Perdidos en el Desierto

Miia trató de disimular lo que había pasado, con una sonrisa inocente e ignorando la pregunta de Xasurak.
Miia había caído encima de la alfombra de espaldas, por lo que su arma se había clavado en la alfombra y la había cortado.
¡Helado! ¡Helado! intentaba, pero la alfombra no se movía.

Se sentía mal, no solo por ella, sino por sus compañeros de viaje. Trató de mantener su postura inocente, pero no podía ocultar lo torpe que había sido.
Se dejó caer de rodillas y comenzó a rogar.
¡Lo siento! ¡Lo siento mucho! Todo ha sido culpa mía...
Su plan era casi perfecto y había podido ver lo que parecía ser la cabeza de leopardo en el horizonte, pero una sola palabra lo había arruinado todo. Miia se sentía fatal.

Nume calló fuera de la alfombra y se dió con la cara en la arena abrasadora. Sacó la cabeza de la arena y se sacudió. Una vez hubo recuperado la noción del tiempo y del espacio, miró a los lados y localicó a Miia y a Xasurak. La primera parecía completamente desesperada y no paraba de hablar, pero Nume no alcanzaba a oirla. Entonces se fijó en la alfombra, que estaba cortada, y por lo tanto inservible. Seguramente ello fuese la causa de la rabieta de Miia.

La ladrona se incorporó, se sacudió el resto de la arena que tenía por el cuerpo y en el sombrero y se acercó a Miia y a Xasurak. De entre los balbuceos de Miia, pudo distingir que la causa de tan inoportuno accidente había sido un pequeño descuido de la pobre chica, que ahora no paraba de martirizarse.

- Miia, tranquila, ha sido un accidente. Pero hemos cubrido bastante terreno, podemos intentar seguir a pie, porque creo que la alfombra ya no nos podrá servir de mucho...

Miia no dejaba de auto-martirizarse, pero al oir las palabras de aliento de sus compañeros se calmó un poco. No eran del tipo de personas que culpaban a los demás hasta la saciedad como otros a los que había conocido, y eso la alegró.
Gracias, chicos... murmuró agradecida.

Observó el lugar donde estaban detenidamente. Si pasaban en aquel lugar más de lo debido, podrían llegar a deshidratarse.
Era necesario encontrar una solución rápida. Rumiar era algo que no se le daba muy bien, pero tenía que intentarlo. No solo por ella, los que estaban arriesgando su vida por ella también estaban en peligro.
Tengo que pensar en algo... Emm... Er... Mmm... Algo pasó fugazmente por su cabeza. Era una especie de recuerdo... Seguramente sería algo que le ayudaría, pero no conseguía recordar.
Lo tengo... en la punta de la lengua...

Nume observó como Miia trataba de recordar algo, quién sabe qué. Fuese lo que fuese, lo que más le convenía al trío es que le viniese la inspiración cuanto antes, pues el desierto era un territorio traicionero.

Echó una mirada en redondo, intentando vislumbrar algo en el horizonte. No encontró más que arena, dunas inmensas de arena y un sol abrasador brillando incansablemente en el cielo. ¿Estarían ya cerca la cueva? ¿Se habrían desviado por completo? ¿O tal vez la maravillosa oquedad se encontrase tras la más grandede las dunas, riendose de ellos por ignorar ese detalle? La sola idea idea la dejaba algo rabiosa, aunque no podía evitar reirse ante tal situación.

- ¿Has caído ya en que es lo que querías decir, Miia?

Miia llevaba ya al menos cinco minutos pensando, y en solo ese tiempo ya sentía como el calor del desierto la azotaba con fuerza, las gotas de sudor no dejaban de caerle de la sien, y la sensación de sed aumentaba por momentos. Lo que daría en aquel momento por algo de lluvia, pero no se veía ni una sola nube en el cielo.
Nubes...

¡Ya está! exclamó levantándose de golpe. Juntó los brazos y apuntó con ambas palmas al frente. Una densa nube apareció casi al instante.
Miia sonreia radiantemente, pero se dio cuenta de que el cúmulo era demasiado reducido como para que cupìeran los tres.
La peliazul se rascó la cabeza, pensativa y algo avergonzada. Por culpa del calor de aquel desierto era incapaz de crear una nube de mayores magnitudes.
Yo no puedo buscar mientras controlo la dirección de la nube, no sabeis lo difícil que me resultaría. Y Xasurak es demasiado pesado...

Su mirada se dirigió lentamente a Nume, suplicante.

Nume observó admirada la interesante habilidad de Miia, aunque no muy fácil de realizar en un lugar tan seco como lo es el desierto. De nuevo se lamentó por no ser capaz de robar cosas como aquella, con lo práctico que resultaría. Cuando la chica terminó y expuso su problema, Nume se dió cuenta de que la estaba mirando de una forma un tanto extraña, como pidiendole que dijese o hiciera algo.

