Una buena noticia

Gilleux se encontraba en su casa, alicaído. No había conseguido cumplir su misión, así que le mandarían al Castillo del Olvido.
Mientras hacia el equipaje con lo más esencial, se abrió la puerta de entrada.

-Ah, Zex... -murmuró Gilleux con desgana.
-¿Qué haces, tío?
-El equipaje. Al final no pude completar la misión...

Zexión soltó una sonora carcajada.
-¿Te parece gracioso que me vaya a pudrir en un castillo mohoso? -dijo Gilleux, furioso.
-¿No te has enterado? ¡Ya enviaron a un pardillo! Era un manta en lo que se refiere a misiones...
-¡Un momento...! ¿¡Entonces no tengo que marcharme!?

Gilleux se puso a saltar por toda la sala, estaba eufórico. Rompió un jarrón y derramó tanto las azaleas que había dentro como el agua.
-Je, je, je... ¿Adónde vas? -preguntó Zexión al ver como el peliazul abría un portal.
-A cualquier lugar menos aquí. ¿¡Cómo quieres que me quede quieto tras haberme dado una noticia tan estupenda!? Tal vez busque a Leks, o me vaya con Renvax... ¡o puede que me encuentre con aquella chica de la playa!

-Je... ¿Sólo te juntas con chicas o qué?
Pero nadie oyó la pregunta de Zexión. Gilleux ya había desaparecido.