Un raro par.

Descendió las escaleras al entrar en el castillo, seguido por Vanessa; éste no le esperó hasta no bajar aquella escalinata de caracol hecha de piedra. Entonces, allí se vislumbró; en el hangar Nº2, una nave de color negro y azul eléctrico, con demasiados añadidos ofensivos como para ser una nave de destrucción en una guerra...

-Me la proporcionó un...conocido- Dijo sintiendo que pediría explicaciones con la mirada. Entonces cuándo se incorporó en el mismo piso que él, habiendo termiando la escalera comenzó a andar nuevamente rodeando el hangar nº1 y se puso en perpendicular a la nave, pero de frente a por donde venía Vanessa.

-¿Donde quieres ir?- Pronunció como el típico camorrista que tiene un "buga" y va a darle la vuelta a una "churri", introduciendo sus manos en los bolsillos y encogiendo los hombros

Sus palabras le causan admiración. Ganar con puños a un espadachín… desde luego no todos podían colgarse esas medallas. Aunque también cabía la posibilidad de que fuese un fanfarrón, todos los hombres lo eran.

¿Así que ahora guiaba ella? Tampoco esperaba semejante predisposición del joven, a no ser que éste ya tuviese sus propios planes para con ella. Se pone a pensar en lo que ha leído en la biblioteca: polvo de hadas, el bastón de Maléfica, el bastón de Jafar, el Espejo Mágico, un diamante llamado “El ojo del diablo”, el Caldero Negro, una bola de agua que mostraba el presente… Demasiadas cosas. Se puede apreciar la indecisión en su rostro.

- ¿A dónde quieres ir tú? Creo que en cualquier sitio podré hallar algo que me interese… Bonita nave, por cierto. – Alza una mano y la acerca a la chapa, rozándola con los dedos unos centímetros. Se queda frente a él, con los brazos en jarras y mirándole desde abajo.

*Kyotsu se dio media vuelta y abrió la cúpula de cristal que daba a la sala de navegación; la cual constaba de cuatro asientos de piel de color negra colocadas en cuadrado mirando hacia el frente.

De un salto, apoyando su zurda en el borde se incorporó y subió al asiento de mando, con los controles delante, esperando que Vanessa pudiese entrar con cierta agilidad, sin tener en cuénta a penas que lo más seguro es que no pudiera.

-Iremos a Agrabah, hace poco estuve allí y me gustó su "calurosa" bienvenida -

Encendió las palancas de despegue, calentando motores; los retroproulsores los probó y identificó el botón de teletransporte inmediato a su derecha...

-¿Preparada?. dijo desde el asiento haciendo las cosas previas antes del despegue esperando a que ésta se incorporara.

Le entra la risa floja al ver el acceso a la nave. Él ha entrado como si nada, pero Vanessa lo ve bastante más complicado. Apoya ambas manos en el suelo de la nave y cogiendo impulso hace fuerza con los brazos para elevar su cuerpo. Cuando ya tiene ambas rodillas arriba se levanta y se alisa la ropa.

-Preparada… - Su tono no es demasiado confiado, pues no le gustan las naves, o cualquier cosa que la haga separarse del suelo. Toma asiento junto a él y se ata el cinturón. Observa el interior con curiosidad ya que nunca había entrado en una nave, y luego a él, tocando todos esos botones que para ella no tenían orden ni sentido alguno. “En Agrabah vive Jafar…” Quizá el viaje no fuese tan desencaminado puesto que el báculo del poderoso mago era uno de los objetos que le interesaban.

- ¿A qué te refieres con calurosa…? – El calor la agotaba, pero no iba a empezar a poner pegas tan pronto. Había que hacer de tripas corazón, y luchar por lo que quería, por eso había acabado con Kyotsu. Puede que aquello no fuese tan terrible.

*Kyotsu pulsó el botón de despegue y en cuestión de segundos, tras salir de allí, se introdujeron en el "hiperespacio" viajando así hasta Agrabah. [continuo allí]