Entrenando al nuevo II

No podía ver su rostro pero lo imaginaba cruel. Aunque sabía que los sincorazones no eran de ningún modo "bichos adorables", tal destrucción de ellos, siendo invisible y tan fácilmente, se le antojaba sádica. No obstante, podía deberse a su debilidad actual, ya que no podría pronunciar otro conjuro hasta dentro de un buen rato.


"De cualquier manera es una suerte luchar en su mismo bando. Me pregunto cuándo acabará todo esto" Pensó, al tiempo que agarraba su bastón y comenzaba a golpear a varios sincorazones que se acercaban. No surtía demasiado efecto, pero los mantenía alejados o atontados, mucho mejor a que se entretuvieran con su cadáver, sin duda.

Cansado ya del gran número de Sincorazones se dispuso a realizar su técnica favorita, el Polvo de Diamantes. Por consecuente desplego por todo el lugar los microscópicos cristales que ayudados por las brizas de aire rápidamente cubrieron la mayor parte del patio.

Solo fue cuestión de segundos para que cada ser presente en el lugar inhalará o se filtraran por sus poros un sin fin de diminutos cristales que pronto se convertirían en la causa de sus muertes.

Xasurak con solo cerrar su mano ejecuto una de las muchas formas de usar su técnica, esta vez, los cristales empezaron a despedazar desde adentro hacia fuera los cuerpos de solamente los Sincorazones. Cada uno caía al piso sangrando por oídos, boca, ojos, nariz e incluso por la piel provocándoles una muerte lenta y muy dolorosa...

Así cayeron alrededor de 30 Sincorazones al cabo de unos minutos, mientras los Guardias que aun quedaban vivos observaban con asombro aquel extraño hecho.

Por otro lado los Soldados de Elite o también llamada Guardia Principal por fin entraron en acción repeliendo a los Sincorazón que se adentraron en el Palacio.

La victoria estaba próxima y una leve tranquilidad se sintió en el ambiente, más fue interrumpida por fuertes pisadas.

Xasurak volteo a ver en dirección de la entrada principal, ya destruida por cierto. De entre la humareda y la arena levantada salió un Sincorazón de aspecto humanoide, de altura superior a los 2 metros y con una gran musculatura marcada. Vestía en la parte inferior unos pantalones y un par de botas, mientras que en la superior nada dejando a la vista extraños tatuajes por todo su cuerpo y rostro. Además, a su espalda, portaba dos grandes hachas.

*Unos pasos ligeros, que para nada procedían de un pie sincorazón resonaban en la estancia pese al bullicio que pudiese haber... Y se iban acercando apremiantes a la escena... Al rato, se pudo identificar perfectamente que se trataba de dos personas, la primera caminaba con paso firme, y parecía pisar de forma irregular el pavimento...Mientras que la segunda aprecía calzar unas sandalias que claqueteaban con cada paso y resomaban en las majestuosas salas semivacías

Aquel lugar permancía fresco gracias sobre todo al marmol del que estaba construido; las salas blancas se extendían a lo largo, y se dividían por un arco de herradura, o Oval dependiendo de la habitación, con los bordes de éstos dibujados en un destacable dorado entre tanto color puro.

Kyotsu llegó a divisar al extremo de la siguiente sala un fulgor parecido al de sus puños al impactar que hizo presencia de extraña forma, entonces, diose cuenta de que por allí había "gente" y que... sin lugar a dudas todo aquello estaba plagado de Sincorazones,los cuales aparecían y desaparecían, y todos parecían estar atraidos por algo.. algo que estaba en esa misma sala de la que había salido el fulgor... entonces Kyotsu al bajar la alarma de sincorazones, ya que se sentían atraidos por algo mayor, comenzó a andar, para compartir algunas palabras con Vanessa, y quizá dejarla respirar, ya que se dio cuenta de que no era muy atlética.

-¿De donde vienes?- *preguntó directamente, extrañado cuánto menos debido al "hielo" que antes había conjurado.

Agradece el frescor del mármol, y el suelo firme bajo sus pequeños pies. Respira hondo y se aparta el pelo de la cara. Con la carrera que se había dado, todo su cuidado aspecto se había arruinado. Cuando Kyotsu le habla, se pregunta a sí misma a qué se refiere, y a punto está de contestarle “de la calle, como tú”. Le sonríe con cierta timidez mientras camina, utilizando la lanza a modo de bastón.


- Vengo de Atlántica… - “Y soy una mujer pulpo”. A ella también le llama la atención lo que a Kyotsu. Definitivamente, los sincorazón no le han gustado, aunque uno a uno se eliminen con cierta facilidad. – Es una larga historia… Y si quieres, te la contaré cuando podamos estar tranquilos.


Eso ha sido una clara indirecta, cosa que le ha sorprendido a ella misma. Parece que su timidez y su reserva se van desmoronando poco a poco con aquel desconocido.

- ¿Y tú…?

OFF: No savia que poner...xD.
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-¡¡BASTARDO!! –grito el ahora aun mas descomunal Sincorazón. Esta vez media cerca de los 4 metros y su cuerpo era ahora cubierto por una piel rocosa, como si de un Golem se tratase.

