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INACTIVIDAD
Vie Jun 29, 2012 12:14 am por Renvax
Ha pasado casi más de medio mes desde que empezaron las vacaciones y yo hice el esfuerzo de intentar revivir el foro pero no veo actividad por ningún lado ,ahora ni si quiera en el chatbox. ¿Hay alguien ahí? porque yo no veo a nadie en el foro. Os emocionasteis haciendo fichas pero no veo roleo,es que no veo ni en el chatbox.... eso sí,yo no puedo hacer más,he hecho …
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La llegada.
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La llegada.
Ya eran varios meses en los que el ejercito Chino, había aumentado considerablemente la vigilancia a las puertas del campamento. Los pocos exploradores que llegaban sanos y salvos de sus expediciones, siempre volvían una y otra vez con las mismas noticias: “Se están multiplicando, ¡son cientos!”, “No saldremos con vida de esta…”, “¡Seremos como ellos!”. Si, no son las mejores noticias que podían ofrecerse en tal situación, pero Mulan y Shang Li eran conscientes de que incluso esas noticias no rozaban una alerta mayor. Eran totalmente conscientes de que la situación se escapaba a su comprensión, y el problema, poco a poco les sobrepasaba.
- Mushu, ¿hay opciones de sobrevivir a esta invasión? – Pregunto preocupada Mulan, observando desde un risco cercano al campamento, viendo como entrenaban sus hombres sin descanso.
- No lo se chica, no lo se… - Un pequeño dragón de aspecto serpentino y de color carmesí, emergió de la espalda de la joven, mostrando así su aspecto.
Una figura, de color azulado y de pasos tranquilos, consiguió llamar la atención de varios vigilantes, aunque lo que más les sorprendo, es que un par de sombras le seguían de cerca.“Esta muerto, mejor ni advertirle”, es seguro que ese fue el fugaz pensamiento que recorrió la mente de ambos vigilantes posicionados en cada una de las atalayas.
La figura, se detuvo, giro su vista y pudo observar como se abalanzaban se manera feroz ambos seres, los cuales, parecía conocer ya. Paso la diestra al mango de su espada, la cual se encontraba en su costado izquierdo. El filo de la hoja, se torno de un tono rojizo mientras desenvainaba, en una fracción de segundo, desenvaino la hoja por completo, creando una luz cegadora que hizo que ambos vigilantes protegiesen sus retinas con sus brazos, escuchando simplemente un susurro. Tras eso, se miraron entre ellos y giraron el rostro hacia el joven, el cual se encontraba con la hoja desenvainada y ambas sombras desaparecidas. Tal fue el asombro de ambos, que corrieron a ver a Shang Li, el general de las fuerzas del ejército Chino.
- ¡General, general! – Uno de los vigilantes, el mas esmirriado, llego primero, con el corazón en su garganta y su respiración agitada por la rauda carrera.
- ¿Qué ocurre soldado? – El general era un joven de aspecto serio y veterano, su pelo estaba recogido en una larga coleta oscura, que hacia que su aspecto impresionase aun más, realzando su figura, acompañado de su voz: tosca y grave.
- ¡Un… Un humano, de armadura azulada a destruido a dos de las sombras con un solo tajo de su espada! – Las palabras del joven salieron disparadas, mostrando su asombro y contagiándolo al general, el cual corrió fuera de su tienda, dirigiéndose a las puertas con pasos largos y ligeros.
Al abrir la puerta, pudo ver el rostro de un joven de cabellos dorados y armadura azulada, el cual alzo la vista hacia el general.
- "Largo camino el que he recorrido creando en mis recuerdos sombras del Nilo." Mi nombre es Erendial Todd Daemont, vengo a ofrecer apoyo a la resistencia. ¿Soy bienvenido? – La voz de aquel joven era pausada y tranquila, excepto cuando argumento aquella extraña estrofa como sacada de un verso.
La mano del general, se dirigió a su hombro y mostró una amplia sonrisa en señal de alegría, mostrándole con su otra mano todo lo que se encontraba tras las murallas de maderos.
- Bienvenido al campamento Chino, Erendial Todd.
- Mushu, ¿hay opciones de sobrevivir a esta invasión? – Pregunto preocupada Mulan, observando desde un risco cercano al campamento, viendo como entrenaban sus hombres sin descanso.
- No lo se chica, no lo se… - Un pequeño dragón de aspecto serpentino y de color carmesí, emergió de la espalda de la joven, mostrando así su aspecto.
Una figura, de color azulado y de pasos tranquilos, consiguió llamar la atención de varios vigilantes, aunque lo que más les sorprendo, es que un par de sombras le seguían de cerca.“Esta muerto, mejor ni advertirle”, es seguro que ese fue el fugaz pensamiento que recorrió la mente de ambos vigilantes posicionados en cada una de las atalayas.
La figura, se detuvo, giro su vista y pudo observar como se abalanzaban se manera feroz ambos seres, los cuales, parecía conocer ya. Paso la diestra al mango de su espada, la cual se encontraba en su costado izquierdo. El filo de la hoja, se torno de un tono rojizo mientras desenvainaba, en una fracción de segundo, desenvaino la hoja por completo, creando una luz cegadora que hizo que ambos vigilantes protegiesen sus retinas con sus brazos, escuchando simplemente un susurro. Tras eso, se miraron entre ellos y giraron el rostro hacia el joven, el cual se encontraba con la hoja desenvainada y ambas sombras desaparecidas. Tal fue el asombro de ambos, que corrieron a ver a Shang Li, el general de las fuerzas del ejército Chino.
- ¡General, general! – Uno de los vigilantes, el mas esmirriado, llego primero, con el corazón en su garganta y su respiración agitada por la rauda carrera.
- ¿Qué ocurre soldado? – El general era un joven de aspecto serio y veterano, su pelo estaba recogido en una larga coleta oscura, que hacia que su aspecto impresionase aun más, realzando su figura, acompañado de su voz: tosca y grave.
- ¡Un… Un humano, de armadura azulada a destruido a dos de las sombras con un solo tajo de su espada! – Las palabras del joven salieron disparadas, mostrando su asombro y contagiándolo al general, el cual corrió fuera de su tienda, dirigiéndose a las puertas con pasos largos y ligeros.
Al abrir la puerta, pudo ver el rostro de un joven de cabellos dorados y armadura azulada, el cual alzo la vista hacia el general.
- "Largo camino el que he recorrido creando en mis recuerdos sombras del Nilo." Mi nombre es Erendial Todd Daemont, vengo a ofrecer apoyo a la resistencia. ¿Soy bienvenido? – La voz de aquel joven era pausada y tranquila, excepto cuando argumento aquella extraña estrofa como sacada de un verso.
La mano del general, se dirigió a su hombro y mostró una amplia sonrisa en señal de alegría, mostrándole con su otra mano todo lo que se encontraba tras las murallas de maderos.
- Bienvenido al campamento Chino, Erendial Todd.
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