Deambulación por los jardines

[[Off: Era más propio si ya no estábamos en los pasillos, Vanessa]]

*Kyotsu extrañamente sonrió de medio lado al ver como el dedo de Vanessa le indicaba que debía aproximarse. En escasos pasos se puso al lado de ella, girando sobre sí mismo y tomando asiento a su diestra.

Maravillado vio como la herida al recitar aquellos conjuros en voz baja se cerraba, aunque el vestido no recuperaba su forma. Extrañamente sintió un bienestar que le hizo ampliar su sonrisa en ambas comisuras; sin palabras que decir, se le quedó mirando, a la espera de que algo sucediera hasta el moento que ella acabó de recitar y erguió la cabeza para mirarle... Este como un niño inocente giró la cabeza con la vista al suelo, borrando la sonrisa de su rostro y apoyó ambas manos en sus muslos que ahora estaban sentados sobre el borde de la fuente.

¿Ehm... Vanessa, después de irnos de aquí donde querrías ir?- Le preguntó para luego apartar la mirada del suelo, y ahora sí mirarla penetrantemente con sus azabaches ojos, raros en un albino como él.

- ¿Iros a dónde, forasteros? - Su voz resonó tiránica, con deje macabro de ironía.

A los ojos de los distraídos forasteros, dos jóvenes de aspecto noble y arrogante los miraban. El que había hablado, Ethan, vestía a la manera de Agrabah, aunque tenía el pelo que le salía del sombrero rubio y los ojos, aunque marrones, demasiado claros para ser nativo.

Ethan y Raizzen, que así se llamaba su acompañante, habían estado dando vueltas por el patio desolado, y... ¡ahora se habían encontrado a dos forasteros en el palacio del sultán! No había duda, debían de ser aquellos que habían ayudado a la guardia.

Ethan echó un vistazo a su alrededor; no había nadie cerca, la mayoría estaban en el patio principal ajetreados con los desastres de la batalla. Los forasteros habían logrado pasar desapercibidos... ¿después de la batalla? Resultaba extraño, muy extraño...

Apunto estaba de responder, sin apartar los ojos de aquella mirada tan intensa, cuando una voz insolente la sacó de su mundo de fantasía. Giró la cabeza muy
lentamente para mirar a los desconocidos, pasando la vista del rubio al moreno.
“¿Y éstos quién demonios son…?”.

Sujeta con firmeza la lanza, que reposaba entre sus piernas, y mira a Kyotsu, esperando a ver cómo reacciona, ya que no quiere enzarzarse en otra pelea así por las
buenas.

Teniendo en cuenta que ella no tenía claro a dónde quería ir, no sabe qué es lo que
responderles, o si hacerlo.

Los dos espadachines vislumbraron a dos personajes, de vestimentas bastantes peculiares. Ambos comprendieron que ellos dos eran los extranjeros que, seguramente, poseerían una nave gumi. Raizzen observo a Ethan hablar, ya que el mismo no estaba acostumbrado al trato con otras personas y temí ser demasiado brusco...

El permanecía callado, con los brazos cayendo a sus lados, aunque estaban preparados paraa sacar a Llanto Eterno de la vaina de su espalda en cuestion de milisegundos....

Kyotsu no oyó a los dos personajes que irrumpieron instantes después de la conversación con Vanessa. Giró la cabeza lentamente siguiendo la mirada de ella, la cual se adelantó con un gesto algo más rápido, y escuchó la pregunta del caballero rubio arabe.

-No sabía que fuese una conversación pública y menos de maleducados. ¿Tu nombre?- Dijo escudrillándole al detalle, viéndo donde se posaban las armas de ambos... y jugando con ésa ventaja; sus costados desprotegidos y seguramente ganase en rapidez.

Kyotsu había dedicado su cuerpo para luchar contra personas que poseyeran armas con filos, sabía del retraso que sufrían al desevainar el arma, y se fijaba en el tipo de filo que era, y si en la vaina había restos de aceite para que resvalara haciendo desenvainados rápidos... Realmente se estaba concentrando más de lo necesario en los detalles. Allí sentado en la fuente, con sus brazos apoyados en sus muslos y dejando caer sus manos con sus dedos entrelazados entre sus piernas.


[[Excepto la lata de refresco xD, sería más o menos así :3]]

- Disculpad mis modales, forasteros. Mi hermana ha desaparecido y eso me ha alterado. Yo soy Ethan Tekei y aquí mi amigo es Raizzen Do'Urden. Tengo una petición que haceros: ¿Podéis llevarme a Ciudad de paso? Os pagaré. Debo comprar una nave gumi, para encontrarla lo antes posible.

Aunque sus modales son bastante deplorables, el chico parece estar algo turbado. Detrás de su sonrisa altanera, rota al final por un rictus de preocupación, parece esconderse un chico desesperanzado.

