La convicción oscura.

Paseó tras abrir la puerta sin ninguna autoridad por aquel laboratorio; escuchó un grito procedente del exterior en la lejanía, mas solo pensó -Me encanta éste lugar-... Ascendiendo las escaleras, cargó sus pulmones de aire y con una voz seria y sin cargo de sentimiento, al igual que de un tono controlado dijo:

-¿Profesoor~~? ¿Dónde está profesor?- Entonando en sus palabras una cancioncilla que daba a sus palabras un tono sádico intentando imitar la inocencia infantil...Entonces cruzó un arco hecho con ladrillos en el que, al fondo se encontraba la sala de experimentos de éste, y una silla de ruedas con un pequeño ser apostronado en ella y con la tapa de los sesos abierta y su mano diestra introduciéndose en la misma para rascarse con el índice el cerebro...

-Profesor... Buenas...* Miró por la ventana y vió que estaba oscuro.* ...Pesadillas. Vengo a haceros una proposición que no podreis rechazar.- Entonces el profesor apartó el dedo índice de su cerebro y sonó un ~~¡Clock!~~ al cerrarse la tapa de sus sesos. El motor mecanizado se activó para hacer girar la silla y ponerse frente al sincorazón.

-Oooh. Hola, ¿quien eres tú? ¿Proposición?¿Qué me traes, encapuchado amigo?-

-Veo que... Le interesan las proposiciones... Bien; mirad allí, al fondo de la sala y decidme qué es... Lo que veis...-Entonces el inválido accionó nuevamente el motor de su silla y se puso mirando al fondo de la sala. Rathalos, descruzando los brazos tras su espalda, alzó el zurdo a la altura de su propia sien y cerró los ojos, ya que tuvo que hacer un doble esfuerzo, leer la mente y proyectar el más íntimo deseo de aquel energúmeno que solo tenía cerebro...Y corazón.

Dos cosas se vieron en aquel fondo de la sala... Una era una mujer, de curvas definidas pero... con la misma cara del profesor, aunque con los labios pintados y peluca, Rathalos no quiso hacer ningún chiste frente a éso, ya que la mujer se podía ver empujando la silla de ruefas del profesor. Y la segunda... La segunda se trataba de un ser metalizado, como un robot, pero con parte de cuerpos cadavéricos, y que tuviera un corazón... Artificial.

Rathalos se sorprendió al menospreciar la brillante mente de aquel científico, ya que sus ambiciones le harían capaz de contruir un... corazón artificial y éso le permitiría avanzar MUCHO en sus planes. Entonces quitándose la mano de la sien, la imagen de ambos deseos se desvanecieron en niebla para los ojos del profesor. Y Rathalos al éste dirigirle de nuevo la mirada lo recibió con una sonrisa convincente para luego soltar las palabras con más veneno que solía soltar... -Yo... puedo ayudarte a conseguir lo que anhelas, profesor...-

Aquel lugar, al igual que la anterior plaza, se encontraba sumido en una constante penumbra. PArecía un laboratorio, o algo similar. Una camilla se encontraba en el centro de la habitación, y cerca de ella, se podían ver hablando a un sincorazón y un... humano, supongo. La entrada del sincorazón níveo no fue audible, su sigilo era casi perfecto. Sin embargo, su presencia sería... visible, si aquel supuesto sincorazón, realmente, era alguien cuyo poder se debía tener en cuenta. A pesar de todo, el recién llegado no quiso esconder su presencia, por lo que dijo:

-Con permiso...

Se adentró aún más en la sala. Al hacerlo, no hizo más que, con mirada observadora y calculadora, observar a los dos seres, mirándoles de hito en hito.

Para Rathalos, extrañamente no pasaba desapercibido aquel ser recién entró en la plaza de la guillotina, ya que, el rastro por el que el sincorazón pasa, lo domina telepáticamente durante un par de horas por costumbre, y para ver si alguien le sigue.

La entrada de éste fue audible, ya que, tras mostrarle lo que el profesor Flinkestein quería leyó la mente de ése individuo que se encontraba entrando en la estancia, y sus pasos resonaban en la cabeza de Rathalos cada vez a más intensadad cuanto más se acercaba.

Sabía que se trataba de un sincorazón, sabía que Maléfica ni ningún otro ser le ordenaba sus movimientos...Sabía que tenía nombre propio y que éste era Windollen...Y éso le provocó muchas dudas en la cabeza como ~~¿por qué tiene nombre propio ? o ¿por qué nadie lo controla?~~

Así extendió de espaldas a la puerta, su mano diestra hacia atrás y sin darle tiempo a acabar la frase de "Con permiso" aquel sincorazón quedó totalmente paralizado; pero en cambio, Rathalos al mantenerlo paralizado, tampoco se podía mover del sitio, aunque sí hablar. La parálisis consistía en enviar un impulso nervioso a su cerebro, el cual poseía aunque fuese macabro y oscuro, paralizando así todos los músculos de su cuerpo.

-¿Quien eres?- Dijo con voz pasiva aún de espaldas, ya que no podía darse la vuelta. Ése poder paralizador quizá le provoque cierto respeto al profesor Flinkestein y al extraño sincorazón visitante le despeje las incógnitas sobre si Rathalos era merecedor de tenerlo en cuenta.

