias –susurró Aerith mientras se alejaba hacia su habitación.
-¡Ja, ja! Aerith… ¡Siempre con sus misterios! –dijo Yuffie intentando parecer graciosa, pero nadie rió.
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Re: La Esencia del Corazón
waaaaaaaaa tiene una keyblade y yo no >3< pero creo que tambien le preguntaria eso a a aerith o.o bueno como sea, espero lo que sigue
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Re: La Esencia del Corazón
La primera batalla. Capítulo dos, parte dos
- Spoiler:
- Poder Latente, parte 2
Aquello parecía cualquier cosa menos una caverna. Los corredores, muy largos y anchos, estaban revestidos con blanquísimo mármol llano, y había relieves hechos con oro y platino.
Eullig blandía la Llave Espada como había visto hacer a Sora, por si le atacaba algún incorpóreo, pero, extrañamente, ningún ser extraño vino a atarle.
Con el tiempo, Eullig se relajó y dejó de prestar tanta atención. Se sorprendió al ver desaparecer su Llave Espada, y se desesperó unos segundos. Luego descubrió que, si la llamaba, su arma volvía mágicamente a su mano.
Eullig caminó y caminó. Las primeras horas las recorrió sin problemas, pero, al cabo de un rato, empezó a sentir hambre. Se lamentó de no haber traído nada de comer.
Pasó dos días caminando sin parar.
Tenía mucha sed y necesitaba comer alguna cosa. Más o menos durante la mañana del tercer día, decidió que no podía más. Era triste; había ido a aquel lugar para revivir a su hermano, pero al final iba a morir él. Desalentado, se apoyó en la pared. Y un milagro ocurrió.
Su manó se hundió en el mármol. Rápidamente, se giró para ver que pasaba. Todo un trozo de pared se apartó para dejar ver la entrada a una habitación.
Era un pasadizo secreto.
Entonces, por primera vez en tres días, Eullig miró hacia atrás. Se quedó boquiabierto.
La abertura por la que había entrado era perfectamente visible, tan solo a unos metros.
La Caverna de los Recuerdos contaba con algún tipo de mecanismo de defensa que hacía que el corredor blanco nunca acabara.
Eullig suspiró.
-Lo más sensato sería volver atrás a por bebida y algo comestible –se dijo Eullig, mas rechazó la idea.
Tal vez si salía de la cueva el pasadizo secreto desaparecería. Tras un sonoro rugido de su estomago, Eullig se internó en la habitación que había descubierto.
El joven peliazul pudo ver al entrar una enorme habitación circular con el techo extremadamente alto. Las paredes eran prácticamente iguales a las del corredor.
No pudo ver nada más, ya que el pasadizo secreto se cerró por fuera. La luz se desvaneció y todo se volvió oscuro.
Eullig se vio obligado a caminar a ciegas, dando pasos muy cortos y tanteando el aire con las manos.
Tras varios minutos intentando encontrar alguna cosa tangible, una voz femenina surgida de la nada dijo:
-Comenzando protocolo de reconocimiento de voz. Diga su nombre, por favor.
Eullig dio un respingo. La voz parecía provenir de todas partes.
-Diga su nombre, por favor –repitió la voz
Eullig pensó que debía tratarse de algún aparato de tecnología punta.
-Diga su nombre, por favor –dijo por tercera vez.
-E… Eullig… -susurró el joven.
-Clave de voz incorrecta –anunció la voz-. Diga su nombre, por favor.
-¡Eullig! –dijo, esta vez con más fuerza y firmeza.
-Clave de voz incorrecta –dijo una vez más-. Diga su nombre, por favor.
Eullig comprendió que lo que debía hacer era imitar la voz de algún miembro de la Organización XIII. Al único que conocía era a su hermano, así que carraspeó y dijo, con una voz más grave que la suya:
-¡Zexión!
-Clave de voz incorrecta. ¡¡Alerta, intruso!! ¡¡Alerta, intruso!!
-Oh, genial… -murmuró el peliazul.
-Iniciando programación ‘Penumbra Espinosa’. Función: eliminar intruso.
En el techo se iluminaron miles de pequeñas luces, formando un efecto estrellado. Un colosal ser blanco y gelatinoso se alzaba amenazadoramente delante de Eullig. Lentamente, alzo su brazo. Luego, quiso aplastar a Eullig con la mano.
El chico lo esquivó ágilmente.
-¿¡Cómo voy a deshacerme de esta cosa!? –exclamó.
El coloso blanco volvió a la carga. Esta vez, quería pisarlo como a una hormiga. Eullig, aturdido por el último ataque, no se pudo mover. En un acto desesperado, hizo aparecer su Llave Espada y la puso entre su cuerpo y el pie del gigante, el cual era tres veces más grande que Eullig.
El peliazul consiguió deshacerse del pie de su enemigo de una estocada. Tras unos minutos esquivando, comprendió que luchando brutalmente no conseguiría nada. Debía idear algún tipo de estrategia.
Penumbra Espinosa estaba reuniendo energía entre sus garras. Poco a poco, la pequeña bola se convirtió en una gran Bomba de Energía. Si hubiera sido un luchador nato, seguramente Eullig habría aprovechado los minutos que el monstruo había gastado para formar su ataque para atacarlo, pero sabía bien que en lucha cuerpo a cuerpo no tenía ninguna oportunidad.
Cuando la Bomba de Energía ya era casi tan grande como la cabeza del coloso, Eullig ideó su plan.
Salió corriendo hacia la parte trasera del monstruo. La esfera de poder era cada vez más grande y destructiva.
Una vez allí, golpeó el suelo con su Llave Espada, impulsándose hacia arriba.
‘Un momento…’, pensó Eullig. ‘Sin Llave Espada… ¿¡cómo continuo el plan!?’
Eullig, ya en el aire, no sabía que hacer a continuación. Las probabilidades de acierto eran muy reducidas, pero debía intentarlo.
La Bomba de Energía era de la longitud de medio cuerpo de Penumbra Espinosa. ¡Si estallaba, puede que destruyera todo Vergel Radiante!
El chico estaba ya a la altura de la nuca del coloso. Solo tenía una esperanza.
