Preparación.

El líquido azulado caía a gotas sobre el suelo mientras la pelirosa estaba sentada en un banco de la esquina observando pensativa como los jóvenes practicaban y entrenaban para el campeonato de Struggle, tenía que ponerse manos a la obra y empezar la búsqueda de su hermana. Ella siempre había sido la hermana mayor protectora que la había salvado de miles de peleas,malentendidos y demás cosas y no quería tener que esperar a encontrarla malherida,secuestrada o muerta. No. Ahora sería ella la que la salvaría con todas sus fuerza por algo había entrenado estos años.
La joven de ojos heterocromáticos miró a su alrededor,la gente se acumulaba observando las grandes peleas y entrenamientos de los jóvenes que aspiraban a campeones de Struggle. A la vez que ella esperaba el relajarse y tomar la iniciativa de la búsqueda de su hermana mayor,lamía pasivamente el helado de sal marina que había comprado,típico de Villa Crepúsculo,que por cierto,ya estaba anocheciendo otra vez por lo que la luz se volvía anaranjada y Winna nostálgica.
-Te echo de menos,Rei...- musitó la pelirosa refiriéndose a su hermana mayor con el diminutivo de su nombre.
Para cuando el helado ya casi se había derretido,Winna le dio un ar de lametones finales quedandose solamente con el palo del helado. La joven alzó sus brazos agarrando el palo y se impulsó para bajar del banco debido a su poca altura,cosa que la acomplejaba un poco.Se dirigió a una basura y tiró el palo de helado quedándose embobada mientras miraba la basura.
-Aqui no hay hombres lo suficientemente jamonos y sudorosos como para hacerme feliz ahora....-musitó Winna apenada por la falta de hombres de buen ver que tanto de alegraba el día y Seifer y su grupo no eran precisamente agradables a la vista.

Tiempo libre. Era algo que escaseaba últimamente en la organización. A causa de las batallas habían perdido algunos miembros y al parecer otros habían renegado de su posición en la propia organización. El incorpóreo al que habían llamado Nexidal era relativamente nuevo, pues no había renacido ayer como quien dice pero bien es cierto que era el último de su tipo había ingresado. Un incorpóreo que conservaba sus recuerdos, parte de su humanidad y con ellos un poder latente superior al de los cascarones vacíos que eran usado como simples títeres de la organización. ¿Pero acaso él era algo diferente por tener un número? Número XXII. Nexidal, “el incorpóreo déjà vu”...

-¿Acaso importa? - Se dijo a si mismo abriendo los ojos y encontrándose con aquel cielo azul que empezaba a ser poblado por las nubes del ocaso. Se levantó del tejado en el que se había tumbado tiempo atrás y miró a su alrededor y devolviendo después la mirada al cielo, intentando advertir cuanto tiempo había desperdiciado allí tumbado. Cuando le enviaron a Villa Crepúsculo le designaron una simple misión de reconocimiento del terreno, investigar posibles anomalías en la zona y poco más. Suspiró aliviado pensando que por suerte en aquella ocasión ninguno de sus superiores había ido con él a hacer de niñera, pues si supieran que había pasado la mayor parte del tiempo durmiendo tras aquel paseo de antes seguramente se habrían mosqueado bastante.

Tras unos minutos poniendo sus pensamientos en orden y recobrando su consciencia sobre la situación pensando en si de nuevo se había quedado dormido, se puso en pie y caminó por aquel mismo tejado observando los alrededores desde las alturas y comprobando que por lo menos no había sucedido nada anormal o catastrófico durante su “descanso”. Era extraño despertar en un sitio como aquel, básicamente porque era la primera vez que visitaba aquel mundo y sus superiores seguramente se estaban asegurando de que conociese el terreno para futuras operaciones. Aunque quien sabe, tampoco era algo en lo que Nexidal pensase demasiado. Cuanto más trataba de pensar en su situación se daba cuenta de que sabía menos, pero le daba igual, no le importaba seguir pensando que todo era parte de un extraño sueño y que algún día acabaría.

Pensar era demasiado cansado, ¿valía la pena? Acabó aquel reconocimiento del área percatándose de que pronto anochecería y tal vez fuese hora de volver al castillo. Intentando no clavar demasiado sus pisadas en las tejas, pisó con suavidad hasta aproximarse a la zona menos distante del suelo y así bajar con un pequeño impulso hasta este, pisando inevitablemente aquella estúpida túnica a la que no se acababa de acostumbrar al caer. Tras sacudirse el polvo que había dejado en ella, comenzó a caminar con un ritmo rápido a través de las calles en busca de un lugar más abierto, lo cual habría sido mucho más fácil de divisar desde las alturas pero así era él, le gustaban los retos. Con el atardecer que pronto daría lugar a la noche, la gente había vaciado las calles anteriormente concurridas con rapidez, como si de pronto unos hubiesen recordado que había una cena que preparar y otros simplemente que les rugía el estómago.