Escruta el rostro de Ethan, pues así dice llamarse. Parece algo nervioso y preocupado. Se rasca la nuca con la zurda, mirándoles a ambos llena de dudas. De todas formas la nave no era suya, y quien tendría que decidir era Kyotsu.

- Soy Vanessa, y él Kyotsu – Indica al joven a su lado con un movimiento de cabeza, aprovechando para volver a mirarle, y sonreír de forma imperceptible. - ¿Y de qué modo queréis que os transportemos?

Podrían haber llegado sin necesidad de una nave Gumi, ¿qué sabrían ellos? Quizá sólo recurrían a ellos porque no eran de aquella tierra.

Raizzen al captar la actitud poca amenazante de su compañero pensó que este tendría pensado algo, y no quería chafarlo con algún movimiento brusco o malinterpretable. Raizzen escuchó la respuesta de la chica, Vanessa.

- En una nave gumi, que supongo que dispondreis de ella si estais aqui, a menos que tengais otro tipo de transporte entre mundos.- Decía intentando no parecer tan prepotente como solía parecer normalmente, pues necesitaban que los transportaran, almenos a Ethan.

-¿Pagarnos?- Dejó florecer de sus labios
musitantes, en voz bastante baja, entonces se levantó lentamente
cabizbajo hasta el momento de estar erguido completamente, en el cual
elevó la cabeza hacia aquel que decía llamarse Raizzen... Examinándo
ahora en vez de a su espada, escudriñaba su cara con recelo mientras le
contestaba al Árabe de cabellos dorados.

-Bien habeis sabido que no somos originarios de aquí* En ése momento giró la testa y sus ojos se clvaron en los de Ethan*- Y la conclusión de la nave gumi no es incorrecta. Puedo llevaros a Ciudad de paso, pero antes hablemos de negocios-
En instantes miró la cara de Vanessa, por si se molestaba en el hecho
de haber elegido ya destino. Él, que era una especie de mercenario de
Hades quería ante todo un buen combate con alguien digno pero el dinero
jamás estaba de más. Después de cualquier señal que pudiese darle ésta,
viró nuevamente la cara hacia Ethan.

-¿Qué puedes ofrecernos como pago... O cuánto?-
Introdujo así sus dedos en los bolsillos excepto los pulgares y dejó
recaer el peso de su cuerpo sobre sí arqueando un poco la espalda y
flexionando ínfimamente e las rodillas, demostrando bastante altura y
una complexión bastante desarroyada; el moreno de su piel bien podría
pasar desapercibido en aquella ciudad, pero su pelo y sus ojos no.

[[Off: Me voy a inventar cantidades, pero vamos a suponer que es un dinero más que considerable]]

- No sé qué unidad de moneda utilizais en tu mundo, extranjero, pero te daré 1.000 monedas de oro, el equivalente en Agrabah a tener una mansión, tierras y esclavos como para no preocuparte de trabajar nunca más. Te daré más si sabes algo de mi hermana, Fátima.

Era un precio elevado, de hecho, sólo le quedarían 300 monedas de oro que poder llevar para tratar de comprar una nave, pero Ethan sabía que si no iba a Ciudad de Paso, no podría comprar la nave para encontrar a su hermana, así que no podía escatimar en gastos.

- Puedo ofrecerte algún servicio también si quieres, la verdad es que no me resulta nada cómodo pagarte, pero no se me ocurre otra manera de compensar a un extraño. Te ofrecería más cosas si te quedaras en Agrabah, pero sé por experiencia que los viajeros de mundos no suelen quedarse en un sitio fijo.

Ethan hablaba sin tonalidades, serio, secamente. Sus ojos se entornaban por el sol de Agrabah, sus manos enguantadas, que permanecían quietas en el cinturón, su porte firme, como un soldado, dando un aire marcial.

Ella hace un leve asentimiento a Kyotsu, en el fondo le daba igual el lugar, sólo pensaba en una cama mullida y en poder descansar…

Respira hondo mientras observa a los hombres, y sus labios forman una “o” cuando escucha la suma que Ethan ofrece. En cualquier mundo, semejante cantidad de monedas de oro eran una fortuna. Realmente el joven debía estar desesperado para acordar tal cantidad.

Luego se dedica a observar su indumentaria; sí que debían estar acostumbrados al calor sofocante para llevar con tanta soltura aquellas ropas que parecían de todo menos frescas.

Raizzen escuchó como Ethan decía tal suma de dinero y a la chica le cambiaba la faz tras oirlo, él no veía para tanto el dinero, así que no comprendía porque la sorpresa la había fascinado tanto. simplemente desvio la mirada al cielo durante unos momentos, mientras permanecía atento a la conversación, a que iba a decir aquel extraño personaje de pelo canoso prematuramente.

