Reposando...

Todo se había vuelto oscuridad... los sentidos del inconsciente humano habían sido anulados por completo ante la caida de su conciencia... nada podía hacer para despertar... pues se hallaba sumido en un profundo sueño...

*En el, el joven de oscuros cabellos era capaz de observar a su alrededor una infinidad de granso de arena. Sobre él, un cielo color celeste se alzaba, en su máxima grandeza y belleza. Las nubes se movían con excesiva lentitud, surcando el cielo en toda su anchura. El joven no tardó en descubrir que se encontraba tirado en la arena cuan ancho era, y comenzó a incorporarse con lentitud. Frente a el, se vio formado una inmensa mas acuática, en la que se observaban figuras de animales danzantes y bailarines, que la cruzaban con ágiles saltos y rápidos movimientos.

-¡Jacky, Jacky!

Una voz surcó el espacio llegando en unos segundos a los oidos del humano. Este, giró su cabeza hacia la procedencia de aquella voz, y finalmente, descubrió una pequeña niña de rubios cabellos y pequeño cuerpo, la cual, se acercaba a el en carrera. La niña llegó hasta donde estaba Jack, y seguidamente, se echó sobre sus brazos.

-¡Jacky, Jacky, vamos a jugar!-dijo a voz en grito

El receptor de las palabras parecía confuso. El no recordaba para nada a esa niña de no más de siete años, y ella, en cambio, parecía conocerle a la perfección. Los verdes ojos de la criatura, se alzaron para verse sumidos en la confusa mirada del humano, quien no comprendía nada de la situación...*

Los ojos del humano se abrieron forzosamente al despertar de aquel "sueño". Le dolía todo el cuerpo, el cual, según podía ver, estaba vendado. Trató de incorporarse, pero sin embargo, el dolor se lo impedía.

-¡Ahg!-gruñó.

-Deberías estarte quieto, o volverás a romperte los huesos.

La voz femenina provenía de una silla que se hallaba varios metros por delante del herido chico. En ella, la misma chica que había visto combatiendo, se encontraba con un grueso libro entre sus manos, ahora, observando las reacciones del humano de oscuros cabellos.

-Tenías varios huesos rotos,-prosiguió-tendrás que estarte quieto unos minutos, a pesar de que te he dado pociones y ungüentos curativos, tardarán en regenerarse los huesos rotos.

Anonado, el aún confuso humano, observó la figura de la joven con una cansada mirada.

-Disculpa... lamento las molestias.-ella enarcó una ceja ante las palabras del humano, quien de nuevo se propuso a hablar de su tema inicial- Estoy buscando a alguien llamado Squall Lionhearth y a una tal Yuffie... ¿Conoce usated su paradero o algo sobre ellos?

La ceja alzada se acentuó aún más al oir las palabras del chico.

-Pues claro que conozco a esos dos, chico. Yo soy Yuffie, Squall es el que se marchó en persecución a aquel sincorazón con forma humana.

Un shuriken, a una inmensa velocidad, surcó el espacio hasta rozar levemente el hombro de el recién llegado y rasgar sus ropajes mínimamente, clavándose al final en una de las barras de madera d3e las que disponía la estantería en la que se encontraban los maltratados libros que se lanzaban sin ton ni son.

-Más te vale andarte con cuidado,-decía Yuffie, algo irritada- esta no es tu casa y nadie te ha invitado a entrar.

La de morenos cabellos observaba al hombre con las llamas de la ira rebosantes en su mirada. jack, algo desconcertado aún, giró su cabeza hacia el recién llegado, mientras analizaba sus palabras de entrada.

-¿Acaso querías enfrentarte a mí?-preguntó secamente-Lamento que me encuentres en estas condiciones, pero en breve estaré en pleno nivel físico... ¿No es así?-dijo girándose hacia Yuffie

Ella refunfuñó brevemente, para después, acabar asintiendo.

-No tendrás que esperar mucho para recibir lo que quieres... pero porfavor, mientras tanto, mantén la calma y no actues de manera tan burda.

El Shuriken no llegó a su destino, la diestra ninja logró interceptarlo con velocidad y colocarlo entre sus dedos con un veloz movimiento de manos.

-Si hubiera intentado matarte, habría sido cobarde, sin embargo solo traté de detenerte. ¿Que preferías, que me levantara, fuera hasta ti y te pegara una ostia?

Yuffie parecía rebosar de mal humor, pero poco a poco fue calmándose, y de nuevo, dirigió su mirada al libro que aún yacía entre sus manos, acabando por ignorar al de níveo pelaje.

El que se levantó esta vez, fue JAck, quien apenas sentía ya el entumecinmiento que los golpes habían producido en su cuerpo. Movió sus articulaciones velozmente y se crujió todas y cada una de las partes de su cuerpo.

-Bueno... según veo tu trabajo es parecido al mío... por lo que no puedo dejar que simplemente te apiades de mí, aunque sea tu víctima e intentes matarme. Por lo menos, trata de hacerlo, no seré yo el que te lo impida, tenlo por seguro.

Jack pareció tensarse y prepararse para la respuesta de su oponente.

-¿Y bien... vas a cumplir con tu trabajo?

