Reorganización "maravillosa"

Una gran sombra hace tiempo se extendió sobre aquel país, el país de las maravillas, cayendo bajo las influencia de los sincorazones... Pero solo uno era el que allí dictaba mandato. Se introdujo en la sala con la capucha ocultando su medio rostro, solo dando a vislumbrar su boca, una boca que parecía muy seria, sus comisuras estaban ligeramente hechadas hacia abajo y la abertura de su boca era muy pequeña.

Una fila de naipes armados con picas de corazones hacían un pasillo hacia los dos tronos, en los que se encontraban los reyes del país de las maravillas, La gorda y el canijo. Ésa fue la impresión que le dió al cruel Rathalos al cruzar la puerta que daba a la sala del trono, viendo aquella fila de guardias...

Todos los naipes guardianes al ver abrirse las puertas, las cuales le abrían los mismos guardias que la custodiaban blandieron las puntas de sus lanzas contra Rathalos... Éste extendió una mano hacia delante, donde se encontraba la reina de corazones, haciendo aparecer así en su mente, proyectado en medio de la sala lo que más anhelaba. Una alicia escurridiza, corriendo desesperada por medio de aquel pasillo, y que derrepente, una jaula cayera sobre su cabeza. Luego, vio como un verdugo afilaba el hacha para disponerse a... Cortarle la cabeza.

Aquella vision se esfumó en niebla ante los ojos de la reina, cosa que le hizo pensar y decirle a los naipes que bajaran las armas...

Con una fría voz, el sincorazón Rathalos dijo de una forma que su voz se escuchara dual en la cabeza de la reina de corazones, ya que también su voz estaba siendo proyectada en su mente a la vez que hablaba para todos en aquella sala... -Yo puedo ayudarte a conseguir lo que anhelas...- dijo para luego bajar la mano extendida

Una torcida mueca sádica apareció en la ancha cara de la obesa reina y así, el endeble sincorazón se ganó su favor...Pensando a la vez en su retorcida mente..~~Yo seré el rey de corazones~~ No pudo contener el sonreir tras su irónico comentario con doble sentido, bajo la sombra de su capucha.

Un chico encapuchado apareció de la nada. Supuso que aquella chica, Leksi, no tardaría en volver, así que debía darse prisa.

Avanzó lentamente por aquel frondoso lugar.
Varios soldados naipe intentaron derribarle, pero a todos los tumbaba el encapuchado de una sola estocada de su espada.

Unos segundos después se encontraba frente a la Reina de Corazones.
Debía conseguir su corona a toda costa.

Pero entonces notó una extraña presencia oscura junto a la obesa governante.

Un sincorazón con forma humana estaba junto a ella.

*corría lo mas rápido que se le era posible, pasando despreocupadamente todo el lugar, lo único que tenia en su mente en ese momento era ayudar a la reina de aquel incorpóreo* -mucho peor que un heartless?- *estaba hundida en la curiosidad pero no tenia tiempo de esas cosas. Cuando por fin llego al palacio, observo como los naipes estaban listos para atacar y lo bueno es que aun no le avían visto, decidió llegar por sorpresa y subió a una plataforma fuera de la vista de los demás, ahí fue cuando noto que no solo era el incorpóreo si no que también un heartless, se le avía complicado todo, pero tenia decidido en rescatar a la reina. Respiro hondo y tomando con fuerza la espada salto de ese lugar y ágilmente logro colocarse frente a la reina y el incorpóreo* no te dejare que tomes la corona de la Reina *no sabia cuales eran los pensamientos del hertless pero tampoco le permitiría pasar*

*Rathalos se giró aún manteniendo la sonrisa que anteriormente había blandido, ya que una presencia extraña, aprobechando las puertas abiertas se había colado, y estaba derribando todos los naipes que intentaban atentar contra su vida.

La reina parecía enojada. Realmente... cualquier cosa le enoja ya que manda cortar la cabeza antes de preguntar. Y en un grito ahogado que cási deja sin tímpano al sincorazón que a su lado la seducía con falsas promesas dijo hacia Guilleux:

¡¡¡¡Que le cooooorten la cabezaaa!!!!

