Vagando por los pasillos

Su paso es lento hasta que Kyotsu no llega a su altura. Una de sus manos empuja el libro al fondo del bolso de forma disimulada.

- A ver a dónde salimos...

*Kyotsu se dio la vuelta de donde los dos individuos estaban luchando y introdujo sus manos en los bolsillos de cuero hacendo aquel caracteríastico sonido; su testa permanecia baja, como si fuese a encontrarse algo en el suelo y más tarde comenzó a caminar hacia el fondo del pasillo, pasando por la puerta que antes había abierto Vanessa y cerrándola tras de él con un movimiento de codo hacia atrás algo enérgico de su mano zurda.

De frente a aquella estancia, que parecía ser una biblioteca... ALgo pobre comparada n la que había estado antes, se fijó como involuntariamente vanessa mientras miraba un libro se le subieron los colores. Kyotsu arqueó una ceja y comenzó a caminar hacia ella...

-De donde vengo... Nunca hubo sitio para mi, por lo que no lo puedo llamar hogar y por tanto realmente no vengo de ningún lado-

Se incorporó hasta llegar a su lado viendo como en ése momento guardaba el libro en su bolsillo...

Al ver que él ha reparado en su pequeño hurto le dedica una sonrisa que intenta ser de disculpa.

- No lo echarán en falta, créeme. En cuando a lo que has dicho… no sé, yo creo que perteneces al lugar donde has nacido… Eres bastante enigmático, ¿sabes? - Sus pasos resuenan por la estancia silenciosa, creando algo de eco. Aquello le parecía laberíntico. Nunca se le dio bien la orientación, y allí aparecían puertas por doquier. A algún sitio tenían que ir a parar…

Cuando llegaron a la bifurcación, una de las salidas daba a un enorme y suntuoso salón de tonos rojos y dorados, con mesas repletas de lo que parecían ser maquetas, cojines de vistosos colores en el suelo, y escabeles dorados contra las paredes, también cubiertas por largas y pesadas cortinas. Al fondo de esta estancia se veía la calle. De pronto algo emborronó la hermosa imagen: un pequeño grupo de sincorazón, no más de 5, surgieron de aquella salida sumándose a otros que había en el salón y que ellos no vieron. El grupo se acercaba a la puerta tras la que ellos estaban. Vanessa comenzó a retroceder lentamente.

- ¿Corremos… o intentamos acabar con ellos? – Parecía una encerrona. Tras ellos había otro camino desconocido, que probablemente estaría plagado de sincorazones, o podían retroceder por la “biblioteca” y regresar al punto de comienzo.

*Kyotsu susurra un vanal -A por ellos...- Casi inaudible para Vanessa, entonces giró la testa, aún relajado hacia ella aún apremiantes los sincorazones iban a atacarle en breve y apoyó su diestra en su cadera, pasando luego la zurda por delante de su cara arrastrando el dedo índice por debajo de su nariz.

-Creo que es hora de que me demuestres qué es lo que sabes hacer, tu ya sabes de mi- Y ipsofacto levantó una pierna hacia su lateral impactando en al cabeza de uno de los sincorazones sombra que se había abalanzado contra kyotsu, desplazándolo con fuerza hacia atrás, sin llegar a destruirlo, pero chocando con la pila de sincorazones reunidos para el ataque, dejándolos aturdidos para que Vanessa hiciera algo.

Kyotsu bajó la pierna poniéndose en su acostumbrada psotura de los brazos pendiendo de los bolsillos y susurró de espaldas a ella tras haber hecho la patada -Vamos...-

*Kyotsu vio un despliegue de magia brutal y de hecho quedose alucinado más con los hielos que con los piros. Ésas esquirlas se formaban de la nada en una zona del espacio tiempo desafiando leyes de la gravedad y se lanzaban hacia alante como esquirlas dispuestas a travsar al oponente...

-Algo que yo nunca podré hacer- dijo en un tono de voz medio sin importarle que Vanessa se enterara, aunque era dificil, estando concentrada en la lucha.

"¡Ayudame!" Escuchó de sus labios mientras blandía con fiereza la lanza. Al parecer las reservas de magia se le habían agotado, y él sabía que un mago con poca maná podía dar lugar a un posible desmayo por el gasto psíquico, y por ello guardó fuerzas y recurrió a él, o éso penso mientras ahora, caminante hacia los sincorazones, en sus puños empezaron a salir una especie de llamas azules.

Kyotsu dio una espectacular zancada poniéndose a la diestra de la punta del arma compañera dentro del rango de alcance enemigo para su pierna. Entonces lanzó un puño y una explosión se originó frente a él estando el puño totalmente extendido, entonces giró sobre su pierna izquierda dando así con al derecha una patada semicircular a la altura de su cintura a la explosión y exparciéndola como si fuese una media luna hecha con llamas que atacó apremiante como si de una flama se tratase, consumiéndolos a todos en la llama y haciéndolos desaparecer en un estallido de oscuridad... Menos uno que se pegó al suelo y salió tras pasar el fuego.

