Buscando objetos mágicos...

Información. Eso era lo que Vanessa quería.
Después de haber aprendido todo lo que pudo de las oscuras artes de su madre, llegó a la conclusión de sus conocimientos no la servirían en sus propósitos, y por lo tanto necesitaba hallar un poderosísimo objeto mágico. Ninguna pequeñez, pues lo quería, nada menos, que para derrotar al mismísimo rey Tritón y poder así hacerse con el control del tridente y de Atlántica.
Así que allí estaba ella, en la entrada del inmenso castillo y deseosa de entrar a la Biblioteca. En los cientos de anaqueles que la componían, algo en claro sacaría.

*El cielo se presentaba radante, Todo el el castillo Disney era perfecto... Menos él.

El individuo recién había llegado al castillo cuándo se bajó de su Necronave gumi facilitada por Hades. Quería saber qué podía hacer el Dios del inframundo con lo que le acababa de conseguir... Hades planeaba algo muy extraño que a Kyotsu no le gustaba nada. Tenía dos opciones; o ir a bastión hueco a la bibioteca, o al castillo de Disney, aunque lo llamó más el castillo de Disney ya que al menos allí habría más gente a la que preguntar y le sería más fácil encontrar su información.

Al pasar los jardines y casi adentrarse en la biblioteca, vio a una mujer aparentemente humana que parecía buscar algo también en la gran sabiduría que poseía el edificio.

Sin terciarle palabra, pasó por su costado derecho y irrumpió en la biblioteca para salir cuánto antes de allí; al fin y al cabo, le apetecía entrenar un poco.

Observó a Kyotsu con recelo. Allí era una extraña, y no sabía si acaso la entrada estaría restringida. Al verlo entrar se cuela tras él y busca desde la entrada un listado que recoja todas las temáticas de los archivos.
Allí están los encargados del mantenimiento, que miran a todo el que entra de forma amenazante, como si los libros fuesen a desintegrarse porque alguien los tocase.
Cuando encuentra las referencias a "objetos mágicos" va hacia las enormes estanterías. Observa unas escaleras encajadas en unos rieles y tira de ellas hasta acercarlas a la zona que la interesa.
- Que fastidio...
Sube con cuidado, notando cómo la madera cruje aunque su peso no sea excesivo. Cuando se encuentra a más de un metro del suelo recorre con la mirada los libros a su izquierda, y saca uno con sumo cuidado. Se siente observada por los bibliotecarios. Cuando baja se encamina a un atril y apoya el libro. Comienza a pasar páginas. En ese libro se hace referencia desde el amuleto más simple, hasta objetos de la magnitud del tridente de Tritón, o las Llave Espada.

*Kyotsu empezó a buscar con paciencia por los pasillos, con su índice apoyado en la madera de la estantería por la que pasaba repitiéndo en su cabeza -C...C...C- Hasta que al fín su dedo índice se posó en una plaquita metálica en la cual estaba dibujada con negro "C".

Ahora, parecía buscar dentro de ésa sección un libro en especial; los empleados paseaban por los dorsos de los paralelos pasillos para tener a ambos deconocidos controlados, porque la primera no entró muy segura, pero Kyotsu entró con un descaro digno de parecer que incluso el castillo fuese su morada particular.

Así pues dijo en una sorpresa -¡Aquí!.- Y apoyó el índice en la parte superior del libro arrastrándolo hacia afuera y luego agarrándolo por el dorso con el dedo corazón y pulgar.

-Conocimiento de conjuros por componentes- No pensaba que dicho título estuviera, y por ello se sorprendió... Allí depié agarrando el dorso del libro con su mano diestra y pasando las páginas con al zurda se quedó leyendo... Y estando absorto de todo lo que le rodeaba; parecía tener gran capacidad de concentración.

La expresión de su rostro se torna desanimada al tiempo que lee, pues no está escrito en el libro el paradero de muchos de los objetos. Lo que sí aparece es el nombre de diversos magos -buenos y malos- que tienen en su poder tanto varitas, como espejos mágicos o báculos, que siempre le vendrían bien a un mago. Su desconcierto la hace pasar las páginas con cierta brusquedad. Esto le vale una llamada de atención por parte de un bibliotecario, que no le quitaba los ojos de encima.

- Señorita, a no ser que trate mejor nuestros ejemplares, me veré obligado a invitarla a que se marche.

Piensa durante unos segundos que no puede haber estado más roja de vergüenza en la vida, e inclina la cabeza respetuosamente a modo de disculpa.

-Yo... lo siento. No volverá a ocurrir.

Continúa ojeando el ejemplar bajo la atenta mirada del hombre, pero ya no puede asimilar más información. Cierra el libro y vuelve a subirse a las escaleras para guardarlo en su sitio. Cuando baja, se fija en que el joven que entró al tiempo que ella todavía no ha salido. Tiene pinta de ser fuerte, y es bastante decidido, al contrario que ella. Decide acercarse hasta donde está, pensando que tal vez pueda serle útil alguien como él. Se queda unos pasos tras él, comprobando que no ha reparado en su presencia.