Con todas las fuerzas que le quedaban a su cuerpo deshidratado, le dio una patada.
Tal vez si hubiera estado concentrada en la batalla, Penumbra espinosa ni habría notado el impacto, pero estaba tan concentrada en la Bomba de Energía que su flexible cuello se inclinó bruscamente hacia delante; justo donde estaba la bomba.
Penumbra Espinosa estrelló su cabeza contra su propio ataque. Tal fue el impacto que cayó derrotada.
Desapareció entre lo que parecía ser un revoltijo de datos.
-Uf… Casi no lo cuento –susurró Eullig.
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Re: La Esencia del Corazón
pobre de penumbra espinosa u.u pero esta genial >w< quiero saber que pasa, acaso se muere Eullig? se convierte en un nobody? waaaaaaa quiero saber OwO
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Re: La Esencia del Corazón
Comienzo de una nueva... ¿no-vida? Capítulo 2, tercera parte y última.
Bueno, el final se veía venir. No puedo decir que haya sido muy original ^^U
En cualquier caso, espero que os guste ^^
- Spoiler:
- Poder Latente, parte 3
-Penumbra Espinosa derrotada –dijo la voz femenina de antes. Justo como Eullig había pensado, la voz no parecía provenir de ningún lado-. Introduzca contraseña.
-¿Contraseña?
Miró a su alrededor varias veces. En un lado de la habitación había una especie de teclado.
-¿Una contraseña, no? Seguramente es algo relacionado con la Organización… Mmm… Tal vez… ¿incorpóreo?
Eullig escribió ‘Incorpóreo’ en el teclado.
-Clave incorrecta –dijo la voz.
-¡Ya sé! ¡Kingdom Hearts!
-Clave incorrecta.
-Vaya… No quiero luchar contra un monstruo otra vez. Ah… Necesito algo de beber… Agua, agua, agua…
‘Aqua’
-¿¡Qué!? ¿¡Quién ha hablado!?
‘Contraseña’
-Es… ¿la voz? No… La… ¡la estoy oyendo en mi mente!
‘Contraseña: Aqua’
-La… ¿Llave Espada? ¿Me está hablando la Llave Espada?
‘Aqua’
-¿Aqua? Muy bien… ¡Aqua!
-Contraseña correcta. Bienvenido a la Sala Silenciosa –dijo la voz femenina.
-¡Bien!
Un trozo de pared se movió, igual que la última vez, formando un pasadizo secreto.
Atravesándolo había una habitación mucho más pequeña, también blanca. El techo era tan alto que era imposible verlo.
La estancia era circular. En el centro de la habitación había una mesa, mientras que en la pared, recorriendo todo el lugar, había doce puertas con un símbolo grabado en cada una.
En las puertas había cerradura, pero no pomo. Eullig trató de abrir una puerta. La empujo, intentó tirar de ella, y hasta la golpeó con su Llave espada, pero nada ocurrió.
Trató de abrir la cerradura utilizando el mismo método que había usado para deshacer el sello de la entrada, pero ni por esas.
-¡No puede ser! –exclamó Eullig-. ¡Tiene que haber alguna manera!
Eullig comenzó a buscar alguna pista por toda la habitación. Encima de la mesa había diversos papeles. Parecían notas de estudios. Eullig rebuscó entre los títulos. Uno de ellos era ‘Las puertas de datos’.
Eullig pensó que tal vez tendría algo que ver con su problema. Comenzó a leerlo lo más rápido que pudo. Entre la decimonovena línea y la vigésima estaba escrito ‘Para devolver a la vida a un incorpóreo cuyos datos están en una puerta de datos se necesita abrir la cerradura con una llave en cuyo interior resida el poder de un corazón puro o poderoso’.
Tenía la Llave Espada. Con eso ya tenía medio trabajo hecho, pero… ¿de dónde sacaría un corazón? ¿Y cómo haría que la llave se hiciera con su poder?
Otro informe se titulaba ‘La Llave Espada Roba-Almas’.
No leyó más. ¿Roba-Almas?
Comenzó a hacer memoria. Según sus amigos Sora, Riku y Kairi había siete Llaves Espadas, una por cada princesa.
Sora tenía una, Kairi otra, Riku una tercera, Roxas, el incorpóreo de Sora, dos más, y, finalmente, el rey Mickey tenía la sexta.
Ninguna era la Roba-Almas. Y solo quedaba una: la de Eullig.
-La mía… -murmuró para si mismo-. La Roba-Almas… La Llave Espada que es capaz de atrapar corazones…
No podía hacer otra cosa. Había llegado allí para salvar a su hermano, pero no sabía cual era su puerta de datos.
Así que decidió hacerlo con la que parecía más importante. Una especie de corona estaba grabada en la puerta.
No podía creer lo que iba a hacer, pero Eullig no se iba a ir de aquel lugar con las manos vacías.
Dejando su mente en blanco, colocó el filo de su Llave Espada en su pecho.
Por su cabeza pasaron las imágenes de su hermana Eva, sus padres, Sora, Riku, Kairi, León y sus amigos...
Entonces, Eullig introdujo la Llave Espada en su pecho. Antes de desfallecer, apuntó con la llave hacia la puerta.
Eullig cayó al suelo, pero la Roba-Almas quedó suspendida en el aire. Un resplandor que despidió la llave abrió la puerta.
Luego, cayó al suelo junto a su dueño.
De la puerta salió una humareda. Entre el humo, un hombre moreno joven de pelo largo blanco y vestido con una especie de túnica negra con cremallera apareció.
Xemnas.
Xemnas avanzó para deshacerse del humo. Su puerta desapareció.
En el lugar donde habían estado la Roba-Almas y el cuerpo inerte de Eullig ahora solo había una especie de hormiga negra que medía un metro.
De la palma de la mano de Xemnas apareció una especie de espada láser, con la cual destruyó sin problemas al ser extraño. Hizo desaparecer su espada y se miró las manos.
-Vuelvo a… estoy de nuevo en la Tierra. ¿Cómo puede ser? Ese estúpido de Sora me derrotó…
Xemnas observó lo que había a su alrededor. Una persona de pelo azulado estaba sentada encima de la mesa, mirando al invisible techo.