Muchos de los naipes hicieron lo que pudieron, pero todos sucumbían ante los mandoblazos de aquel extraño ser, que como si fuesen naipes a escala real, partía con su navaja... entonces Rathalos, que se había llevado el dédo índice a su oreja en el momento que la reina comenzó a gritar, hiperextendió la cabeza hacia atrás para ver desde el altar del trono de quien demonios se trataba, dejando así ver sus ambarinos ojos. Luego, retiró su dedo del oido y dirigió una mirada examinadora a su manicura, para decidir si era el momento de hacerles unos arreglos.

A pesar de ser un sincorazón, el aura que lo envolvía era cuánto menos poderosa, pero no hizo nada, simplemente esperó que el extraño blandiera una palabra... aunque una segunda persona apareció de detrás de aquel incorporeo, interponiéndose entre la reina y el destructor de Naipes. A pesar de todo, Rathalos Omega ya estaba colocado a la derecha de la reina.

La situación no le favorecía precisamente: los naipes de la reina le atacaban sin parar, viniendo por todas las direcciones posibles, Leksi acababa de llegar y un guardián misterioso de aura oscura parecía proteger a la Reina.

'¿Qué puede haber de peligroso en el País de las Maravillas'.
Gilleux se partía de risa cuando pensaba en aquellas palabras.

-Muy bien... -musitó el encapuchado-. ¡¡Lluvia de Estrellas!!

Cientos de cometas cayeron del cielo, impactando en los naipes.

Cuando el ataque cesó, ya no quedaba ni un solo soldado con forma de carta. Ya solo quedaba la chica humana entre él y la corona de la reina.

*estaba asombrada por lo que avía visto* -que gran habilidad- *pensaba mirando como los naipes estaban tumbados en el suelo y la mirada de aquel incorpóreo estaba cercas de ella, coloco su espada al frente, lista para lo que ocurriera teniendo en cuenta que también detrás tenia a un enemigo, pero no sabia a cual detener primero. Su respiración era calmada, su mirada era fría, pero sus pensamientos le consumían, tal vez temía, pero no iba a actuar antes de pensar, examino su entorno, ya no avía mas naipes y eso podría hacer enojar mucho mas a la reina, no debía dar paso en falso lo haría bien* are cont *susurro para si misma creando en sus manos un aro de un color platinado, aun sosteniendo la espada, estaba lista para comenzar una batalla*

-Ahhhh... -suspiró Gilleux apartándose la capucha-. Sabes, Leksi... no tengo ganas de luchar contra ti. Me recuerdas a alguien conocido... No, no creo tener valor para golpearte.

La Reina de Corazones estaba muy tensa y no paraba de gritar '¡Que le corten la cabeza!' '¡Que le corten la cabeza!'
Pero ya no quedaba ningún naipe en pie.

-Aunque... -susurró el peliazul-. Necesito esa corona...

Se paró a pensar unos segundos. Luego creo un portal oscuro, pero antes de entrar en él...

-Os dejare a mi amiguito para que juguéis. ¡Divertios contemplando sus juegos malabares! ¡Adelante, Prestidigitador!

Acto seguido, se marchó por el portal.

De la oscuridad apareció un enorme sincorazón, maestro en juegos malabares y triquiñuelas.


(Si habéis jugado al KH1 sabréis de lo que hablo. Si no... pues buscadlo en internet.)

*una imponente voz de un chico ya algo mayor, con una voz grave pero... que parecía guardar un resquicio de niñez resonó en la mente de la humana.

-Ven aquí y te ayudaré.- Luego alzó la voz, bajando las manos de su vista recién inspeccionada su manicura, llegando a la conclusión de que no necesitaban ningún arreglo; sencillamente eran perfectas... Las gráciles manos de aquel muchacho ahora se encontraban lacias, recayendo por sendos costados del joven. su capucha, aún colocada hacía de él un aire tremendamente misterioso, y sus ojos ambarinos, que relucían bajo su capucha podían llegar a dar incluso pavor.

En ése instante, carraspeó al ver como el prestidigitador se alzaba... El fallo de aquel incorporeo que sin avisar se sumió en un portal de oscuridad para desaparecer.. es que parecía no saber que el Prestidigitador era un sincorazón bajo el mando de la oscuridad latente. Le vastó alzar su zurda para paralizar al prestidigitador, dejándolo totalmente inmovil.

-¡Eh, eso no vale!-resonó la voz Gilleux.
Había estado observando desde la oscuridad.

-¡No es justo! ¡Eres un sincorazón, debería poder controlarte a ti también! -gritó apareciendo de un portal, dejando aflorar su lado más infantil.