-¡Chico, chico! ¡No debes esforzarte tan pronto!-la voz de Yuffie sonaba preocupada y aún un tanto irritada.

Las palabras de Yuffie alertaron a los sentidos del humano, y este, sintiendo como las piernas le flaqueaban, cayó al suelo incando la rodilla.

-Uhg...-murmuró entre dientes.

Al parecer, el efecto de las medicinas, o no era tan efectivo, o venía mucho más a la larga. En ese instante, una nueva visitante irrumpió en la sala. Al principio, se mostró como una tímida joven de cabellos azulados, casi negros. Yuffie volvió a gruñir ante esa nueva llegada. La chica pareció retractarse y asustarse un poco ante las palabras de la ninja, haciendo ademán de marcharse. Pero finalmente, fijó su mirada en el humano herido, quien comenzaba a incorporarse de nuevo a regañadientes. La chica formuló una breve pregunta al pelinegro sobre su estado.

-Es esta pierna,-murmuró entre dientes tratando de movilizar su pierna y pie derecho.-Se suponía que debía estar mejor...

La chica se ofreció para ayudarle, ¿Acaso poseía magia curativa? El chico caviló unos segundos observando su maltrecha pierna.

-No se...-murmuró- Es una fractura, ¿Podrías hacer algo?

Por primera vez desvió su mirada de la pierna y la dirigió a la jven recién llegada, al momento que decía:

-Por cierto, me llamo Jack. Jack Dark.

Dirigiéndoles una mirada angelical, dijo:
Encantada, Jack Dark. Yo soy Miia Steel, pero llamame Miia.

Sin pensárselo dos veces, Miia se arrodilló junto a Jack y utilizó su Canto de Ángel para intentar sanar las heridas de su nuevo amigo. Una vez acabado el canto, se levantó.
Luego, dirigiendoles una mirada a las otras dos personas que había en la sala, le dijo:
¿Sabes? Cuando te ofrecí ayuda no me referia solo a curarte las heridas. Dijo mostrando su Hula-hop-espada.
Por cierto, Jack Dark suena muy serio. ¿Que tal si te llamo Jacky? Comentó sin venir a cuento mostrando sus blancos dientes y dedicándole una de sus habituales miradas.

El rostro del chico quedó atónito cuando la joven entonó, con voz digna de un ser supremo, de un ángel. Se decía que esos seres poseían una preciosa voz de soprano y que con ella eran capaces de hacer que muchos seres inferiores les adorasen. La voz de la muchacha era muy cercana a esa descripción. Alternando entre tonalidades graves y agudas, fuertes y bajas. La de azulles cabellos logró llamar la atención de Jack de lleno, pues el joven no era otra cosa que un músico nato, y sabía apreciar a la perfección un don como el que disponía Miia. Una media sonrisa cálida se esbozó al instante en el rostro del pelinegro:

-Magnífico.-dijo con un susurro.

Cuando el canto cesó, Jack pareció despertar de un trance permanente. Hasta el momento, había centrado toda su atención en la melodía, ergo, no había sentido el perfecto estado de su anteriormente molesta pierna. Su sonrisa se ensanchó mínimamente. Tras ello, al igual que su compañera, se incorporó, sin resentirse lo más mínimo.

-Hm...-murmuró la joven- Tienes una voz muy buena, Miia.-opinó Yufie.

Tras su comentarió, dirigió su mirada al recién recuperado.

-Y Jack... será mejor que dejes tu batalla con el destroza-casas para más tarde. No te habrás dado cuenta, pero han pasado unas horas desde que Scuall se marchó...

La atención del humano volvió del todo al mundo real, y la imagen del adulto de morenos cabellos lanzándose sobre el oscuro agujero creado por el sincorazón, se adueñó momentáneamente de su cabeza.

-Tienes razón...-musitó entre dientes.

Tras ello, se dirigió a la mesa, con la única intención de recoger sus espadas.

-Y bien... ¿Te referías a esta ayuda, Miia?-su mirada se movió hasta el de níveos cabellos- Si esperas aquí lucharé contigo al volver, lo prometo.

Su última acción antes de salir de la sala fue dirigir una mirada hacia la de cabellos azulados.

-Muchas gracias por tu ayuda, Miia. Y por supuesto, puedes llamarme Jacky, Dark no es más que un apellido, ¿Y para que sirven las formalidades entre amigos ?

Miia se sorprendió al oír que Jack ya la consideraba una amiga. La sorpresa se tranformó casi al instante en alegría. La chica le contó a su nuevo amigo las razones por las que había llegado a aquel oscuro bastión. No sabía porque lo hacía, simplemente su corazón se lo dictó.

La verdad es que yo me pasaba por aquí buscando a un chico que conocí hace unos días en la playa... Musitó Miia. Pero no lo encuentro y me gusta ayudar a la gente con problemas. Iré contigo, siempre y cuando no tengas algún problema con ello.

La joven de cabello azul se colocó su arma en la espalda, se puso un sombrero naranja que sacó de su zurrón y se dispuso a seguir a su nuevo amigo.
Además... tú tampoco estás nada mal, Jacky. Espero que no tengas novia. Dijo guiñandole un ojo.
Su timidez desaparecía cuando conocía a la persona en cuestión. ¿Por qué iba a ser tímida con un amigo?