- Eu... Supongo que yo podría acompañarte y buscar la cueva desde el aire. Pero Xasurak, ¿tú que harás? Ciertamente, me preocuparía el dejarte aquí.

Miró a Xasurak, espectante. A veces le resultaba demasiado callado. Aunque tal vez fuese de esas personas sileciosas, que la mayoría del tiempo no tiene nada que decir, pero que cuando la tienen, es algo profundo.

Yo creo que... dijo cogiendo una mano de Nume con las dos suyas y levantarla un poco. Nume, me pareció ver algo antes de caer. Lo único que debes hacer es subir a esa nube y mirar a nuestro alrededor. Si no ves nada, solo grita desde arriba y Xasurak y yo nos moveremos, moviendo la nube con nosotros.

Miia se separó de la ladrona, apunto con el brazo extendido hacia la nube, que se movió y se puso justo delante de Nume. La peliazul advirtió que la nube había perdido algo de consistencia. Sería cuasi imperceptible por otros, pero ella tenía una cierta sensibilidad hacia las nubes.
Démonos prisa... murmuró, sonriendo pero con el ceño fruncido. Las gotas de sudor seguían cayéndole por la cara, a ella, que llevaba su ligero vestido naranja. Miró a Xasurak, vestido con aquel extraño abrigo. Se preguntaba como un cuerpo podía aguntar aquella temperatura con aquel atuendo.

Entoces recordó que ella tenía uno igual, que Kerloxsand le había regalado por su cumpleaños tan amablemente... No, no podía pensar en cosas así en aquel momento.

- En ese caso, mejor no perdamos tiempo, cuanto antes encontremos esa dichosa cueva, antes podremos refrescarnos y salir de este desierto. Porque confío que haya algo líquido allí...

Se dirigió hacia la nube, con algo de inseguridad en sus pasos. Quien no habría deseado nunca tumbarse en una nube, surcar los cielos encima de una. Pero ahora que tenía un ejemplar delante, a la ladrona le parecía que nada más la tocase, se desvanecería. Y la verdad, eso no sería muy agradable si sucedía a unos cuantos metros del suelos.

Una vez tuvo el cúmulo delante, acercó la mano algo dudosa aún. Le tranquilizó comprobar que no desaparecía al primer contacto. algo era algo. Se montó como pudo, sus movimientos eran aún algo torpes, pero una vez estuvo cómodamente sentada, recobró la seguridad.
Miró a Miia y a Xasurak.

- Cuando quieras.

Por un momento, Nume fue incapaz de abrir los ojos. Era evidente que a Miia le costaba controlar a aquel algodón gigante mientras ella estuviese sobre él. Por suerte, el grito de Miia consiguió sacarla de aquel extraño estado, y por un momento se quedó maravillada por la vista que ofrecía aquel lugar. Puede que el desierto resultase horriblemente insoportable cuando uno se encontraba en la arena, soportando el calor. En cambio, a aquella altura, no solo se disfrutaba de una ligera e inédita brisa, sino por el fascinante paisje.

Y entonces la vió. Una enorme cabeza de tigre, con sus fauces abiertas de manera que parecía que estuviese a punto de devorar a una gran y suculenta presa. Por un momento se rió, se rió a rabiar. Esto era porque, tal y como había imaginado con anterioridad, la dichosa cueva se encontraba a pocos metros de la duna más alta que podían encontrar frente a ellos.

- ¡Está allí! ¡Justo en frente de nosotros, detrás de esa duna tan alta!

((

No está consantemente al descubierto a no ser que la invoquen. Lo de los escarabajos quizá no, pero tampoco la podeis ver así como así. Jafar busca los escarabajos para poder invocar a la vueva y así que se le muestre la cerradura del mundo, ya que "trabaja" para maléfica))

Off: Pues yo no veo el escarabajo por ningún lugar... :/ ¿Qué tal así? Es un espejismo y nos pasamos buscándola hasta que se hace por la noche, y entonces aparece. No se, tal vez porque solo sale por la noche o porque Nume o yo tenemos el corazón puro... No se, no se me ocurre nada mejor. Además, es IMPOSIBLE volver ahora a Agrabah, la ciudad, no tenemos medios para ello, por lo que, aunque encontraramos una mitad del escarabajo, la otra la tendría Jafar.

Dadnos cuartelillo -_-U

On:
Ilusionada por el hallazgo de su compañera, Miia se ilusionó.
¡Dinos hacia donde está!
Exclamó, esperando una respuesta por parte de Nume desde allí arriba. Decidió no bajarla todavía por si luego no lo encontraban.