-¿Por qué ayudas a esa estúpida reina? Grrr... ¡Muy bien! ¡Si puedes controlar a los sincorazón, no tengo más remedio que enviar a un incorpóreo a eliminarte! ¡Penumbra Espinosa!

El incorpóreo gigante apareció, dispuesto a arrasarlo todo a su paso.

El chico volvió a esconderse en la oscuridad para observar la situación desde un ángulo más seguro.

*La mano que tenía extendida hacia el prestidigitador se cerró para formar un puño, excepto un dedo, el índice. Señaló hacia el incorporeo mientras que la otra mano se alzaba por encima de su cabeza, deslizando la capucha sobre su pelo y dejándola caer tras de él, entonces ya pudo descansar dejando aquella mano diestra lacia, aunque con la zurda seguía señalando.

De debajo de la capucha, emergió un chico de unos dieciocho-diecinueve años, de pelo rubio cenizo, de una tez muy pálida, fina y probablemente delicada que con cargo de importancia alzó de nuevo su voz ante el silencio de la sala, sin dejar de observar como aquel incorporeo invocaba a aquello que llamaba "penumbra espinosa". Sin dejarse llevar por aquel hecho, el joven blandió una media sonrisa que aterrorizaría a todos los seres más débiles de la sala, en los que se incluía el rey, que estupefacto y con la mandíbula desencajada no podía dejar de ver el espectáculo atónito. Entonces el chico habló

-Ansem lo dijo. Hay muchas cosas de los sincorazones que todavía no sabemos. De hecho, la simple proeza que me permite hablar ya me distingue del resto de los sincorazones, los cuales no tienen raciocinio propio; como pasa con ustedes, los incorporeos- Sin dejar de borrar aquella sonrisa que helaba la sangre, con su mente pareció dar una orden al prestidigitador, y éso se vio porque sus ojos se cerraron un poco más de lo normal. La orden consistía en empezar a blandir sus malabares, impregnándolos de destructor fuego con el cometido de debilitar a "penumbra espinosa", ya que sabía que no podría vencerle.

-Ése incorporeo...* Negó con la cabeza* ¿No es demasiado fuerte como para poder controlarlo? *reflexionó sabiendo que aquel incorporeo, al que llamaba "penumbra espinosa" actuaba "por libre" como "Lado oscuro, que es la sombra del conocido Sora.- Se que no lo es para poder invocarlo pero... ¿podrás controlarlo?-

*ante las palabras del desconocido incorpóreo se sintió un tanto enojada* -no me golpeara? Que estupidez- *pensaba sintiendo como si le vieran como alguien débil, eso no era ella, demostraría de lo que es capaz. Estaba en ese mismo lugar sin moverse solo observando, y así quería ser mas fuerte, proteger a los reyes, eran pensamientos torpes, debía actuar y ya* tsk are cont!!! *grito fuertemente extendiendo su mano derecha hacia penumbra espinosa, una fuerte ráfaga de viento se coloco a su alrededor como un tornado, comenzó a cerrar lentamente la mano lo que hizo que el viento le presionara con fuerza pero antes de volverlo en puño lo empujo para que este recibiera un fuerte golpe. Recordando las palabras del heartless decidió decirle* yo nunca aceptare la ayuda de un hertless *dijo de forma fría y seria mirando de reojo aquel aspecto que tenia, luego tomando con fuerza la espada corrió asía aquel gigantesco incorpóreo comenzando a golpearle con su espada, pero por alguna razón sus golpes eran un poco mas rápidos al igual que sus movimientos, todo era gracias a su poder, pero tenia que aprovechar ya que estaba cercas de que terminara* -protegeré este mundo, yo lo are- *sus pensamientos eran fijos y eso le ayudaba, no dejaria que dañaran nada de este mágico lugar y mucho menos que hicieran enfurecer mas a la reina*

El combate se estaba realizando muy lejos de donde Gilleux estaba, pero lo podía ver perfectamente.

Prestidigitador o la chica humana a solas apenas habrían dañado a su incorpóreo, pero juntos y con la ayuda de aquel sincorazón humanoide de ojos ambarinos, era diferente.

Aquella era una batalla perdida. Pero no le importaba.
Tal vez no vencería, tal vez no conseguiría la corona de la reina. Ya no le parecía mal, el perder. Era taan divertido observar a otros luchar...