*Tras unos minutos el peliblanco hizo una pinza con los dedos índice y pulgar cerrando el libro de golpe y negando con la cabeza... Al aprecer, no había encontrado lo deseado y una cara de literal asco se le reflejó.

Para cuando ya había colocado el libro, diose la vuelta relajadamente y encontró a la muchacha que había advertido al entrar en palacio casi de bruces...Dirigiose hacia allí con pesado caminar y pasó como en la entrada por su costado, pero ésta vez no la ignoró; sinó que giró la cabeza hasta que se perdió en su rango de visión, volviendo su testa hacia alante y incluso caminando más lentamente por si quería dedicarle unas palabras, ya que lo miraba de forma extraña.

- ¡Espera...! ¡Eh!- Se acerca a paso vivo hacia el joven, dedicándole una sonrisa algo tímida e incómoda. Cuando llega hasta su altura se pone las manos en la cintura, y respira exageradamente. No está acostumbrada a las prisas. Le tiende una mano pequeña y delicada, como toda ella.

- Mi nombre es Vanessa, y soy maga.- Recorre su rostro con la mirada. Fácilmente podría dominarlo, pero prefiere hacer bien las cosas. - Me gustaría viajar contigo para obtener poder, y poder beneficiarnos mutuamente...

*Kyotsu se dio la vuelta casi al alejarse demasiado y escuchar la señal de aquella joven poniéndose de nuevo frente a ella. Se cruzó de brazos y miró su mano tendida, a la vez que los bibliotecarios soltaban un familiar -¡Shhhh!-

Entonces el albino hizo un gesto con la cabeza hacia para indicarle que mejor discutieran fuera si no querían ambos problemas... Se giró descruzando sus brazos y continuó caminando serio hacia la puerta...

De hecho Kyotsu era un ser bastante controlable, y no le hacía falta ningún tipo de hechizo que lo dominara; tan solo prometerle algo tan vanal como un adversario digno o algo que aumentara su fuerza de forma constante le bastaría, accedería casi a cualquier cosa; tanto como si ésa cosa fuera la destrucción del mismísimo universo... Pero claro, si así fuera no cumpliría dicho individuo su palabra.

Saliendo de la biblioteca, esperó a La mujer que gozaba de un físico bastante atractivo a sus ojos tras la puerta, a la luz del sol para debatir éso que tan interesante le había oido decir pese a no haber mostrado apenas sentimientos al escucharlo en su tez.

][ Te doy +1 a popularidad, me gusta tu rol.][

Y cómo no, oooootra vez haciendo el ridículo. Desde luego, siendo la primera vez que entraba en aquel lugar, seguro que ya la habrían inscrito en la lista de gente non grata.

Respira hondo, ya sin prisa por alcanzarle, puesto que la está esperando. Cuando el sol le da en los ojos, achica éstos y se pone la mano en la frente a modo de visera. Le sonríe amablemente cuando se pone a su altura. Supone que el joven ya ha escuchado lo más importante de lo que ha dicho, por lo que no se molesta en repetir sus propias palabras.

- Y bien... ¿Entonces querrás que viajemos juntos? - Fija la vista en sus ojos negros, con espectación, deseando que acepte.

*Kyotsu se puso en perpendicular a la puerta y apoyó su hombro en el arco que la circundaba, entonces cruzó sus brazos nuevamente, quedando de perfil al sol, y mirando de frente a Vanessa a los ojos. Una sonrisa pareció emanar involuntariamente de sus labios haciendo un silencio, dando a entender que tenía que pensárselo...

tras unos segundos el Albino musitó "-Hm-" rompiendo el silencio y descruzando su brazo zurdo para tenderle la mano hacia la altura de los pechos de Vanessa, aunque manteniéndole la mirada siempre.

-Mi nombre es Kyotsu, supongo que encantado- Esperó unos segundos a que estrechara sus manos y guardó silencio esperando una respuesta; para luego quizá preguntarle sus intenciones.

Acercó su mano y la encajó a la de él, mucho más grande en comparación. Su sonrisa se amplió, dejando ver una hilera de dientes blancos.

- Encantada, Kyotsu. - Presiona durante unos instantes su mano antes de soltarla. "Que ojos..." Nota cómo su sonrisa se va tornando bobalicona, por lo que se cuadra y compone una mirada indiferente, por supuesto fingida, poniendo en ello toda su voluntad.

Mira al exterior y le indica con la mano izquierda el jardín.

- Vayamos... Ahí podremos hablar.- Comienza a bajar la escalinata.

Kyotsu siguió sin ningún tipo de impediemnto a aquella hermosa mujer. Se quitó de el arco de la entrada y introdujo sus manos en sus bolsillos, haciendo así ése característico sonido del cuero rozando... Avanzó hasta alcanzarla, y así comenzó a hablar.