-O es muy cobarde o es muy astuto- Añadió finalmente incorporando la pierna recientemente al suelo tras la patada y dándole permiso a Vanessa con un gesto de cabeza para que lo liquidara con la punta de su lanza.

Respiró aliviada cuando Kyotsu se interpuso entre ella y los sincorazón. Su ataque sólo dejó a uno intacto, que osó acercarse más a ellos. Comprendió la seña que su compañero le hacía, y avanzó, con la lanza en paralelo al suelo y a la altura de sus caderas. Con un movimiento brusco ensartó el arma en el estómago del sincorazón y retorció la muñeca girando así la punta metálica dentro de él. Con igual gesto enérgico tiró de la lanza hacia atrás, cayendo el oponente de frente al suelo, y desvaneciéndose antes de tocarlo.

- Gracias… - Apoya la lanza en el suelo, y cierra los ojos mientras coge aire lentamente. Nota los arañazos quemándole en el pecho, pero no quiere empezar a quejarse ya que a sus ojos, bastante ridículo habrá hecho ya. Los palpa con los dedos de la mano izquierda y luego se los mira. En las yemas hay humedades rojizas. Maldice en voz baja la procedencia de los sincorazón mientras se limpia los dedos en la falda.

Le mira un instante, desviando luego los ojos, y se interna en el salón, que ahora está vacío. Se acerca a las mesas con maquetas y le hace un gesto para que se acerque.

-Mira… parece el palacio. – Está inclinada sobre el palacio miniaturizado, fascinada, dándole la espalda.

*Kyotsu da unos pasos hacia delante, alejándose de espaldas a la distraida vanessa con la maqueta del palacio y le sobreviene un sentimiento de tristeza, muy bien oculto tras ésa fiera tez, pero por los gestos y acciones reconocible.

Mira hacia arriba, como si en vez de el techo se encontrase el cielo, dejando los brazos lacios a dendos lados del costado. Se había percatado del arañazo de Vanessa aun así no tenía nada para aliviar la hemorragia.

Tras unos segundos mientras que Vanessa fascinaba con la maqueta éste se repuso de su shock sacudiendo la cabeza diciéndose a sí mismo en un susurro ~~¡No debes pensar ahora en eso Kyo!~~ Y se dio la vuelta para cuándo Vanessa probablemente también se girara, entonces le extendió el índice diestro señalando al pecho de su acompañante....

-Tenemos que darle preferencia a ésa herida- Y bajó el índice de su diestra. -¿Donde puede haber algo que sirva de venda?- *busco por la habitación, sin caer que si ella era maga, podría tener un hechizo de cura o algo similar. Él nunca cargaba pociones ni nada por el estilo, para éso debería llevar una mochila y no era aconsejable para un luchador que en combate tenía que moverse tanto como él; así pues siguió concentrado en identificr algo con la mirada desde su posición.

Cuando se vuelve hacia él y ve que la está señalando, se mira el pecho y luego vuelven los ojos hacia su rostro. Agita la cabeza con despreocupación, como si en lugar de un arañazo, le hubiesen regalado una flor.

- N-no te preocupes, sólo necesito encontrar agua… - Ciertamente, hasta que no lo hiciese, sentiría el dolor, pero intentaba fingir que no lo notaba. Se percató de que parecía preocupado, y se dibujó una placentera sonrisa en sus labios. No se molestó en explicarle el porqué del agua, ya lo vería por él mismo, si es que le quedaban energías suficientes para llevar a cabo el hechizo de sanación. Esperaba que así fuese, puesto que no quería ser una carga literal para Kyotsu. Y sino… ya se las apañaría para limpiar la herida y que no se infectase cuando salieran de allí. No se iba a morir por soportar el dolor un rato.

Tras encogerse de hombros y sonreírle para que no se preocupe, va hacia la salida del salón, donde se ve la calle, y se asoma con cautela. Mira hacia ambos lados. Parece que no hay nadie.
Ahora que no la ve de frente, se despega con cuidado la tela del vestido de la herida, componiendo una mueca de dolor. Tiene las mismas marcas que su piel, una lástima.
Se vuelve a medias y con el brazo le indica que se acerque. Frente a ellos hay una gran balaustrada de mármol, y en algunos puntos escaleras que dan a un jardín.

*kyotsu al prestarle atención por su herida, que no era de mucha gravedad, aunque podía escocer bastante, le hace caso sin comprender el porque del agua, aunque, en sus anteriores visitas, donde luchó con Windollen, había un jardín con una fuente.