-Así que… has sido tú –dijo acercándose a aquella persona-, ¿verdad, Zex…? ¿Eh?
El que estaba sentado no era Zexión. Se parecía a Eullig, pero su mirada se había vuelto vacía y su pelo se estaba revuelto, más pálido que de costumbre.
Tenía la mirada perdida.
-¿Has usado tu propio corazón para devolverme a la vida?
No hubo respuesta.
-Dime… ¿cuál es tu nombre?
El chico vaciló.
-E… Eullig.
-Je, je. No, no es ese –dijo moviendo la mano. En el aire apareció el nombre de Eullig. Una X dorada apareció y las demás letras se dispersaron-. Ahora. Dime tu nombre.
El peliazul miró hacia las letras. Éstas se movieron hasta formar un nombre al mismo tiempo que el chico lo decía.
-Gilleux…
Bueno, el final se veía venir. No puedo decir que haya sido muy original ^^U
En cualquier caso, espero que os guste ^^
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Re: La Esencia del Corazón
Me ha gustado mucho º-º,pocos de este foro han puesto la historia de su pj >_>.Si,es un final que se veia venir pero a mi me ha gustado ^^(Leks,que lento lees ¿no? 25 minutos .w. yo solo he tardado 10 xDD).
Última edición por Renvax el Miér Dic 15, 2010 8:40 pm, editado 1 vez
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Re: La Esencia del Corazón
Tranquila Renvax, que esto no acaba. ¡No os dejaré respirar con la historia de Eullig!
Y ya que estoy, pondré la primera parte del capítulo 3
Y ya que estoy, pondré la primera parte del capítulo 3
- Spoiler:
- Tiempo de Meteoros, parte 1
Dos chicos adolescentes jugaban con espadas de madera en una pequeña isleta mientras una chica pelirroja les miraba sentada en una palmera de forma curva.
Sora, Riku y Kairi habían encontrado su nave gumi a las afueras de Vergel Radiante y no habían tardado en volver a las islas.
Se las arreglaron para que los padres de Eullig creyeran que se había ido de intercambio.
Todavía no habían conseguido asimilar del todo la muerte de su amigo, así que intentaban olvidarlo con unas luchas rápidas.
Pero Kairi tenía dudas. Aerith había actuado de una forma bastante extraña…
Aún con esta idea en la cabeza, había conseguido relajarse junto a sus amigos.***
-Con que Gilleux, ¿eh? –Xemnas esbozó una sonrisa maliciosa-. Bienvenido a la Organización, número XIII.
-La… Organización… -Gilleux apenas podía hablar. Estaba confundido y no sabía muy bien que pasaba; había perdido gran parte de su memoria. De pronto, se acordó de algo importante-. ¡Ienzo! ¡Vine por Ienzo! ¿¡Dónde está!? ¿¡Y tú quién eres!?
-Tranquilo, tranquilo, entiendo tu preocupación. Así que buscas a Zexión… Te diré que debes hacer.
-¿C-cómo?
-Intentaré explicarte lo poco que sé. Tu tienes una de las siete Llaves Espadas, la Roba-Almas. La usaste para arrebatarte el corazón de tu cuerpo y así hacerme volver a la vida… como incorpóreo. Por lo que veo, viniste a rescatar a Zexión, pero has hecho bien en traerme a mi primero, ya que soy Xemnas, el Superior.
-En… Entiendo… -balbuceó Gilleux.
-Si quieres rescatar a Zexión de la oscuridad, deberás traerme corazones. Necesitarás muchos, si son normales. Pero tan solo uno, si el corazón es puro o poderoso.
-Cierto… ¡Debo rescatar a mi hermano!
-Tranquilo, tranquilo. Primero debo enseñarte lo básico.
Xemnas le mostró a Gilleux como usar los portales de oscuridad, el Mundo Inexistente, y sobre todo, descubrir sus poderes ocultos.***
Estaban los dos en el Callejón del Intersticio. Xemnas blandía una espada láser roja, estaba impávido, mientras que Gilleux jadeaba en el suelo.
La Llave Espada estaba bajo el pie de Xemnas.
-¿Eso es todo lo que sabes hacer? ¡Vamos, muéstrame tus poderes más ocultos!
-Grrr… -gruñó enfadado Gilleux-. ¡¡¡Ahhhhhhhhhhhhh!!!
-¡Eso esta mejor! ¡Sácalo todo!
-¡¡¡¡Kyaaaaaaaaaaaa!!!!***
Gilleux estaba escudriñando su habitación en la zona residencial. No era muy lujosa, tan solo una cama, un armario y un pequeño escritorio. La silla de madera mostraba señales de haber sido utilizada antes.
Y era cierto, por Roxas. Pero Gilleux no se acordaba de aquellas cosas nimias. Solo recordaba datos puntuales: su Llave Espada, León, Sora y sus amigos, su hermano Zexión.
Ni tan siquiera recordaba a su familia.
Pero todo aquello no importaba. Sin saber como, en menos de una semana había pasado de ser un niño cualquiera a ser miembro de la Organización XIII. Xemnas había conseguido, con sus duros entrenamientos, a despertar el elemento que todo miembro de la Organización debe tener.
Ahora lo que debía hacer era reunir la fuerza de los corazones para resucitar a Zexión y al resto.
Entonces, Gilleux se puso a pensar. ¿Qué haría después de todo aquello? ¿Se quedaría como número XIII o trataría de volver a su vida anterior? ¿Realmente no tenía corazón? Todo aquello era demasiado complicado.
Sin más vacilaciones, Gilleux abrió un portal a Vergel Radiante.
Lo más seguro era que allí hubiera alguien de corazón fuerte…
Apareció en el mismo mercado que la última vez. Estaba muy bullicioso aquel día y nadie se percató de su presencia.
Sigilosamente, se dirigió a la zona residencial. Nadie en aquel mercado le servía.
Recordaba bien el camino que aquel humano le había señalado hasta su casa.
Ésta mostraba signos de actividad. Salía humo de la chimenea y las luces estaban encendidas, a pesar de que era de día.
