Tras la tormenta, viene la calma

Una gran Nave Gumi se materializó cerca de la Casa del Árbol, seguido de dos siluetas humanas que surgieron en el interior de la casa.
Gilleux salió del Pasillo Oscuro y, como movido por un resorte, se dejó caer al suelo.
-¡Uf! Pensaba que no lo contábamos...
Dirigió la mirada a Leks, para ver que pensaba ella ante la última batalla. Gilleux temía haberla decepcionado.

*por lo visto Gilleux la llevo al lugar que deseaba llegar pero el impulso cuando salió de ese oscuro lugar no le impidió seguir de pie, su mirada estaba seria, seguía visualizando aquellas preguntas de antes, pero luego escucho a su amigo y rápido regreso su mirada a el*
Ah? Tienes razón
*no dijo mas y se adentro al lugar, recordaba que en su ultima visita dejo todo arreglado y limpio, ahora estaba arreglado y lleno de polvo, solo se acerco a su sofá y se tumbo en el colocando su brazo ocultando sus ojos*
Gill…lo lamento…no quería rendirme, pero tenia miedo de ir con Hades…soy tan torpe…deje el País de las Maravillas sumido en la oscuridad, pobre Alicia…
*pero no tardo mucho en subir sus ánimos, se puso nuevamente de pie y tomo de las manos a su amigo guiándolo a un lugar cómodo como el sofá, y ella de mientras calentaba agua.
Se sentó en la mesa apoyando su barbilla contra sus manos mirando la mesa la cual tenia marcas de garras, eso le hiso recordar su pasado pero luego se escucho que el agua estaba lista por lo cual se levanto y sirvió dos tazas las cuales tenían unas plantitas que en poco tiempo se junto con el agua y se hizo té*
Estoy cansada, esa pelea casi me mata, pero se que puedo hacer mas, en verdad, te agradezco mucho Gilleux, tu me has ayudado en muchas ocasiones pero yo…je te e traído problemas
*camino en dirección a él y le extendió la mano con la taza para luego sentarse a su lado sonriente. Todo se quedo en silencio mientras la noche se aproximaba, un ligero rayo de luz entro por la caza dándole brillo a su collar, pero ella no dijo nada estaba pensando profundamente*

Gilleux observó como su amiga se dejaba caer en el sofá, ocultando su rostro bajo el brazo. Leks se lamentaba. Decía que sentía el no haber podido vencer y que se arrepentía de no haber podido devolver el País de las Maravillas a la normalidad. E incorpóreo se incorporó.
-Leksi... No te preocupes... Hicimos lo que pudimos, ni más ni menos. No debemos lamentarnos. Alicia estará bien... Espero... -susurró esto último tan bajo que seguramente Leks no lo podría oír.
Entonces ella pareció animarse un poco. Se levantó y le cogió de la mano para llevarlo hasta el sofá. Gilleux no impuso resistencia y se dejó llevar, sentándose cómodamente en el sofá.
Su amiga puso algo de agua al fuego se sentó sobre la mesa, pensativa. Gilleux creyó que debía pensar en algo importante, por lo que no dijo nada y la dejó a sus aires.

Al cabo de unos minutos, Leks se levantó para recoger el agua caliente. Sirvió el agua en unas tazas y les puso bolsitas de té. En unos momentos, el agua obtuvo el color marronáceo del té.
Aceptó de buena gana su taza y tomó un leve sorbo.
-Leks, vamos... No digas eso, sabes que no es verdad -dijo, conciliador-. Yo siempre te ayudaré, y tú siempre me has ayudado. Soy yo quien te está agradecido -decía sonriente.
Un rayo de luz entró por un resquicio al interior de la casa, iluminando el collar que Gilleux tiempo atrás le había regalado. Le había dicho que era un obsequio por su amistad. Era muy valiosos para él: perteneció a su hermana Eva, ya fallecida. Entonces, ¿por qué se lo había confiado a una humana? Nunca le habría entregado aquello a un simple amigo. Sentía algo más por ella. Algo más profundo.
Pero mientras pensaba en aquello un nuevo rayo de luz del ocaso se adentró e hizo brillar unos instantes aquel brazalete con forma de corona. O, mejor dicho, era una corona que usaba como brazal.
Con una sonrisa, alzó el brazo hasta que su brazalete tocó la joya del collar de Leks.
-Leksi, querida... Nuestros destinos estarán siempre unidos.