-Eh... en las afueras, por los jardines hay una fuente-

No dio explicaciones de por qué lo sabía, pero se acercó con paso lento hasta quedarse a un metro de ella, esperando su siguiente acción, divisando desde allí la calle también por encima del hombro de Vanessa

Sigue mirándole, incluso cuando él se para.

- ¿Y cómo lo sabes…? No hemos venido por el jardín. – Después de mantener en su rostro la mirada perspicaz durante unos segundos, le sonríe y sale con despreocupación a la calle. Se asoma a la balaustrada, quedando apoyada sobre su estómago y con los pies en el aire. “Que boniiiiiiiito”. Cuando vuelve a estar sobre el suelo, va hacia las escaleras, que no son muchas, y le mira desde abajo, como una niña que espera ansiosa a que la sigan para mostrar algo. Con semejante comportamiento cualquiera diría que no la dolía.

Se pone a reflexionar: allí no había ni rastro de Jafar –sólo molestos sincorazón-, además estaba aquel otro mago, que seguro iba también en buscar objetos valiosos. Frunce el ceño. Quizá se le había adelantado…

-Simplemente lo se.- Dijo comenzando a bajar aquellas escaleras sin perder la visión con sus ojos mientras hablaba; luego no se detuvo y se internó en un jardín, en el cual ya se escuchaba el murmullo del agua.

-Es.. Es por aquí-

Le sigue,regalándose la vista con la vegetación exótica del lugar, poco común en el
desierto, aunque esas gentes tenían por costumbre construir grandes ciudades en
los oasis y dónde mejor que en el mismo centro construir el Palacio.

A ella también le llega el sonido del agua. Se aparta el pelo de la cara con una mano, componiendo una mueca de fastidio al rozarse la tela del vestido con la herida. Respira hondo mientras observa a Kyotsu andar con esa actitud tan impasible. Debería entablar conversación, pero parece que a ninguno se le da demasiado bien.

Cuando llegan a la fuente, circular y de mármol – se pregunta de dónde sacan tanto
mármol – se sienta en el borde y le indica a Kyotsu que se ponga junto a ella.
Mete la mano en el agua, le salpica al tiempo que le sonríe, y se humedece la herida. Le da algo de vergüenza ponerse delante de él a cantar nada, pero si no hay hechizo, sigue el dolor; cuestión de prioridades.
Agacha la cabeza y empieza a entonar un breve ensalmo, repitiendo lo mismo cinco veces. A medida que se repite, va notando como el dolor desaparece. Él nota bienestar, ya que no estaba lastimado. Cuando acaba el ritual, levanta la cabeza y le mira.

Ethan y Raizzen se encaminaron hacia palacio, atraídos por los rumores de que dos extraños seres aparecidos de la nada habían luchado a favor del Sultán contra fuerzas oscuras. Como ya habían comentado, si habían luchado contra los sincorazones, y si habían logrado vencerlos, probablemente vinieran de otros mundos, aquellos mundos sobre los que Ethan había sido enseñado e instruido, y sobre los que Raizzen había oído hablar.

Con todo, era obvio que habían llegado tarde para la acción, pues lo único que quedaba en Palacio eran personas tratando de arreglar los desperfectos, llevándose a los muertos, y guardias dando órdenes. A la entrada, un guardia les preguntó por sus motivos para entrar, a lo que un simple gesto de Ethan mostrándole el sello de los Tekei hizo palidecer al fornido guardia.

"Pase... ", dijo el guardia, entrecortadamente.

El ensalmo de Maléfica daba resultado: "Mientras me sirvas, no habrá quien se oponga a tí y a tu familia en Agrabah, mientras no llaméis la atención".

Demos una vuelta por los pasillos, compañero. Quizá algo sea de nuestro interés.

Raizzen siguo a Ethan camino hacia el palacio, ya que el no sabía moverse por la ciudad, ante la posibilidad de una batalla entre humanos y sincorazones, cosa que era de gran interes para los dos caballeros. Ethan les abrio paso a traves del castillo enseñando su sello familiar.

Demos una vuelta por los pasillos, compañero. Quizá algo sea de nuestro interés.-Fue lo uqe dijo al ver que todo estaba ya terminado, la gente estaba limpiando el destrozo de la batalla, donde los unicos muertos eran humanos... no había rastro de ningun sincorazón.

¿Te has fijado que sólo quedan cuerpos de humanos? Es decir, que no hay cuerpos de esos sincorazones... ¿Qué a pasado con ellos? - Pregunto Raizzen a su compañero a ver si el sabía mas acerca de esos seres, de los que el desconocía tanto.

Vanessa... ve aquí xD que ya no estamos en pasillos.

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[[Off: puesto que mi intención era deambular por el patio/jardín y encontraros, continuamos nostros también allí, Rai]]