Con inusitada confianza, abrió lentamente la puerta. Al primero que vio fue a Cid, que se giró y le miró con indiferencia.
-¡Leon, Yuffie, Aerith, vuestro amigo el del pelo azul ha llegado!
Los tres llegaron corriendo de distintas habitaciones, y comenzaron a acribillarle a preguntas. Pero Gilleux no contestó. Cuando los tres se cansaron de hablar, les miró de arriba abajo y murmuró, clavando la mirada en el castaño:
-Squall ‘Leon’ Leonhart, tu corazón será mío.
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Re: La Esencia del Corazón
Esta bienel capi ^^ pero no es leonhart,es leonheart xDD excepto eso lo demas bien.
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Re: La Esencia del Corazón
No, es Leonhart. En serio, lo digo de verdad, búscalo por internet. Es un error muy común, ya que todos piensan que tiene que ser Lionheart porque quiere decir 'Corazón de León' y suena como dramático, pero le llamaron Leonhart para hacer un cameo a Corazón de León, pero, por mucho que los fans se empeñen, no es Lionheart es Leonhart ^^
Bah, ya te estoy dando el sermón del domingo. Ay, aquel armario cabr*n, que se me cayó encima... Nunca he vuelto a ser el mismo U_U
En cualquier caso, gracias por postear ^^
Bah, ya te estoy dando el sermón del domingo. Ay, aquel armario cabr*n, que se me cayó encima... Nunca he vuelto a ser el mismo U_U
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Re: La Esencia del Corazón
Dios me muero *w* en verdad se pone interesante ¿que pasara despues? eso es lo que quiero saber *0*
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Re: La Esencia del Corazón
Dios,tipicos sermones de domingo,askeroso armario u.u xDD
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Re: La Esencia del Corazón
¡Viva! Tras miles de años incomunicado he terminado la segunda parte del tercer cap. Eso si, es cortita y algo cutre U_U No estoy en mi mejor momento artístico. Últimamente tengo más inspiración en one-shots de amor y payasadas como la que pronto os pondré como extra: "Bajándole los humos a Luxord". Va sobre Strip Poker o_O
Bueno, sin más dilación...
Bueno, sin más dilación...
- Spoiler:
(Tiempo de Meteoros (Parte 2)
El aludido dio un respingo, seguido de sus dos amigas. Cid se levantó de pronto, tirando su silla al suelo.
-¿¡Te has vuelto loco, chico!?
Una estocada interrumpió al rubio, que cayó al suelo ante la velocidad del ataque. El ataque no le dio, pero le rozó. Gilleux observó a Cid con mirada fría.
-No te entrometas… si no quieres morir…
Cid se quedo helado, inmóvil. Aerith asintió, satisfecha.
-Justo como esperaba… -murmuró observando la flamante Llave-Espada.
Gilleux se lanzó otra vez con inusitada velocidad, esta vez hacia León, el cual apenas pudo responder interponiendo su sable-pistola. Unos segundos de forcejeo se produjeron.
-No quiero hacerte daño… -murmuró León.
-No tienes porque producírmelo. Déjate matar y todo acabará…
-¡Ni hablar! ¿¡Por qué haces esto!?
-Porque… Porque… Que fácil es preguntar el porqué… Pero tú ya no lo podrás hacer más.
Gilleux lanzó a su oponente, el cual atravesó la pared de la casa y aterrizó en la calle.
Yuffie trató de lanzarle un shuriken a Gilleux, pero él lo evadió con destreza. Agitó su espada como si atacara, pero desde lejos. Yuffie, extrañamente, fue lanzada hacia atrás sin motivo aparente y aterrizó junto a Cid.
-Estrella Fugaz… Una estocada de tal rapidez que es incluso capaz de lanzar ráfagas de poderoso aire… -murmuró Aerith asombrada.
La lucha seguía fuera de la casa. Gilleux y León intercambiaban espadazos; el sonido del metal chocando era audible en toda la zona. León, en un momento dado, alzó la espada en dirección a Gilleux y pareció como si disparara. Una bola de fuego fue lanzada a la cara del peliazul. Él no se lo esperaba, pero fue hábil al evadirla. La bola de fuego pasó rozando su revuelto cabello color cobalto.
-Tch… -murmuró Gilleux-. ¡Estrella Fugaz!
El chico se lanzó vertiginosamente a Squall. Él no fue capaz de reaccionar a tiempo; había creído que lo tenía todo hecho con su disparo.
Gilleux hizo caer a su oponente. León trató de levantarse, pero el filo de la Llave-Espada de Gllieux se encontraba en su cuello.
-¿V-vas a matarme?
Gilleux no contestó. La espada rozaba la piel de León, creando un ligero corte, pero lo que en realidad hacía era comprobar si su corazón bastaba, examinaba el poder de su interior.
Finalmente, retiró su espada.
-Tu corazón es débil, León. Eres voluble. No me sirves.
Se giró y entró por el boquete que había abierto en la casa. Hacía todo eso para salvar a su hermano; no podía tener compasión. Aunque, en teoría, no era capaz de sentir compasión, ni ninguna otra emoción, a causa de su falta de corazón. Pero, de alguna manera, algo le remordía. Hacer aquello no le gustaba.
Miró a Yuffie y a Cid.
“No, no me valen…”, pensó.
Entonces, se fijó en Aerith. Lentamente, Gilleux se acercó hacia su posición hasta quedar junto a ella.
-Tú corazón… es puro…
Ella asintió.
-¿Vas a tomarlo? –preguntó con una sonrisa.
-¿Lo dudas? –Gilleux alzó su Llave-Espada.
Pero parecía que a ella no le importaba. Se mantenía en el lugar, sonriente y expectante. El incorpóreo se preguntaba porqué no gritaba, luchaba o huía por su vida.
-¿Por qué, Aerith, por qué no haces nada por evitarlo?
-Porque creo en ti.
Aquellas palabras chocaron en Gilleux. Poco a poco, fue bajando su espada. Despegó los labios para decir algo, pero decidió callárselo. Levantó el brazo y creo un pasillo oscuro. Miró a Aerith, sonrió y se marchó.