Nume se quitó el sombrero para quitarse el sudor de la frente. La momentánea brisa había pasado y ahora el Sol pegaba con furia. Miró a su alrededor para poder indicarle a Miia hacía odnde tenía que ir exactamente. Durante un momento vió borrosa la imagen de la cueva, pero pensó que seguramente sería debido al fuerte golpe de calor.

- ¡Está justo en frente! ¡Una vez paseis dos dunas, ya la tenéis delante!

Miia simplemente bajó a Nume de la nube y le pidió que les guiara hacia donde la había visto.

Off: Lo siento, pero no tengo demasiadas ganas como para postear como es debido

Nume bajó de la nube con prisas, por lo que se tropezó, quien sabe con qué. Recuperó el equilibrio con rapidez e instó a sus compañeros a que la siguiesen. Sus pies se hundían en la arena a medida que avanzaba, lo cual aminoraba su marcha, pero ello no la desanimaba.

Cuando por fin llegó a la cime de aquella duna, se dejó caer para bajar deslizandose por la arena, sin mirar hacie delante, sujetando su sombre y apretando los ojos con fuerza. Estaba muy ilusionada. Terminó su pequeño viaje en aquel curioso tobogán dando vueltas como una peonza, pero se incorporó con rapidez. Mas sólo llegó a avanzar un par de pasos más, pues cuando dirigió la mirada hacia la entrada de la cueva ilusionada... no estaba.

Incrédula, se frotó los ojos, y miró de nuevo al frente. seguíasin estar. Dió una vuelta sobre sí misma, mirando a su alrededor, buscandola con la mirada, pero no la veía. Calló de rodillas sobre la arenayse quitó el sombrero. Se secó el sudor con el dorso de la mano y se quedó allí, jadeando, mientras esperaba a Miia y a Xasurak.

- Un espejismo... - murmuró.

Ilusionada por el hallazgo, Miia siguió a Nume por la duna.
La arena era molesta, pero no le iba a impedir llegar a la Cueva de las Maravillas y, acto seguido, volver a su nave gumi.

Pero si que se lo impidió algo. Al llegar a lo alto de la duna, buscó con la mirada a su compañera, que ya se había tirado por la duna.
Miia la imitó y bajó hasta donde la ladrona se encontraba, pero se la encontró de rodillas; y no había nada. La cueva no estaba.
Un espejismo... murmuró Nume.

Era cierto, allí no había nada.
La peliazul cayó también al suelo, totalmente desalentada. No podía ser... tanto viaje para nada.

¿Qué harían en un momento como aquel? Un brillo cercano a Miia la deslumbró, pero pensó que no era más que una reacción de sus humedecidos ojos y siguió allí, inmóvil, a espensas de que algo pasara, aunque fuera... la muerte...

¡No! exclamó, dando un puñetazo en la arena. Tenía tanto por hacer, tantos años por vivir. Tenía que volver a encontrarse con Leks, ver si Jack estaba bien, pedirle perdón a Kerloxsand... No podía morir allí, no podía dejar que murieran sus compañeros. Como si de una loca se tratara, comenzó a escarbar con la mano donde unos segundos antes había visto aquel extraño libro.
¡Tiene que estar! ¡En algún lugar tiene que estar! ¡No podemos morir aquí! ¡No lo permitiré!

Como una posesa, excavó hasta que sus enrojecidas manos comenzaron a sangrar, debido a lo caliente que estaba la arena. Pero allí había algo extraño... un ¿escarabajo? Pero era de oro y parecía incompleto...
Con curiosidad, comenzó a escrutarlo con curiosidad, olvidando la situación en la que estaban.
Chicos... ¿Alguna vez habíais visto algo como esto?

Nume observó lo que Miia había sacado de la arena desde su posición, arrodillada. Parecía algo dorado... se acercó a gatas hasta ella para poder ver mejor aquel hallazgo. La mitad de un escarabajo dorado. Una vez visto, Nume le rstó importancia, y siguió lamentandose de que por su culpa hubiesen perdido un tiempo precioso...

Al cabo de unos segundos reaccionó con urgencia y se acercó a Miia con rápidez a la vez que se incorporaba. Le quitó el escarabajo de las manos y lo miró con ansia.

- Esto es... ¿No os acrodais de lo que dijo la espada? ¡Su dueño seguía a un escarabajo dorado! Esta debe ser una parte de ese escarabajo, pero... ¿dónde estará la otra mitad?

Un hechicero a camello segui de una horda de sincorarones de toda clase apareció por el este. Trás confirmar la situacion de la mitad del escarabajo no quería uqe pasara ningún imprevisto y llamo a todos los sincorazones que era capaz de invocar. Quien quisiera quitarselo no sería por las buenas. 10 guardías hipnotizados por su baston abrian la caminata junto al hechicero. Un loro sobrevolaba el ejercito divisando las distancias.

-El poder sobre Agrabah sera mio... - dijo Jafar pensando en su victoria