La parálisis pilló por sorpresa al sincorazón de negras alas. Ni un músculo era capaz de tensarse... se encon traba a la merced del otro sincorazón... ¿Como podía haber sido tan estúpido? Estaría de parte de maléfica, sin duda, y le entregaría a ella.

-Un simple mercenario.-trató de musitar el sincorazón entre dientes- ¿Acaso importa? Porque sabes lo que soy... ¿Verdad?

Un fulgor se vio reflejado en los negros ojos del de níveos cabellos, quien retaba a su oponente con la mirada.

*Rathalos cerró el puño y los músculos de aquel sincorazón se destensaron, dandole libre movilidad, entonces se dio la vuelta y mostró su rostro oculto bajo una capucha, aun el pecho al descubierto y solo visible ínfimamente su labio inferior, ya que el entorno en el que se encontraban era bastante oscuro. aun así, entre la capucha, podía verse dos lámparas amarillas en la penumbra que correspondía a sus ojos. Entonces respondió a sus dudas mentales buscando impresionarle en todo momento.

-Tranquilo windollen... Creo que seremos muy buenos amigos, y no... No te entregaré a Maléfica Tardaré solo un poco en hablar con éste brillante señor, espérame fuera, en la plaza de la guillotina y no le permitas el paso a nadie.-

Dijo con tranquilidad, como sabiendo que algo fuera pasaría, pero no tenía dos cuerpos para estar en los dos sitios, así que ése ser le vino que ni pintado.

-Si no vas, puede que ambos corramos peligro- Presintió como un corazón puro, cuyo nombre era Jack Skelleton se acercaba hacia allí... -Por favor...- extendió una mano hacia la puerta invitándole a salir como si de un elegante vampiro se tratase, con aquella manicura del color de las perlas, realmente hermosas.

Al sentirse libre por completo, el sincorazón, incó una ceja. ¿acaso no era ese sincorazón su enemigo? ¿Que no le entregaría, decía? ¿Quizá iva a matarle el mismo...? Lo dudaba, pues ya podía haberlo hecho. Los labios del peliblanco se juntaron máximamente formando una línea fija e inescrutable. El chico no acostumbraba a recibir orden alguna... pero sin embargo, no era tan estúpido como para llegar al nivel de orgullo en el que uno se niega rotundamente a obedecer cualquier orden... no, el no era así. Dio la espalda al sincorazón un segundo, tras lo que le dijo en un tono indiferente:

-No tardes demasiado.

Sin más que decir, el chico salió por la puerta y cerró esta tras el. Se apoyó en el frío metal del amrco de la puerta, y tras ello, hizo un escrutinio en la oscuridad que le rodeaba.

*Entonces Rathalos pensó -Así me gusta, heartless inteligente...- y se dio media vuelta para captar la atención del profesor.

-Como ve, puedo darle protección en sus experimentos, y puedo conseguirle... Rápidas pieza corporales frescas con ésa técnica- *El doctor no pudo evitar sonreir, entonces el sincorazón hizo una pausa para tragar saliva y humedecerse los labios prosiguiendo luego. -Se de la existencia de un cementerio en éste mundo.. y no dudaré en visitarlo para ayudarle-

-Buen... Buen muchacho, me has convencido- *le extendió la mano*-Ehm...Me da reparo estrechar la mano por temas personales ¿no hay otra forma de sellar el pacto?-Dijo el Heartless. Entonces el profesor movió la palanca de su silla de uedas y se acecó hasta el escritorio de donde sacó una pluma y un bolígrafo.-Firma entonces, joven-

Rathalos no dudó en agarrar la pluma con índice, corazón y pulgar y dibujar una hermosa firma, de la cual, si se veía al revés, podía verse el corazón del símbolo de los sincorazones. Le pasó la pluma al doctor y éste puso el papel en sus inertes piernas para firmar al lado una rública y algo cutre firma. Luego Rathalos simplemente se dió la vuelta diciendo en la mente del profesor ~~Tendrá noticias mías, querido profesor... Pronto, muy pronto las tendrá~~

Su jerga no sabía como calificarse, si como amenaza o como amistad, ya que en su voz no se reflejaba sentimiento. Así empujó la puerta para salir y vió allí a windollen, al que le dijo mentalmente. -¡Desaparece, te veo en el cementerio!- un poco alarmado, ya que los pasos de ése tal Jack Skelleton retumbaban en toda la estancia y se estaba acercando a donde ellos se encontraban.

Así Rathalos desapareció en una ola de oscuridad que comenzó en su espalda hasta cubrirlo por completo, que luego se formó una bola y se desvaneció como humo en el ambiente.

-Tch...-se limito a murmurar el peliblanco ante las palabras del sincorazón.

Pocos segundos antes de que llegara aquel esqueleto, el cuerpo del airoso, fue desapareciendo, convirtiéndose en viento... y uniéndose así al ambiente. Y como tal, desapareció de la zona, pasando inadvertido ante "El esqueleto viviente".