En el pasillo oscuro, Gilleux caminaba sin rumbo.
-¿Por qué? ¿Por qué no he podido hacerlo? No tengo corazón… -murmuró colocando la mano en el pecho-. En fin, no puedo volver con las manos vacías. Ya se donde ir… -se dijo con un brillo malicioso en los ojos-. A las Islas del Destino.
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Re: La Esencia del Corazón
Mola el capitulo xD.Pasillo oscuro sin rumbo eh ¬¬ xDD
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Re: La Esencia del Corazón
¡Eooooooo! ¿Alguien me lee todavía? ¿No? Jo T_T xD
Bueno, desde octubre sin actualizar esto y creo que ya es la hora de acabar el asqueroso capítulo 3 xDD Ahí va, señores... Mmm... ¿Nadie? xD
Nos quedamos con que Gill luchaba contra León y Aerith, pero era incapaz de arrebatarles el corazón por alguna razón desconocida (recordemos que necesita reunir corazones puros o fuertes para resucitar la Organización XIII), así que decide ir a las Islas del Destino a buscar a algunas personas que sabe que le servirán. ¿Será capaz Gilleux de vencerlos? Solo lo sabréis si leeis el cap xD
LOL, el final me ha quedado muy Higurashi xD
Bueno, desde octubre sin actualizar esto y creo que ya es la hora de acabar el asqueroso capítulo 3 xDD Ahí va, señores... Mmm... ¿Nadie? xD
Nos quedamos con que Gill luchaba contra León y Aerith, pero era incapaz de arrebatarles el corazón por alguna razón desconocida (recordemos que necesita reunir corazones puros o fuertes para resucitar la Organización XIII), así que decide ir a las Islas del Destino a buscar a algunas personas que sabe que le servirán. ¿Será capaz Gilleux de vencerlos? Solo lo sabréis si leeis el cap xD
Tiempo de Meteoros (Parte 3)
- Spoiler:
- En el pasillo oscuro, Gilleux caminaba sin rumbo.
-¿Por qué? ¿Por qué no he podido hacerlo? No tengo corazón… -murmuró colocando la mano en el pecho-. En fin, no puedo volver con las manos vacías. Ya se donde ir… -se dijo con un brillo malicioso en los ojos-. A las Islas del Destino.
Sonriendo maliciosamente, el incorpóreo se colocó la capucha de forma que no permitía ver la mitad superior de su rostro.
La intensa luz del sofocante sol de la Islas del Destino le obligó a entrecerrar los ojos, aún con la capucha cubriéndole. Todo en la isla de recreo estaba prácticamente igual que cuando se marchó: las olas del mar chocaban contra la arena, el sonido de las gaviotas y la suave brisa del mar formaban una banda sonora que Gilleux tanto conocía. Nada había cambiado. La choza, el pequeño muelle… ¡Incluso seguía allí la lata de gaseosa que Riku tiró, hacía ya semanas! Nada había cambiado. Pero era natural: solo hacía una semana, aproximadamente, que se había marchado. Y, solo en ese tiempo, su vida había cambiado radicalmente. Pero el objetivo del incorpóreo no era recordar tiempos pasados, sino conseguir corazones.
Dirigió la mirada a la pequeña islita que conectaba con aquel lugar en el que los jóvenes se reunían para divertirse. Le pareció ver solamente a tres personas allí: una chica pelirroja sentada sobre un árbol curvado y otros dos, un chico de cabellos castaños y puntiagudos y otro de cabello plateado, luchando con palos de madera.
Gilleux esbozó una sonrisa, comenzando a caminar tranquilamente hacia la isleta.
Justo como había pensado. Eran Sora, Riku y Kairi. El incorpóreo avanzó con sigilo, evitando ser detectado, hasta quedar a unos metros de Kairi, oculto tras una palmera. Aquellos eran unos enemigos a tener en cuenta: debía atacar por sorpresa o no tendría ninguna oportunidad de victoria. Kairi no era peligrosa. Si lograba tumbar a uno de los dos, Sora o Riku, de un solo golpe desde las sombras, tendría media batalla ganada.
No era un plan muy estratégico, pero bastaría. Sin pensárselo un momento más, creó un portal oscuro y apareció justo detrás de Sora, dándole un fuerte golpe en la nuca con el dorso de la mano derecha.
-¡Agh!
Sora cayó al suelo, inconsciente. Había resultado mucho más sencillo tumbarle de lo que Gilleux esperaba.
-¡¡Sora!! –gritaron al unísono Riku y Kairi.
El incorpóreo encapuchado hizo aparecer su negra Llave-Espada, apuntando con ella a Sora de una manera que un filo rozaba el cuello del castaño y la otra su pecho.
-Si os acercáis, despedíos de él –dijo con una voz fría, sin sentimiento alguno.
Riku y Kairi, que habían comenzado a correr hacia el cuerpo inerte de su amigo para socorrerle, pararon en seco. Observaban al encapuchado con rabia e impotencia.
-¡¿Cómo es posible?! ¡Sora y yo destruimos por completo la Organización XIII!
Gilleux, bajo la capucha, se mantuvo inexpresivo. Avanzó unos pasos hacia delante. Una gran jaula formada por oscuridad mezclada con un material parecido a la roca surgió de la tierra como si se tratara de espinos, aunque los barrotes se parecían más a tentáculos, encarcelando al inconsciente Sora.
La pelirroja se abalanzó sobre aquella jaula, pasando de largo a Gilleux, que se había colocado en una posición ofensiva, blandiendo la Llave-Espada, que estaba posicionada en vertical, ligeramente oblicua hacia la izquierda, con la mano derecha, mientras que la zurda se mantenía lacia al costado del incorpóreo, de una forma aparentemente descuidada. Kairi no importaba en aquel momento. Riku era el objetivo primordial.
-¡¿Por qué no respondes?! –fue lo que dijo el joven de níveos cabellos, haciendo aparecer su espada, con forma de una oscura ala de demonio.
-No es de tu incumbencia –respondió Gilleux fríamente-. Acabemos con esto.