Fue de este modo como el muchacho encapuchado dio con lo que se conocía como el solar deportivo del lugar, lugar donde un grupo de jóvenes parecían practicar un peculiar deporte de la zona bastante popular del que el incorpóreo se había intentado documentar, aunque no llegó a llamarle demasiado la atención. Struggle pensaba el incorpóreo que se llamaba. Tuvo la intención de esperar un poco y observar desde las sombras los acontecimientos, pero tras las peleas un joven pareció sugerir ir a comprar unos helados o algo así y los demás le siguieron como ovejas en un rebaño, dejando el solar vacío, de no ser porque una figura se mantuvo allí de pie como si fuese ajena a todo aquello.

Se trataba de una joven de baja estatura y de cabellos rosas, una figura bastante alegre a la vista que captó la atención del incorpóreo por su singularidad. “Si esa no es una belleza anormal, debo estar más trastocado de lo que pensaba, pero he de cumplir con mi misión...”, pensó como si tratara de convencerse a si mismo mientras avanzaba con un paso calmado hacia la chica, quitándose la capucha aun con la boina puesta y esgrimiendo una sonrisa al mismo tiempo que clavaba su mirada en ella como si quisiera atraparle con ella y que no escapase. - Hola señorita, ¿no es un poco tarde para que se quede aquí sola? Debe verse un atardecer precioso desde un lugar alto... – Dijo con un tono de voz calmado cuando se hubo parado junto a la joven, tratando de ser educado e intentando recordar irremediablemente si alguna vez se había encontrado en una situación similar en su otra vida.

Spoiler:

-Hola señorita, ¿no es un poco tarde para que se quede aquí sola? Debe verse un atardecer precioso desde un lugar alto... –

Winna fue interrumpida dentro de sus pensamientos impuros de determinación por encontrar a su hermana por un joven de pelo verde claro y ojos grisáceos, cuerpo ni muy delgado ni muy gordo y esbelto. Le gustaba. La pelirosa junto las manos al momento de alegría,se le iluminaron los ojos y comenzó la segregación de más de baba. Un hombre apuesto le había hablado,cosa que para ella era el cielo.

-Hola,mazizo- contestó Winna con energía,después intentó contener la compostura y hablar adecuadamente,pero no podía evitarlo.
-No,no es nada tarde,solo esta anocheciendo asíque serán las 22:00 o así,diría yo. ¿Por qué no vamos a lo alto del reloj de la Estación,eh,macizorro?- Winna le miró con cara de cachorrito feliz,solo le falta una cola que mover,tenía una sonrisa de oreja a oreja. Al menos,siempre le quedarían los hombres de buen ver para alegrarle el día. Seguidamente Winna se movió a su lado y le cogió del brazo con sendos brazos propios,delgados pero de piel suave y blanca rosada, mirándole feliz con sus ojos heterocromáticos azul y rojo.

Nexidal no pudo evitar soltar una pequeña risa ante la reacción de la muchacha de ojos heterocromáticos. La verdad es que había imaginado una reacción de rechazo ante un desconocido como lo era para ella, pero que ocurriese justo lo contrario rompía completamente sus expectativas liberando aquella breve carcajada. Parecía ser una chica relativamente normal en cuanto a físico, pelo rosa, piel clara y ojos de diferente color. Bueno, pensándolo bien a lo mejor no era muy normal en general pero no parecía mala persona.

-Parece que te gusta lo que ves – Dijo con una sonrisa abierta al acabar esperando comprobar si seguiría siendo tan lanzada o no. - Vamos pues a lo alto de ese reloj – Dijo ofreciéndole su mano para acompañarla no sin antes echar un vistazo a su alrededor y dar con la torre del reloj la cual había divisado anteriormente, aunque no se había decidido a subir a ella. - No debería hablar con desconocidos – Dijo como si fuese la víctima de aquel encuentro fortuito – Así que dime, ¿como te llamas? – Preguntó mientras esperaba a caminar con ella hacia la estación.

La pelirosa al comprobar que no huía de ella se quedó embobada mirándole a los ojos,esos ojos grises que no rehuían de los suyos,algo extraño puesto que la mayoría de los hombres huían o por pavor ante lo lanzada que era o por el desinterés ante alguien tan joven. El joven peliverde acepto la invitación de Winna a la cual se le iluminaron los ojos de alegría,acto seguido le preguntó su nombre.
-Me llamo Winna,tengo 15 años,mi signo del zodiaco es escorpio y me gusta el chocolate- No pudo contener la emoción y soltó toda la información sobre si misma que le vino a la cabeza mientras le seguía mirando fijamente con una gran sonrisa. -¿Y tú,guapo?¿Cómo te llamas? preguntó aún emocionada mientras le cogía de la mano la cual le había ofrecido para agarrarla,no podía evitar la emoción.