Penumbra Espinosa estaba aguantando los ataques de fuego y viento lo mejor que podía, pero pronto estaría perdida.

*Rathalos, impasible con la mano extendida ahora, mandó al Sincorazón abalanzarse contra el acosado Penumbra espinosa, que prácticamente no se podía mover, debido al fuerte viento que increiblemente había conjurado la humana...

-"los sincorazón son criaturas estúpidas, capaces de pensar y solo siguen al más fuerte sin cuestionarse las intenciones de quien lo guía" Éso dijo uno de los vuestros, incorpóreo... Aunque estais muy equivocados...*Su otra comisura se elevó formado ahora una sonrisa irónica que helaba la sangre. Los ojos ambarinos del joven representaban una superioridad nata ante aquellas escenas a la que parece, estaba acostumbrado.

-Al igual que la organización... *Esperó unos segundo, ya que sabía que estaba escuchando todo lo que Rathalos decía. Tuvo la diversión de leerle la mente para saber sus intenciones y su nombre; esperó que se sorprendiera porque ése sincorazón de forma humana era consciente de los planes que llevaban a cabo la organización.- Los sincorazón se han hecho fuertes, y entre ellos destacan unos cuántos capaces de actuar y pensar como lo haría un humano... o un incorpóreo. Los incorpóreos no eran muy diferente de los sincorazón, hasta que se formaron los más fuertes de forma humanoide y crearon una organización... Ése es mi cometido, pero con los Heartless...-

Prestidigitador plegó los muelles de su pierna y dejó quieto el balanceo de los bolos de malabares impregnados en fuego poniéndolos frente a él. como si fuese un resorte se abalanzó con fuerza en el momento que Rathalos cerró el puño, cosa que penumbra espinosa reaccionó cruzando sus "antebrazos" para amortiguar el impacto aunque... De nada le sirvió; el pestidigitador lanzó dos bolas de fuego, una de cada bolo que impactaron en penumbra espinosa abriéndole la defensa, en ése momento prestidigitador le dio el golpe de gracia a aquel incorporeo con la cabeza. Lástima que con aquel golpe suicida, los dos desaparecieran, uno en una bruma negra, y otro en una bruma blanca, despareciendo de allí.

-Una pena lo de ésos monsruos descorazonados, realmente no se merecían ser víctimas de tu afán por la victoria... Yo a diferencia que tú no necesito pelear para vencer, así que mejor demuéstrame... otro as en la manga* lo dijo con ironía, ya que se encontraban rodeados de naipes rotos* porque los trucos no valdrán conmigo... Guilleux.- Sabía su nombre... y éso probablemente era un acto que le provocaría ciertas dudas al incorporeo.

-Ahhh -suspiró de nuevo.

Lo que más le interesaba del combate era saber más sobre aquella poderosa chica, pero el sincorazón había sido listo enviando a su recién controlado Prestidigitador.
Ciertamente, el Sincorazón era más poderoso que el miembro de la organización.

Aunque aquello no le molestó. Más bien hizo que sus ansias de mejorar aumentasen.

Aplaudiendo, salió de su escondite hacia donde estaban aquellos dos.
El sincorazón le sorprendió diciendo su nombre. Al principió se sorprendió, pero luego una sensación extraña le invadió. Era una mezcla de alegría y superioridad.

Tal vez a sabiendas, tal vez sin darse cuenta, el sincorazón le había revelado sus poderes.
Le había dado una entrada para el camino que le conduciría a encontrar el camino hacia su derrota.

-Eres muy poderoso, sincorazón. Más que yo y que la mayoría de miembros de la organización, en mi opinión; je, y todavía ni me has enseñado tu verdadero poder... Prometo que nos volveremos a ver. Y cuando eso pase, no será una lucha entre subordinados. Será una batalla cuerpo a cuerpo.

Tras acabar su discurso, se dirigió hacia la joven humana.

-Y tú, Leksi, tienes un extraordinario poder, para tu edad. Je, en realidad prácticamente tienes los mismos años que yo...
Solo quiero decirte que sí, eres fuerte, pero te queda mucho que aprender. No volveremos a ver. Pero cuando ocurra, nadie estará ahí para salvarte el cuello.

Se giró y levantó la palma en señal de despedida.

-Os habéis convertido en mis enemigos... Je, aunque eso no es muy malo, teniendo un increible potencial como el que tenéis vosotros.

Un portal oscuro se abrió.