-¡¿Por qué tienes tanto interés en luchar conmigo?! –preguntó Riku, observando de reojo como Kairi trataba inútilmente de abrir la sombría jaula.
-Haces demasiadas preguntas, humano –observó el encapuchado-. Sin embargo, esa una que me complacería contestar. Tú mataste a mi hermano. Ahora yo, simplemente, recogeré tu corazón para devolverle la vida. Busco justicia.
-Tu… hermano… ¿Cómo se llamaba?
-Silencio –cortó el peliazul-. Es la hora… Tu sangre será el elíxir que devuelva a la vida a la única familia que me queda… Morirás, aquí y ahora, Riku. Es la hora de que él se vengue.
El incorpóreo fue el primero en atacar. Impulsándose con la punta del pie derecho, comenzó a correr hacia Riku, aunque debido a su increíble velocidad parecía que levitaba. El humano apenas pudo defenderse de la estocada vertical que le dirigió su rival, imponiendo su espada para parar el ataque a duras penas y retrocediendo unos pasos. Gilleux, con Riku a su merced, volvió a utilizar la anterior maniobra, mas esta vez su enemigo se lo esperaba y lo evitó sin problemas con una finta; agachándose y flanqueando al encapuchado para golpearle con su arma en el costado. Sin embargo, solo hizo falta un giro de muñeca para escudarse del tajo por parte del joven de negro. Las espadas chocaron una vez más, y ambos chicos dieron un gran salto hacia atrás. Durante el vuelo, Riku lanzó una Razzia Tenebrosa, una llama de color blanco azulado formada por su poder sobre la oscuridad, mas el incorpóreo la desvió haciendo girar a Roba-Almas cual molinillo. Al aterrizar, ambos luchadores se lanzaron a por el otro a la carrera, haciendo chocar sus armas de nuevo. Ahora estaban cara a cara.
-Solo estás consiguiendo hacer el ridículo, Riku –dijo de pronto Gilleux-. Sé todos tus movimientos y técnicas. Me lo contaste y mostraste todo una tarde en la playa, mientras comíamos helado de sal marina, al igual que Sora. Y no lo he olvidado.
-Tú… -el rostro encapuchado del incorpóreo estaba ahora a pocos centímetros del suyo a causa del choque de fuerzas. Podía distinguir sus facciones, y le recordaban a alguien… Al único al que le había mostrado sus técnicas de combate, además de a Sora y Kairi-. Tú eres…
-Hum… Ahorra saliva. Pronto solo notarás el metálico sabor de la sangre en tu boca.
Aprovechando la distracción del peliblanco, Gilleux coloca su mano libre, la izquierda, entre el pecho y el estómago del humano y, antes de que éste pudiera reaccionar, una especie de bola de fuego explotó sobre el cuerpo de Riku, lanzándole directamente contra una palmera. Su cuerpo chocó contra el árbol, resquebrajándolo, mas no talándolo completamente. El joven gimió.
El encapuchado sonrió de forma macabra, lanzándose en dirección al vencido humano, con la punta de la Llave-Espada apuntando directamente a su corazón. Tenía que morir de la forma más dolorosa posible… Por Zexion…
-¡¡Basta!!
Una Llave-Espada de un peculiar diseño floral cortó el ataque del peliazul. Lentamente, la mirada de Gilleux fue cambiando de dirección, desde Riku hasta quien fuese que le había cortado el paso. En un principio pensó en Sora, pero era imposible que hubiera salido de la jaula. No tenía cerradura para que su Llave-Espada pudiera abrirla. Sin embargo, no era Sora. Era un joven de melena rojiza que le llegaba hasta los hombros y vestida con un pequeño vestido rosado con infinidad de cremalleras.
Kairi.
-¿Desde cuándo…?
No puedo acabar la frase, ya que Kairi embistió con su arma el cuerpo de Gilleux. Este se vio obligado a retroceder de un salto. Tuvo que hacer una voltereta para coger impulso. La capucha dejó de cubrir su cara, mas aterrizó de espaldas, dejando que vieran simplemente sus cabellos azulados.
El joven no recordaba que poseyera aptitudes para el combate, ni siquiera que tuviera una Llave-Espada. ¿Lo había estado ocultando? No… Recordaba algo, una escena borrosa, en la que Kairi luchaba junto a sus dos mejores amigos. Trataba de recordar, pero solo conseguía imágenes sueltas. Seguía sin saber porque tenía una Llave-Espada. ¿Era aquello un efecto secundario de su transformación en incorpóreo? ¿Cuántas cosas había olvidado?
Gilleux, finalmente, se giró para observar a sus antiguos amigos. Riku ya se había levantado, y se mantenía en una posición defensiva junto a Kairi. Ésta ahogó un grito al observar la cara del incorpóreo.
-¡¿Eullig?!
-Eullig… Lo sabía -murmuró Riku, asintiendo-. ¿Por qué, Eullig? ¿Por qué has dejado que te laven el cerebro?
El aludido se mantenía impávido, observando a ambos con absoluta neutralidad.
-No me han lavado el cerebro –respondió-. Me han abierto los ojos a la verdad… Lord Xemnas lo hizo.
-¡¿Xemnas?! –exclamó Kairi-. Pero si murió…
-Lo resucité usando mi propio corazón. Por esa razón ahora soy una cáscara. Ahora que no estoy atado a los locos edictos del corazón, ese inservible órgano… Puedo pensar con frialdad, y ver el mundo como es en la realidad. Tú… Riku, tú mataste a la única familia que me quedaba… Lo justo es que ahora yo te asesine para devolverle la vida.
-No… Insensato, no lo entiendes. No entiendes nada. Xemnas te ha engañado… ¡Tus padres y tu hermana están llorando porque creen que estás muerto, ellos son tu verdadera familia! ¡Y Zexion no era más que un cruel asesino, se merecía su destino! ¡Xemnas borró aquellos recuerdos que no le interesaba que supieras!
-¡¡¡MENTIROSO!!! –gritó, rompiendo finalmente aquella estampa de tranquilidad y sosiego. Los pájaros que anidaban sobre las palmeras huyeron volando, asustados por el ruido-. ¡Mentiras, todo lo que dices son mentiras! –la Llave-Espada desapareció en un destello, y el incorpóreo levantó el brazo al cielo. Casi enseguida, un enorme meteoro se formó sobre la palma. Era tan grande como la isla-. ¡Los mentirosos deben morir!