*Kyotsu no dejó ver ningún rastro de sentimiento en su cara. ~"O a ése hombre le sobraba el dinero o no sabía regatear"~;Pensó mientras sacaba la zurda de su bolsillo, llevándola a la frente y arrastrándola hacia arriba, aireando su flequillo y reposicionándolo, ya que en su frente se concentraba bastante sudor por el sofocante calor, sumándole éso sus oscuros ropajes de cuero negro... No notaba mucha angustia, ni sudaba demasiado ya que estaba acostumbrado al calor de sus propias llamas... Aunque no dejeba de ser sofocante.

Tras ése gesto dejó caer la mano a un lado del costado para ahora sacar la diestra del bolsillo y extenderla hacia Ethan.
-Con solo el dinero valdrá, aunque me gustaría tener un combate con vosotros en el coliseo del inframundo algún día, cuándo dispongais de nave gumi- Esperó a que éste sellara el trato y le respondiera a su sugerencia, no pudo evitar tras decirlo, mirar de reojo al de apariencia más oscura y siniestra de todos para que éste pudiese opinar también.

Ethan asintió silenciosamente. El dinero siempre era efectivo. La plebe era así de simple; dinero y se acabó. Por la mente de la plebe nunca pasaba que había cosas mucho, mucho más importantes, como el poder en sí mismo, las tradiciones familiares, o incluso un ser querido.

- Pues si es así y estábais decidiendo iros, vayámonos ahora mismo, por favor. No puedo soportar que mi hermana esté vagando por los mundos... sóla, indefensa.

Los rayos de sol hicieron destellear el mango metálico de su espada, apropiados a la última palabra pronunciada por el joven.

- Me parece buena idea lo del combate en ese mundo del que hablas... - Dijo Raizzen, agradado ante la idea de machacar a aquel hombre, no le agradaba demasado la idea de tener que depender de un hombre para poder avanzar en su misión, él sabía que se le había otorgado el poder de transportarse entre las sombras, atraves del espacio, pero no sabía en las limitaciones del poder ni en si podía llevar a alguien mas consigo, y no podía continuar su misión sin Ethan, por eso tenía que aguantarse y recurrir a estas cosas, a depender de otros....


/////////////////OFF ROL

si no tiene sentido decirmelo por pm, esque lo he ehco a la madrugada y sin inspiracion xd

*Kyotsu guardó sus manos en los bolsillos sin mostrar ningún aprecio en la cara, ni un atisbo sentimental podía verse en aquella tez morena y algo tosca.Así pues se dio media vuelta en dirección al bazar, en la puerta del cual había aparcado su Nacronave gumi, sin esperar que los demás le siguieran o dando un aviso de donde iba a ir.

Parecía callado, reservado y con bastantes malas pulgas.

[]Para ahorrar el post en el bazar[]

Llegaron al bazar, pasando de largo de todo comercio, que a pesar de hacer oidos sordos, Kyotsu escuchaba a los mercaderes como le llamaban y intentaban endosarle algo; si no era una sandía era un collar de perlas falsas...

Al llegar al arco del bazar, éste sacó su mano derecha del bolsillo, sacando así un aparatito circular y negro con un botón rojo en medio. Lo dirigió hacia el horizonte y en cuestión de segundos el camuflaje de la nave se quitó, podiéndose ver una pieza negra, con bordes rojos y algunos adornos en morado. sobre todo, lo que poseía eran armas, muchísimas armas, y espacio para justo cuatro personas.

Pulsó de nuevo el botón y la esfera que hacía de cubierta se abrió arrastrada hacia el lado, y de un salto, sacando la zirda del bolsillo y ayudándose de ésta se introdujo en la nave, pulsando los correspondientes botones y comenzando aquello a hacer ruido de despegue.

Ethan siguió a Kyotsu e instó a Raizzen para que lo hiciera: "Sé lo que hago, amigo" fue todo lo que se cruzaron entre sí los dos compañeros, y ante lo del combate, Ethan no había respondido a nada, sencillamente, aprovechó que Raizzen había dicho algo para ignorar la pregunta.

Quizá pelearan mucho antes de lo que Kyotsu esperaba.

Off: Tío, postea directamente en Ciudad de PPaso, Agrabah me tiene HARTO xD))

Al fin se levantó y caminó tras ellos, utilizando como siempre su lanza a modo de bastón y cerrando la marcha. Había que vigilar a los desconocidos. Mientras andaban, los ojos se le iban hacia Kyotsu sin querer, varios metros por delante y sin preocuparse de si alguien le seguía o no, pero dado que los demás dependían de su nave…

Cuando llegaron a la nave Gummi, les instó a subir antes que ella, y les indicó que se acomodasen en los dos asientos de en medio, pues la nave disponía de cuatro: el de delante para el conductor, dos en el centro, y otro detrás. Obviamente a ella le tocaba en este último, así pues, cuando hubo subido se sentó y se abrochó el cinturón. Tiró del bolso y lo dejó en su regazo; si acaso el viaje se le hacía largo podría ojear el libro. De momento, tocaba no quitarle la vista de encima a Ethan y a Raizzen.