*estaba dentro de sus pensamientos y recuerdos examinando cada paso de error que pudiera haber pero ese momento tan frio fue interrumpido al sentir que Gilleux acerco su mano al collar que tenia puesto, ella solo lo miro poniendo atención a sus palabras y como siempre examinándolas con detenimiento*
Nuestros destinos…unidos…Gill dime porque razón me diste este collar? Que demuestra realmente? *acerco su mano al collar y lo tomo jugueteando* quisiera saber el porque de muchas cosas y debo elegir a las personas indicadas para preguntárselo, por esa razón te pregunto porque cambiaste tu actitud hacia mi cuando nos vimos en el cuarto de Bella?
*se quedo callada, esperaba que le contestara esas tres preguntas, tres preguntas que ya tenia tiempo en su mente*

Gilleux, ante las palabras de su amiga, apartó la mano del colgante y se la llevo a la cabeza, rascándosela y revolviéndose el cabello de forma despreocupada.
-En realidad... No hay ningún motivo en concreto -contestó a la primera preguna, con una jovial sonrisa-. Simplemente... Algo me dijo que debía ser tuyo. Como ya te dije, fue de mi hermana. Y tú... me recuerdas a ella. Quería que fuera tuyo -añadió sonriendo con sinceridad.
En realidad, le recordaba a su hermana. En pasado. Hacía ya mucho que no la veía de aquella manera, sino que sentía un cariño más especial.

-Qué simboliza... -sonrió de nuevo, dulcemente, mientras llevaba la mano al collar, jugueteando unos segundos con él mientras decía-. Simboliza tantas cosas, tantos recuerdos... Pero hay tres cosas que lo representan a la perfección -murmuró mientras dirigía su mano hasta la mejilla de la chica, acariciándola suavemente-. Afecto, cariño... y amor.
Se ruborizó un poco mientras decía aquello, pero era la verdad. Por una parte, esperaba que su amiga viera el significado oculto en sus palabras, aunque por otra deseaba que entiendare amor como amistad.
¿Cómo era posible que, aún sin sentimientos, sintiera aquel revoltijo de sensaciones en su interior? Tal vez... Como decía su amiga, los sentimientos se encontraban realmente en la mente. ¿Bastaría el recuerdo de las emociones cómo para sentirlas, o, al menos, creer que las sientes?
Gilleux no lo tenía claro, pero lo que si que sabía era que sentía algo, y no pensaba no hacerle caso.

-Yo... Eh... -balbuceaba-. ¿Por qué cambié mi actitud? Supongo... Supongo que entendí que no valía la pena estar enemistado con alguien como tú -dijo sonriendo, sonrojado-. Bueh... Quiero decir que... No me refiero a tu fuerza... ¡P-Pero no quiero decir que seas débil! Y-Yo... Eh...
Se había liado y ya no sabía como seguir. No había empezado bien, y peor había seguido. Apartó la vista, sin saber que decir.
-Lo siento... Estoy nervioso, tras la batalla, ¿sabes? -se excusó, algo avergonzado.

*comprendió a la perfección sus palabras y acciones analizándolas como era común en ella, lo que Gilleux no noto fue que contesto mas de tres preguntas para Leksi y creo muchas mas pero lo único que en verdad le impresiono fue el significado del collar. Amor, es algo que se supone no sienten los incorpóreos junto con los demás sentimientos, pero el análisis de Leks se dio como cierto, el corazón solo es como la alarma, el que señala lo que siente, pero en verdad la mente es todo, una sonrisa se forjo en el rostro de la humana junto con un rubor*
Gill…si que eres un tonto
*sus palabras no eran por mal y lo único que hiso fue abrazarlo aun cuando dejara caer la taza, estaba recargada en su pecho ocultando su rostro de la vista de Gilleux intentando escuchar su corazón pero nada, la verdad no comprendía el porque ocultaba lo que quería decir pero no quería decirle que lo sabia dejaría que la valentía del joven lo dejara salir todo, pero luego comenzó a reír de manera traviesa*
Sabes, te vez lindo cuando te pones nervioso y ese color en tu rostro te ayuda a verte mejor…
*no sabia ni que decía, tal vez porque también estaba nerviosa aun cuando no lo aparentaba pero como esperarse de ella*