Y se carcajeó. Una risa más propia de un psicótico que de un frío ser sin corazón.
LOL, el final me ha quedado muy Higurashi xD
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Re: La Esencia del Corazón
No! psicópata, no destruyas la isla!
Guilleux, enhorabuena, este fanfic me gusta mas que uno que escribio una chica rancia, y no miro a nadie aparte de Renvax...*palmada en la cara*...sere tonto...
Guilleux, enhorabuena, este fanfic me gusta mas que uno que escribio una chica rancia, y no miro a nadie aparte de Renvax...*palmada en la cara*...sere tonto...
Kizen- Humano
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Re: La Esencia del Corazón
Kizen,vas a morir mauhahaha *risa de Kira* En cuanto a tu fic Gill,si q te ha quedado un poco a lo higurashi xD falta el cuchillo jamonero de Rena (??)
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Re: La Esencia del Corazón
Higurashi... Sangre... Hemofobia... No... Rika... Nippah... Destripar... Suicidio... Introducir repetidamente cuchillo jamonero en la cabeza de forma violenta... Keiichi paranoico matando a Mion y Rena pensando que quieren drogarle... Shion torturando a Satoko hasta la muerte... Tío raro arrancándose la garganta... Sillas... Rena cortando por la mitad la cabeza del tío de Satoko... No... puedo... soportar... tanta.... violencia... ¡¡¡¡NO!!!! ¡¡¡¡¡¡¡USODA!!!!!!!
*Miia y Alice empiezan a reirse como desquiciadas por el trauma*
Por cierto... Buen cap... Me gustó la parte con violencia...
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Miia- Reina de la Oscuridad
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Re: La Esencia del Corazón
*Gilleux tiene miedo de Miia, así que usa de escudo a Rika Furude y se va corriendo, no sin antes dejar la primera parte del Cap 4 de La Esencia del Corazón*
PD: Gracias, Kiz :3
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Cosecha (Parte 1)
- Spoiler:
- El retumbar de la tierra combinado con el sonido furioso del mar al chocar las olas las unas contra las otras formaba una estridente cacofonía, la cual daba la impresión de que anunciaba un peligroso terremoto o una intensa tormenta tropical. Sin embargo, ninguna de aquellas conclusiones era correcta. El causante de todos los sonidos que profetizaban alguna catástrofe natural no era otro que el incorpóreo Gilleux que, al verse acorralado por dos guerreros de gran habilidad, había creado en un acto de colérica desesperación una roca espacial de las mismas dimensiones que la isla que estaba dispuesto a destruir. Con una sádica expresión tanto en su rostro como en sus ojos, el peliazul observaba a sus dos víctimas más cercanas, aquellos guerreros que, juntos, podían vencerle fácilmente. Riku y Kairi, con los ojos desorbitados, contemplaban el gran meteoro que pronto les aplastaría. El primero, tras unos primeros segundos de desconcierto, trató de lanzarse a por Gilleux para detener el ataque, pero unas palabras lograron que cesara en su empeño.
-¡¡Tócame un pelo y probarás en tus carnes todo el poder de mi recién descubierto don!! –le advirtió a voz de grito el joven vestido de negro.
Una pequeña nube de arena se formó a los pies de Riku, al detenerse en seco tras oír a su antiguo amigo. Le dirigió una mirada iracunda, pero impotente. Era tan frustrante saber que tu hogar iba a ser destruido enfrente de tus propios ojos, contigo y con seres queridos en ella, sin poder hacer nada por evitarlo… Y la parte más sádica de Gilleux lo sabía. Sonreía al ver la desesperación y la impotencia en la cara de sus dos rivales. Sonreía por saber lo mucho que iban a sufrir cuando aquel meteoro abrasador cayera sobre ellos, aplastando su cuerpo y fundiendo todos sus órganos de una forma lenta y dolorosa. El incorpóreo no podía esperar más. Enseñando sus afilados dientes, comenzó a inclinar la mano lentamente, mientras la colosal roca seguía su paso…
Una mano cubierta por un guante negro sujetó con fuerza el brazo de Gilleux para que no pudiera seguir su trayectoria. El peliazul trató de zafarse, pero no fue capaz de doblegar a aquel individuo. Con los dientes rechinando y los ojos desorbitados por la rabia, dirigió la mirada hacia aquel que le impedía terminar de una vez con la vida de todos aquellos mentirosos.
Sus pupilas se dilataron al ver el rostro del quien le interceptó, desapareciendo todo rastro de cólera, siendo sustituida por un increíble miedo.
-Inútil… ¿Por qué has decidido perder el corazón si no posees cerebro alguno, inepto? Eliminándolos así perderás sus corazones. Debes vencerles con la Llave-Espada. Si llego un poco más tarde, hubieras desperdiciado una gran parte de mi existencia… y eso no hubiera sido de mi agrado, ¿entiendes?
De nuevo, la expresión de Gilleux mostró puro miedo ante las palabras de Xemnas, el Superior. Un miedo muy parecido al que muestran los perros al ver a su amo con una fusta que ya había sido utilizada en repetidas ocasiones, más que el miedo humano.
El Superior señaló con su mano libre el gran meteoro que aún permanecía en el aire, e inmediatamente su creador lo hizo desaparecer. Segundos después, ambos incorpóreos desaparecieron en un portal de oscuridad.
Kairi cayó al suelo de rodillas, jadeante, y farfullando repetidamente las mismas ininteligibles palabras, como si se encontrara rezando. Riku, en cambio, se mantuvo observando en la dirección en que se habían encontrado los dos incorpóreos de negro, como si aún se encontraran allí. Momentos después, apretó los dientes y golpeó con todas sus fuerzas la palmera resquebrajada con la que había chocado minutos antes, esta vez provocando que cayera a la arena. Kairi gritó inesperadamente, y se dirigió corriendo al cuerpo de Sora, que aún permanecía inconsciente. La jaula había desaparecido junto con quien la había creado.