Se lanzo corriendo contra Saytas, más no contaba con la presencia de Xasurak quien volvió a realizar su técnica una vez más, pero esta vez concentró todos los cristales en un solo punto haciéndolos ahora visibles en una especie defina niebla, la cual detuvo el movimiento del gigante encerrándolo en un pequeño torbellino.

-GRUUAAA –se escucho desde dentro, al momento que el Sincorazón se abría pasó a través del torbellino que le producía un sin fin de pequeños cortes.

Xasurak al ver que salía por completo simplemente serró su puño para que aquellos cristales que fueron inhalados hicieran el trabajo como siempre. Pero algo paso… el descomunal Sincorazón no parecía verse afectado en lo mas mínimo.

-¡Te tengo! –exclamo lanzando un hachazo en dirección de Xasurak, quien a pesar del “asombro” esquivo con facilidad el lento, pero poderoso ataque puesto que destruyó gran parte del piso al impactar.

-Interesante… espero que llegue a ser un reto… -pensó alejándose un poco para mantener una distancia precaria mientras observaba la próxima acción de su enemigo.

*Derrepente, llegó al final de la sala de donde el fulgor había iluminado momentaneamente la estancia, reconociendo así a dos personas; una parecía un mago, y de hecho vestía como tal y agarraba un báculo...

Kyotsu siempre había sentido fascinación por la magia, aunque nunca la había querido aprender, ni sus deseos eran los de emplearla con algún tipo de fin... La segunda persona que reconoció vestía unos extraños ropajes y se encontraba de espaldas pareciendo manejar algo que brillaba en el ambiente y que parecían atacar a una especie de Golem...

Kyotsu negó con la cabeza, apoyando el brazo en la parte dorada del arco que daba a la habiéción en la que estaban dichos desconicidos; frenó y se quedó observando negando con la cabeza... Parecía que tenía intención incluso de darse la vuelta por razones desconocidas.

-Vanessa... ¿Tú qué harías?- Los sincorazones se arremolinaban alrededor de los dos desconocidos, y el otro fiero y más grande parecía inmune a los ataques de el que controlaba esos cristales. Kyotsu a pesar de que le encanta luchar, no era plato de buen gusto interrumpir peleas ajenas, él siempre odió que le hicieran eso, por lo que esperó la respuesta de vanessa

Sus ojos recorrían con aprensión la escena. En verdad no le apetecían más enfrentamientos por ese día. Miró a Kyotsu cuando éste la preguntó, y luego, pensativa, observó a su alrededor. Acababan de dejar una puerta tras ellos para acercarse al lugar de la contienda.

-Podemos escabullirnos por ahí… - Le indica la puerta con un movimiento de cabeza, y se vuelve para llegar hasta ella. Empuja las hojas doradas de la puerta, haciendo que cedan hacia adentro, y le sonríe, satisfecha. Tras la puerta hay un largo pasillo alumbrado con delicadas lámparas, y a ambos lados, mesas de mármol y nácar, repletas de candelabros, libros o pequeños cuadros y algunas plantas, lo adornan. Al fondo se ve una bifurcación iluminada por la luz del sol.

Se pierde de su vista al cruzar las puertas, y una mano con la palma hacia arriba aparece, moviendo el índice hacia el interior. Se acerca hasta la primera mesa, donde hay un libro abierto. Al mirarlo ve, con asombro, que tiene ilustraciones explícitas que la hacen enrojecer de vergüenza. Cuando oye los pasos del mercenario acercarse, cierra el libro y se lo guarda en el bolso. Eso tendría que investigarlo a fondo…

OFF: Ante nada, como has podido verme Kyotsu si estoy invisible…¿?.
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El gigante Sincorazón se lanzo de nuevo al ataque contra Xasurak apuntando al lugar exacto de su posición, algo que sin duda era para asombrarse teniendo en cuenta la condición de invisibilidad por parte de este (Xasurak).

Pero como antes volvió a esquivar el ataque y empuñando su guadaña dio un gran salto en dirección del gigante con toda la intención de cortarle el brazo, más solo logro producirle un profundo corte enterrando una de las hojas de la guadaña en la roca piel.

¡Maldito! –exclamo el Sincorazón intentando aplastar con su otra mano a Xasurak, pero este soltó su arma justo a tiempo para zafarse de tal acción.

Cayendo al lado de un árbol, noto en este un extraño símbolo que le parecía familiar. Luego de pensarlo unos momentos recordó que era parecido a los que tenia pintado en su cuerpo el Sincorazón.

En eso el gigante lanzo nuevamente un hachazo, pero se detuvo en seco segundos antes, como si algo se lo impidiera, más Xasurak aprovecho para moverse y examinar el resto del área.

Le tomo alrededor de 10 minutos examinar todo el lugar al tiempo que esquivaba los numerosos ataques del gigante enemigo, para darse con 8 símbolos, todos iguales y escondidos a simple vista, bien posicionados que formaban un perímetro circular cubriendo la totalidad del patio.

Decidió entonces luego de razonar y formar ciertas teorías destruir un de los dichosos símbolos para ver que sucedía. El del árbol fue el que decidió destruir, pues por su actual ubicación luego de tanta evasión era el más cercano.

Una vez destruido por la hoja del arma parecía como si nada hubiera cambiado, pero en realidad no era así ya que el gigante no volvió a dar otro de sus formidables hachazos… simplemente se quedo parado mirando hacía todos lados, como si tratara de buscar algo en particular.