Al notar como la chica le abrazaba apoyaba la cabeza en su pecho, Gilleux reculó un poco, intimidado y sonrojado, pero no se lo impidió.
Sus palabras fueron recibidas por una jovial sonrisa por parte del incorpóreo, que le dedicó un suave golpecito en el hombro-.
-Tú eres la tonta -replicó Gilleux, de forma infantil-. Eres muy espontanea, impulsiva, cabezota... ¡Y no haces más que sacarme los colores!
Las palabras del peliazul se podían malinterpretar como una reprimenda, pero lo que hizo después demostraba todo lo contrario.

Con una breve carcajada, cogió la cabeza de la chica, colocando cada mano en un costado de la cara, y la obligó suavemente a que le mirara a sus ojos, sus expresivos orbes de color azul pálido, y le dijo con voz temblorosa, pero cargada de afecto:
-Pero... eso es lo que más me gusta de ti.
Con un ligero movimiento, le dio un suave beso a la humana en la frente. Justo después de eso, desvió la vista, rojo como un tomate.
No sabía si lo que había hecho era lo correcto. ¿Se había pasado? ¿O tal vez Leks esperaba algo más que eso?
Se levantó de la mesa, avergonzado.
-Lo siento... Yo... No quería... -susurraba, ruborizado

* Cuando la describió inflo sus mejillas pero luego sintió como sus suaves manos la tomaban del rostro obligándola a mirar sus profundos ojos, eso le causo un mayor tono en su rostro y una idea un tanto loca le llego a la cabeza, pero después le dijo que aquellas cosas de ella ¿le gustaban? Eso se le hacia raro pero la situación continuo como lo pensó hasta que sintió que le beso la frente, sorprendiéndola totalmente, su reacción no fue tan wow ya que se quedo sentada en su lugar colocando su mano en su frente, mientras él se ponía de pie*
No te preocupes
*le dijo tranquila, para después dirigir nuevamente su mirada a él contemplándolo con ese color en su rostro*
La verdad…jeje…pensaba que harías otra cosa
*cuando dijo esto se levanto y camino hacia una cubeta llena de agua de la cual agarro un poco y se mojo la cara*
Pero no me hagas caso, soy una chica soñadora, que siempre se la vive en otro mundo, en su propio mundo *suspiro* Gilleux la verdad me alegra mucho haberte conocido, sino fuera por ti no podría tener tanto animo por superarme y además no sabría nada acerca de la Keyblade
*se asomo por la ventana tomando el colgante y apretándolo contra su pecho*

Gilleux negó con la cabeza casi imperceptiblemente. No había hecho lo que ella esperaba. Había elegido la opción incorrecta. Pero, ¿qué podía él hacer? No era más que un incorpóreo que apenas sentía; sin conocimiento alguno sobre las relaciones y las maneras de tratar a las mujeres.
Pero, si no era lo que Leks había esperado de él, se lo compensaría. Era lo menos que podía hacer y era su deber.

Se acercó a ella para abrazarla por la espalda.
-Eres tú la que me ha dado ánimos para seguir con esta efímera vida -susurró dulcemente.
Luego cogió la mano de la humana y con el brazo libre creo un portal de oscuridad.
-¡Ven conmigo! ¡Tengo una sorpresa preparada para ti! -la incitaba infaltimente a que le acompañara dándole breves tirones

Gilleux asintió. Si que era algo raro, pero los incorpóreos, normalmente, no mostraban sentimientos y el peliazul había seguido aquella regla. Apenas sabía como debía comportarse.
Enarcó una ceja, divertido.
-No te preocupes. ¡Estoy seguro de que te gustará! No será nada raro; prometido -dijo con una sonrisa.

Ante la risa de su amiga, no pudo hacer otra cosa que ampliar su sonrisa. Saber que Leks confiaba en él le llenaba de orgullo. Quería decir que todo lo ocurrido en el pasado no afectaba en su relación. Sin embargo, sus ojos mostraron un tristre brillo casi imperceptible, pero se giró con la esperanza de que la humana no lo notara.
-¡Sígueme! -le dijo con voz animada, tratando de disimular.

Sin más dilación, atravesó el portal oscuro.