-Bien, no me enrollo más. Hasta la vista, chicos.

Y desapareció en la oscuridad para materializarse en otra parte.

*El sincorazón dirigiéndole aquella sonrisa ahora a la humana, pendiente a que le mirara después de desaparecer el incorporeo le dijo.

-Le debes una a un sincorazón- Dijo tanjantemente, con toda la convicción posible en las palabras para un humano y no mosrando sentimiento alguno.. ¿Cómo iba a mostrarlo? Era un heartless al fin y al cabo.

Leyó su mente y vio que en sus intenciones no figuraba el arruinar ninguno de sus planes, y ahora la reina estaba de su parte. y ahora estaba aún más agradecida a aquel misterioso ser que alzó ahora su mano diestra por encima de su cabeza para cubrir de nuevo medio rostro con la capucha y desaparecer en una explosión de oscuridad con betas humeantes moradas... Mientras que desaparecía, en la mente de Lekx surgieron unas palabras que no podrían saberse como tomárse, si bien o mal.

-me encantaría charlar contigo, pero tengo asuntos más importantes que atender; no obstante...Nos volveremos a ver, pequeña-

Y desapareció en la inmensidad de la sala sin esperar que nadie le contestase.

*nuevamente avía recibido ayuda, eso le hacia sentirse mas enojada, pero al menos este mundo estaba mejor, ninguno de esos dos seres harían algo, pero debía de tener en cuenta que avía ganado a dos nuevos enemigos o…así pensaba ella. Su primer movimiento fue respirar y acercarse a la reina claramente haciendo una reverencia, debía verse calmada como todas las veces, después que logro convencerla de que solo fue un espectáculo decidió retirarse pero nuevamente estaba pensativa* -el incorpóreo se llama Guilleux además tiene mi edad- *eso ya era mucho, que alguien como ella hiciera mejores cosas* fu ni modo *movió rápidamente su cabeza lado a lado no se dejaría abajo solo por esta razón, si tenia que entrenar y practicar, y eso es lo que haría de ahora en adelante superarse y así a los demás* espero volverlos a ver je *decía animada corriendo hacia la salida y marcharse de aquel mundo*

Rathalos, sabiendo que la chica desaparecería instantaneamente al él ocultarse en las sombras, se quitó la capa de oscuridad y apareció de nuevo allí, con la capucha puesta segundos después de desaparecer leks.

-Así que... su nombre es Leks... Qué curioso.- Sin nadie saber por qué, solo los más oscuros pensamientos de aquel sincorazón dijo éso para luego sobreponer una palma de la mano encima de la otra frente a su estómago creando el sonido de un aplauso, aunque realmente demostraba nerviosismo, como teniendo muchas cosas que hacer y no tener tiempo para todas.

Desenlazó las manos y justo en ése momento, la reina se percató de que había reaparecido. Ésta torció la sonrisa de nuevo haciéndole un gesto eco la mano, que quería decir que continuase exponiéndole el plan...

Rathalos sabría que ése mundo, al igual que todos caería en la sombra, ya que ningún elegido de la llave espada había aparecido por allí en mucho tiempo...Así, convenciendo como sus antecesores sincorazones a la reina de corazones, Rathalos le prometió un ejército de sincorazones.. pero no cualquiera, sino de naipes, sincorazones.

Entonces el sombrío muchacho bajó del altar del trono y se paseó por aquellos miles de corazones flotantes que habían dejado los naipes que Guilleux había cruelmente asesinado. Tocando todos y cada uno de ellos con paciencia, en un humilde paseo,los engulló en la sombra; cada corazón que rathalos tocaba, se unía a su ser, y ése se hacía más poderoso, cosa que agradeció a Guilleux...

Al poco tiempo, las sombras de los naipes se alzaron como sincorazones corrientes, éstos eran naipes enteros negros con los números de su palo (rombos, picas, corazones---) en color morado y sus ojos eran como dos lámparas amarillas en la penumbra, armados con lanzas hechas de oscuridad con la punta de un corazón morado a modo de punta de lanza...

-Estupendo- dijo Rathalos al llegar al final de la sala del trono y al escuchar como todos los naipes- Sincorazón se alzaban, entonces, se dió la vuelta y le dedicó una sonrisa a la reina de corazones para luego decirle...

-Adelante... Ve a por Alicia- Y desaparecer ahora sí, completamente de ése mundo.