Tras el encuentro con la Bestia... [Apartamento de Kerloxsand]

Miia apareció de súbito en el apartamento que tanto conocía. Allí conoció por primera vez a Kerloxsand. Al aparecer el el apartamento, debido al impulso, se desplazó indebidamente y se cayó sobre el sofá, con el herido encima.
Sonrojada, se dispuso a sacárselo de encima y acomodarlo en el mueble. Le quitó al incorpóreo su gabardina, no sin cierto rubor, y sacó unas vendas y desinfecante de su bolsa pasra ir curándole.

Mientras trataba de remediar el problema, miraba de reojo de vez en cuando al aún abierto portal, por si la humana aparecía.

Kerloxsand comenzó a volver en sí. La cabeza le daba vueltas. Era la única parte del cuerpo que sentía en esos momentos a excepción del pecho, que le dolía horrores.

-¿Dó...? -intentó preguntar, pero sintió un gran pinchazo en los pulmones al hacerlo, así que prefirió callar.

Allí estaba Miia, aunque lo veía todo borroso. Estaba poniéndole algo en el lugar de la herida. Cada vez que le tocaba le dolía, pero sabía que si se quejaba le quemaría aún más.

Por alguna razón que escapaba a su comprensión, había un Portal Oscuro en medio de la estancia. Entonces su vista se aclaró y se dio cuenta de dónde estaba. ¿Quién les había llevado hasta su casa? ¿Miia? Imposible, no tenía ese poder.

Miia seguía tratando de curar a Kerloxsand como podia. Estaba tan ensimismada que apenas se dio cuenta de que comenzaba recuperar la consciencia. No lo advirtió hasta que el incorpóreo trató de decir algo. Miia primero no supo reaccionar, luego se emocionó un poco y, finalmente, se serenó y dijo con tono estricto:
-¡No hables! No te esfuerces más de lo que debes. Solo descansa; yo me encargo de todo -dijo sonriendo.

El portal de oscuridad finalmente se cerró. Miia suspiró. Parecía que Anju había decidido no acompañarles. Peor para ella.

Al fin terminó de desinfectar las heridas. Comenzó entonces a vendar el torso del incorpóreo, con una risilla nerviosa.
-Solo eran una par de hematomas y algunos cortes por parte de las garras... Sanará pronto -murmuró-. Parece que eres propenso a herirte -rió, tratando de destensarse ligeramente.

A pesar de que en el Mundo Inexistente siempre reinaba la oscuridad, Miia llevaba viviendo en el lugar tanto tiempo que ya distinguía la hora de dormir de horas en que, en mundos más "normales", sería de día. Le sonrió a Kerloxsand, tapándolo con una manta una vez estuviera totalmente tratado. Sus labios pronunciaron un "duerme bien", antes de irse a lo que había sido su habitación para descansar. Esperaba que a la mañana siguiento, el incorpóreo se encontrara mejor.

Kerloxsand se vio tentado a gritarle un "¡Ese es mi cuarto! ¡Al sofá tú!" pero no estaba en condiciones de hacerlo. Total, por un día que le cumpliese el capricho.

[Al día siguiente]

Kerloxsand despertó sintiéndose mucho mejor. Debía reconocerlo. A la muchacha se le daba bien eso de los primeros auxilios.

-Debería pagárselo de alguna manera -pensó.

Pensó un momento, y encontró la respuesta en seguida.

Fue hacia la cocina y comenzó a preparar un desayuno contundente.

Al finalizar, gritó:

-¡Eh! ¡Bella durmiente! ¿No piensas levantarte de MI cama en todo el día o qué? -tal vez estuviese agradecido, pero Kerloxsand era Kerloxsand.

Una exclamación masculina obligó a Miia a abrir lentamente los ojos. Se frotó los mismos con la muñeca, tratando de despejarse, y se encontró en la habitación de Kerloxsand. Enrojeció ligeramente: debía de haberse equivocado de habitación debido al sueño. Recogió a Cabriola, la muñeca de peluche con la que solía dormir, y la colocó en la axila, mientras se levantaba perezosamente de la cama. Iba a tomar una ducha, pero el olor de una rico desayuna hizo que cambiara de idea.

