En busca y captura de un taller

Tras pasar el dia entero andando por el distrito, se paró a pensarlo de nuevo:

- Donde podría instalar mi taller...No debí largarme de casa sin recoger mas información de la que ya tenía. Soy un desastre....

Por la tarde, ese mismo dia, Anju consiguió por fin los permisos. Después de un cansado dia buscando, consiguió el lugar perfecto para instalarse. El hombre que lo vendía la había mirado desconfiado, pero tuvo suerte la muchacha al ver que la radio de este se había roto. Anju lo convenció enseguida que sería capaz de encargarse del taller ella sola, arreglando la radio en cinco minutos.

Pedir los permisos le llevó varias horas, y cuando hubo acabado todo el papeleo, y colgar el cartel elaborado por ella, ya era bastante tarde. Así que cuando llegó al taller, fue directa a su habitacion a descansar.

Al dia siguiente, ordenó todo y comenzó a estudiar sus manuales para naves Gumi. Seguro que pronto habria clientes y debia repasar bien las lecciones. Cogió la silla mas comoda que encontró, y se sentó a la sombra ante el taller, a la espera de algun cliente.

Después de adquirir el taller, y dejarlo algo decente, preparó los escaparates una vez le llegó las cosas que su familia le habia enviado por correo. Apenas había tenido tiempo de hacer una nave completa, por lo que solo exhibió en ellos los motores de las que pensaba crear.

Al día siguiente, echó cuenta del dinero que le quedaba, y los materiales que necesitaba. Llamó a los proveedores, y compró solo lo necesario. Tan solo le quedaba esperar a que estos llegasen, mientras ordenaba bien el taller y rezaba para que empezaran a llegar los clientes.

Anju apenas hacía pausas durante el día. Pues el taller era inmenso y había mucho que limpiar y organizar.