-Eullig, idiota… Lograrás la destrucción de todos los mundos con tu locura… -fue lo que dijo Riku entre dientes, dirigiéndose finalmente hacia la asustada Kairi y Sora.
***
El molesto sonido de la campana de una escuela, aunque un sonido agradable para algunos ya que marcaba el final de las clases, retumbó por toda la isla principal de las Islas del Destino. Mientras los alumnos salían en grandes grupos, charlando de asuntos banales, dos seres encapuchados observaban a los humanos desde la seguridad del tejado de una casa cualquiera, a salvo de miradas indiscretas ya que desde abajo era prácticamente imposible ver lo que se encontraba a aquella altura.
De los hombres de negro, el más bajo mantenía la cabeza agachada en señal de disculpa y sumisión, mientras que el más alto le miraba por encima del hombro con una media sonrisa bastante siniestra
-Mi señor… -murmuró el primero, con una vocecilla que denotaba miedo-. ¿Vais a… castigarme…?
-Un descuido como ese me habría traído mucho problemas, nº XIII. No me arriesgaré a que tu estupidez arruine mis planes. Debo hacer algo para que recuerdes tu error y no vuelvas a cometerlo de nuevo.
-Señor… por favor… los umbritáculos otra vez no… se lo ruego…
-Mmm… Tal vez pueda dejarlo pasar…
-¡¿En serio?! ¡No sabe cuanto se lo agradezco!
-Silencio. Sin embargo, deberás ganarte mi indulgencia. Ve ahí abajo y busca corazones. Si consigues los suficientes… Pensaré el dejarte sin castigo.
-¡Muchísima gracias, Superior! ¡No le defraudaré!
Xemnas desapareció en un portal oscuro sin decir nada más, tan solo asintiendo a las palabras de Gilleux. Éste, al marcharse el primero, hizo desaparecer de su cara el miedo o el agradecimiento, sustituyéndolo por algo parecido al asco.
-Viejo idiota… Recuerda que yo te di la vida, y no dudaré en quitártela si lo veo necesario. Sin embargo, aunque no comparta sus métodos, le necesito para cumplir mis objetivos. Da gracias por eso, superior ceporro.
Oteando el horizonte, el incorpóreo logró avistar un grupo de cuatro personas que se había adelantado al resto de los alumnos, y se encontraban en una apartada cala que era probable que poca gente conociera. Eran las mejores presas si lo que quería era no llamar la atención. Un portal oscuro le llevó en segundos a aquella apartada calita, detrás de unas rocas, de forma que aquellos cuatro individuos no pudieran avistarle de momento. Se trataban de cuatro jovencitas, vestidas con el uniforme escolar de las Islas del Destino, que charlaban animadamente dando un paseo por la playa.
-Por cierto, ¿sabéis que ha sido de Sora, Riku y Kairi? Estuvieron sin venir unos días, volvieron uno o dos días y han vuelto a desaparecer del mapa… -comentó una chica de largo cabello azul intenso y ojos verde aceituna.
-Ni lo sé, ni me importa, Mia –respondió la morena de ojos rojo sangre, que parecía ser la mayor de las cuatro-. Dos de ellos no van ni a mi curso, y el otro es un soso.
-¡¿Qué dices, hermana?! –exclamó la que tenía pinta de ser la más joven, con una media melena de color rosa y ojos bicolor: el derecho azul y el izquierdo rojo-. ¡Si Riku está buenísimo!
-Además, Raven, pronto podrías estar en el curso de Sora y Kairi. Ya has repetido una vez, y tus notas son una peste –dijo la última, una chica de cabello castaño con reflejos rubios al sol, con una voz burlona.
-Winna, a ti te gusta todo el mundo, pervertida –respondió fríamente Raven-. Y tú, Kiniro… Será mejor que te calles a no ser que quieras morir.
-Que manía por llamarme por mi apellido. Somos amigas, ¿recuerdas? Soy Kyaroru, Kya para vosotras.
-¡¡Kyaaaaaaaaaaaa!! –exclamó de pronto la pelirrosa.
-¡¿Qué?! ¡¿Qué pasa?!
-Nada. Practicaba kárate.
Kyaroru se apresuró a colocarse tras Winna para darle un capón. Winna se quejó, pero entonces llegó Raven y aplicó su famosa colleja doble en las dos chicas.
-¡Winna, deja de joder! ¡Y tú no toques a mi hermana, Kiniro!
-Aaaauuuuuu… -se quejaron las dos. Mia no pudo contener una risita.
-Al menos ya está un poco más animada. La pobre está tan alicaída desde la muerte de su novio… -murmuró Mia, con tal de que las demás no la oyeran.
Aquella era una preciosa estampa. Las tres chicas comenzaron a reírse a carcajadas, incluso Raven no pudo evitar esbozar una efímera sonrisa.
Las inocentes colegialas no se imaginaban el nefasto destino que la vida les tenía preparado.
Gilleux- Administrador
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Localización : Estas ruinas tienen algo extraño. La palabra es... ¿Místico? ¿Misterioso? ¿Extraño? ¿Mohoso? ¿Cachondo?
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Re: La Esencia del Corazón
Muy bien, en resumen Guilleux se vuelve loco, es el perro de Xemnas y le castiga con Umbritaculos(?). es broma me gusta.
P.D: Porque me das las gracias? por librarme de la competencia como me dijistes?
P.D2: Cuando leí lo de sadico y lo de la campana del colegio me acordo a una persona de left 4 dead:
P.D: Porque me das las gracias? por librarme de la competencia como me dijistes?
P.D2: Cuando leí lo de sadico y lo de la campana del colegio me acordo a una persona de left 4 dead:
Kizen- Humano
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Re: La Esencia del Corazón
Jod#r, esta genial. No sabia que escribias asi de bien, y encima parece que te pensaste las cosas con premeditacion y no sobre la marcha (o tal vez no...).
Valla, que me han dado ganas de hacerla una pre-historia a mi personaje. A ver que tal me queda...
Valla, que me han dado ganas de hacerla una pre-historia a mi personaje. A ver que tal me queda...
Greiv- Sincorazón
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