Se dirigió hacia la cocina, como flotando, para encontrarse con Kerloxsand preparando algo de comer.
-¡No deberías haberte levantado! Aun no estás recuperado del todo, Kerl... -le dijo, enojada, pero no podía negar que tenía hambre y aquello olía extremadamente bien. No pudo reprimirse más-. ¿Qué estás cocinando? -preguntó, haciendo alusión al dasayuno.

Of: Y lo dejo aquí porque el teclado se me ha vuelto a ir a la ****** ù.u

-Yo lo llamo ambrosía de Kerloxsand au fines herbes con extra de especial de la casa que nunca fue... Vosotros lo llamáis huevos revueltos con menta. Pero me hace ilusión ponerles nombres.

Kerloxsand sacó un plato y lo puso a la mesa. Con un gesto invitó a Miia a sentarse.

-Venga. Está delicioso, pero frío está asqueroso. Y se enfría rápido.

Miia sonrió y se sentó para degustar aquel plato que parecía tener tantos nombres.

Al cabo de un rato tragando aquel manjar, decidió dejarlo.
-No tengo mucha hambre esta mañana... -murmuró, algo avergonzada. Se levantó de la silla, dirigiéndose a una ventana. Observó unos segundos la luna en forma de corazón que adornaba el lugar donde estaba asentada y suspiró, para, acto seguido, dirigir la mirada a Kerloxsand.

-Si ya estás bien, quiere decir que no me necesitas más aquí... -murmuró-. Siento decir que no me puedo quedar mucho tiempo. He de cumplir una... ¿misión? -sacó del escote aquella especie de letra "X" tallada en bello zafiro, una piedra preciosa de color azul brillante-. Si, se podría llamar así...

Se dirigió a la habitación de Kerloxsand, recogió su bolsa y metió dentro a Cabriola. La joya, en cambio, volvió a guardarla junto a su pecho. Más valía tenerla en un lugar seguro.
Volvió al lugar donde se encontraba Kerloxsand; mas, sin mirarle ni siquiera a la cara, comenzó a hablar:
-Creo que me sería más fácil encontrar estas cosas si tuviera mi nave. ¿Concierne eso algún problema para ti? -ocurrió una pausa en que parecía que un ente invisible contestaba-. ¡Oh, vamos! No puedo ir de mundo en mundo cuando a ti se salga de las narices... -de nuevo, otra pausa-. No te preocupes, es una promesa. [...] No, que eres capaz de mandarme a cualquier otro mundo. Me las arreglaré.

Tras aquellas palabras, se giró hacia Kerloxsand, como si no se hubiera percatado de su presencia.
-Estoooo... ¿Podrías llevarme a Vergel Radiante? -preguntó, rascándose la coronilla con la mano izquierda y dedicándole al incorpóreo una de sus miradas angelicales, para convencerle.

Kerloxsand suspiró. Miia no le había cogido el punto a la comida. ¿Se puede saber dónde tenían el gusto los blancos? Era algo incomprensible para él.

El pelirrojo hizo un aspaviento con la mano y abrió un portal. Al otro lado se veía una calle de casas pequeñas. En el horizonte, se veía el Bastión Hueco.

-No volverás, ¿cierto?

Off: Me parece imposible que advierta lo de la comida, pero le de igual que hable sola o lo que sea la X esa xDDD Aunque cada uno controla a su pj como quiere, es algo... ¿antinatural? xDDD

On:
Miia se sorprendió ante la pregunta, y miró a Kerloxsand con una sonrisa.
-Claro que volveré. Volveré, siempre que tú quieras que lo haga, siempre que me necesites, iré a ayudarte. Estés donde estés -Miia ensanchó su sonrisa, cogiendo la mano izquierda del incorpóreo con las dos suyas. Le dejó al joven un brazalete dorado, en el cual estaban grabadas las palabras "Siempre juntos"-. Así, siempre me tendrás a tu lado.

Y desapareció por el portal, en busca de su nave gumi, la cual encontró cerca del lugar. Animada, se montó, mirando por última vez el portal. Al otro lado estaba Kerloxsand. Sonrió de nuevo: volvería.
Acto seguido, encendió motores.